Bruselas da garantías a Bélgica para desbloquear los activos rusos
Los Veintisiete ultiman una fórmula legal para desactivar las dudas del Gobierno belga. La UE está decidida a emitir un salvavidas financiero como sea.
La UE aborda uno de los debates más transcendentales de las últimas décadas: usar las reservas rusas soberanas inmovilizadas en la UE por las sanciones al Kremlin para financiar a Ucrania. Es decir, que el invasor, aunque no quiera, compense al país invadido. Queda un último escollo, salvar la negativa de Bélgica, el país donde se custodia la mayoría de esos miles de millones de euros y que reclama complejos avales para apoyar la medida. La última propuesta de Bruselas ofrece al Gobierno belga una batería de garantías de seguridad con el objetivo final de que el riesgo de la decisión y las represalias del Kremlin sean compartidas. “La Unión Europea actuará en plena solidaridad con los Estados miembros y las instituciones financieras de la UE que se vean afectados”, afirma el borrador de conclusiones de la decisiva cumbre de este jueves y viernes en Bruselas.
No todos están convencidos de activar la insólita medida. Bélgica ha expresado su negativa desde el principio y es quien pone la cara, pero Italia, Austria o Bulgaria también tienen dudas. Temen represalias del Kremlin sobre sus empresas, que Moscú confisque cualquier propiedad o activo presente en Rusia, por ejemplo, porque hay compañías europeas que siguen teniendo negocios allí. El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a definir la medida como un “robo”.
El deseo de la mayoría de Estados miembros, no obstante, es emplear los activos rusos, unos 210.000 millones de euros bajo custodia en varias entidades europeas, la mayoría en la belga Euroclear. Pero aun en el caso de que Bélgica no abra la mano, el mensaje es muy claro: la UE encontrará una solución como sea —que podría pasar por emitir deuda común— para lanzar un salvavidas financiero a Kiev que evite su bancarrota y permita que siga negociando con Estados Unidos y Rusia en una posición menos débil. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha asegurado que los líderes no se marcharán hasta que se encuentre una solución financiera para Kiev.
“No hay acto de defensa europea más importante que apoyar la defensa de Ucrania”, ha insistido este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula von der Leyen. “Los próximos días serán cruciales para asegurarla. Nos corresponde a nosotros decidir cómo financiar la lucha de Ucrania. Conocemos la urgencia. Es máxima”, ha remarcado.
Bruselas ofrece tres tipos de garantías. La primera es la mutualización del coste si Bélgica tuviera que devolver esos activos en función de la renta de cada país (son unos 210.000 millones en total, aunque de Bélgica se usarían unos 93.000: a España le tocaría en torno al 10% de la suma final). Además del colchón de los Estados miembros, el presupuesto europeo se utilizaría como salvavidas de emergencia si algo se tuerce. La segunda pasa por que el compromiso de cada Estado miembro sea adicional a cualquier otra cantidad que se aporte para la futura reconstrucción de Ucrania. La tercera consiste en cerciorarse de que ningún socio tenga acuerdos bilaterales con Rusia de ningún tipo que le impida participar en la operación, en cuyo caso se comprometería a anularlo.
Una ecuación que se completa con otras garantías, como el “reparto de cargas y coordinación de esfuerzos con el G7 y otros socios afines, incluyendo la preservación de la iniciativa de préstamos del G7″, siempre según el borrador de conclusiones de la cumbre.
El precio de Bélgica es elevado. Pide unas garantías ilimitadas en volumen y tiempo, apuntan fuentes diplomáticas. Y no se cansa de repetir que esta no es su opción preferida, que le parece mucho mejor que la Comisión Europea pida un préstamo en los mercados de capitales garantizado con el margen presupuestario que hay en las cuentas de la UE. Con ese dinero se financiaría la ayuda a Ucrania que le correspondería al club comunitario, unos 90.000 millones de los 136.000 millones que Kiev precisaría en 2026 y 2027, según los números hechos por el FMI.
Pero esta segunda posibilidad presenta varios inconvenientes. La propia Comisión Europea lo advertía cuando la presentó a finales de noviembre: el problema de esta última opción es que “implica garantías que los Estados miembros tienen más posibilidad de repercutir en la deuda y déficit nacionales”. Y eso preocupa en bastantes capitales. Hay, además, otro escollo político considerable: Hungría. En principio, recurrir al margen presupuestario para salir a los mercados a pedir prestado precisa el visto bueno de los 27 y Budapest, el aliado más próximo a Moscú en la UE, no daría su visto bueno. Hay otros socios que tampoco ven con buenos ojos esa opción, como Eslovaquia.
Sin embargo, en la última semana ha pasado algo que hace pensar a algunos en Bruselas que tal vez no haría falta la unanimidad que siempre se pensó imprescindible para activar esta segunda opción. Para congelar de forma permanente los activos rusos, la UE recurrió al artículo 122 de los tratados, que permite que en circunstancias extraordinarias se puedan aprobar medidas económicas por mayoría cualificada. Varias fuentes diplomáticas confirman que incluso un muy alto cargo de las instituciones comunitarias preguntó si podía recurrirse a esta vía hace algo más de una semana en una reunión de los ministros de Finanzas. Otros, en cambio, creen que no puede explorarse ese camino. Esa vía parece explorable.
El mero hecho de que se haya pensado en esta opción da una idea de la apuesta que supone para Europa dar un paso adelante y financiar al país invadido. Para las instituciones comunitarias y países como Alemania, donde el canciller Friedrich Merz ha invertido un inmenso capital político en defensa del uso de las reservas rusas, fallar no es una opción. No solo se trata de financiar a Ucrania, sino también de enviar un mensaje claro a Rusia. Y a Estados Unidos, que exige a Europa que afronte sin Washington el apoyo a Ucrania para hacerse con un lugar en la mesa de negociación en la que se sentarán las bases de la arquitectura de seguridad de Europa. No encontrar una solución financiera para Ucrania, dejar ahora caer al país invadido, equivaldría a una rendición.
El objetivo es que los lideres abran la puerta a usar esas reservas soberanas. Una vez se consiga el acuerdo político en la cumbre, tendrá que empezar a discutirse la letra pequeña sobre cómo usarlas y cuándo se puede emitir ese “préstamo de reconstrucción” —sin intereses— para Ucrania, que Kiev solo tendrá que devolver si Rusia acepta pagar por los daños causados en su guerra imperialista.
No hace falta unanimidad para movilizar los fondos rusos. Eso significa que se podría ignorar a Bélgica si el resto está de acuerdo (incluso sin los afines al Kremlin como Hungría o Eslovaquia, saldrían los números).
Sin embargo, es una decisión de tal calado, tan sensible, que son pocos los que quieren (por ahora) ignorar al socio más damnificado. “Esto no puede hacerse a expensas de ningún Estado miembro”, ha afirmado Von der Leyen este miércoles en el Parlamento Europeo. “Nuestra propuesta establece salvaguardias para garantizar el máximo nivel de protección para todos los Estados miembros”, ha dicho en referencia a Bélgica. Sin embargo, todo puede cambiar.
La presión sobre Bélgica, además, es inmensa. El Kremlin ha asegurado que considera el uso de sus activos soberanos un motivo de guerra. En Euroclear, la entidad financiera donde se custodia en Bruselas la mayoría de esas reservas de Moscú, su directora financiera y su familia viven con escolta por las amenazas sufridas. Y las agencias de calificación estadounidenses han empezado a lanzar amenazas sobre posibles rebajas del rating.
La amenaza de represalias de Putin por los activos congelados sacude las capitales de la UE
Las amenazas de Moscú de tomar represalias contra las empresas occidentales por la decisión de la UE de congelar indefinidamente los activos rusos han aumentado las preocupaciones en algunas capitales europeas que siguen recelosas de utilizar los fondos para apoyar a Ucrania.
La semana pasada, el bloque acordó mantener 210.000 millones de euros de activos de Moscú inmovilizados en el futuro previsible como parte de los planes para canalizarlos hacia un préstamo de 90.000 millones de euros a Kiev durante los próximos dos años, diseñado para ayudar a defenderse de la agresión rusa y reforzar el papel de Europa en las conversaciones de paz lideradas por Estados Unidos.
Rusia ha prometido “la respuesta más dura” si sus activos soberanos se utilizan para financiar a Ucrania, en una amenaza que ha alarmado a países como Bélgica, Italia y Austria.
Aunque Moscú aún no ha revelado qué otras medidas podría adoptar, los funcionarios han estudiado la posibilidad de confiscar cualquier activo occidental restante en Rusia, según una persona familiarizada con los planes.
El presidente Vladimir Putin calificó el mes pasado los planes europeos como “robo de propiedad”.
Las amenazas de Moscú llegan mientras los líderes de la UE se reúnen el jueves en Bruselas para una cumbre crucial para decidir sobre la financiación para mantener a Ucrania solvente durante los próximos dos años, mientras Bélgica sigue resistiendo la presión de otras capitales para aceptar el préstamo de 90.000 millones de euros obtenido contra los activos.
El primer ministro belga, Bart De Wever, dijo que el riesgo de represalias rusas contra su país, que alberga la abrumadora mayoría de los activos, es demasiado grande y exigió que los otros 26 estados miembros de la UE proporcionen garantías financieras y legales para compartir la carga.
Bélgica exige garantías “ilimitadas” en alcance y duración, según dijeron funcionarios informados sobre las negociaciones de último minuto, pero otras capitales han dicho que eso es imposible.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, asistirá a la cumbre para exponer personalmente su caso ante De Wever, y los funcionarios de la UE han dicho que la cumbre durará lo que sea necesario para llegar a una decisión.
«Esto es crucial para Ucrania», declaró un alto diplomático de la UE que participó en las negociaciones. «Por eso, Bélgica tiene que sumarse».
El banco central ruso ya ha interpuesto una demanda por 18 billones de rublos (229.000 millones de dólares) ante un tribunal de Moscú contra Euroclear, el depositario central de valores con sede en Bruselas que custodia 185.000 millones de euros de activos soberanos rusos congelados. La primera audiencia está prevista para mediados de enero.
El Kremlin también ha elaborado una serie de medidas regulatorias que facilitarían más incautaciones.
Según una investigación del Instituto de Economía de Kiev, en 2024 las empresas occidentales tenían al menos 127.000 millones de dólares en activos en Rusia.
El Kremlin ya ha confiscado o congelado activos de al menos 32 empresas occidentales en respuesta a disputas anteriores, causando pérdidas de al menos 57.000 millones de dólares, dijo el Instituto KSE.
Los activos, las inversiones y los dividendos de las empresas que permanecen “están básicamente bajo el control de Rusia”, dijo la directora del Instituto KSE, Nataliia Shapoval, añadiendo que las empresas están obligadas a “ceder sus derechos sobre la inversión”.
Rusia podría confiscar las filiales locales de empresas occidentales en virtud de un decreto firmado por Putin en septiembre que introduce un procedimiento acelerado de nacionalización. El Kremlin explicó la decisión como una forma de responder rápidamente a «actos hostiles», como la confiscación de sus activos por parte de la UE.
Las autoridades belgas creen que Euroclear sería la primera víctima de una posible represalia en Rusia, ya que alrededor de 17.000 millones de euros de los activos de sus clientes todavía están inmovilizados allí y en riesgo, según personas familiarizadas con el asunto.
«El uso de activos inmovilizados en Euroclear podría tener consecuencias potencialmente perjudiciales para este país y para Europa en su conjunto», dijo De Wever al Parlamento belga a principios de este mes.
Aunque 1.903 empresas extranjeras se han retirado de Rusia o han reducido sus operaciones allí desde el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania hace casi cuatro años, 2.315 siguen activas en el país, según el Instituto KSE.
Entre ellas se incluyen las sucursales rusas de bancos como el austriaco Raiffeisen y el italiano UniCredit, que generaron importantes beneficios durante la guerra, pero no pueden repatriarlos debido a la prohibición del pago de dividendos. Las empresas extranjeras obtuvieron 19.500 millones de dólares en beneficios en Rusia el año pasado, según el Instituto KSE.
Andrea Orcel, director ejecutivo de UniCredit, dijo en una audiencia en el Senado italiano el mes pasado que el banco no tenía planes de retirarse de Rusia a pesar de que tenía alrededor de 3.500 millones de euros de capital varados allí.
“Si me nacionalizan es una violación legal y mantengo un crédito con la Federación Rusa a perpetuidad”, dijo Orcel.
La semana pasada, el gobierno italiano respaldó la decisión de la UE de congelar indefinidamente los activos rusos, pero también expresó su preocupación por los posibles riesgos de utilizarlos para financiar a Ucrania.
El senador italiano Claudio Borghi, del partido de extrema derecha Liga, un socio pro-empresarial y amigo de Rusia en la coalición de Giorgia Meloni, advirtió de las repercusiones si la UE sigue adelante con sus planes.
«¿Cómo pueden pensar que robar el dinero de otro país no conducirá a un desastre aún mayor?», declaró Borghi al Financial Times. «La primera consecuencia es que Rusia se sentirá libre de confiscar todos sus activos extranjeros».
Austria también está preocupada por la posibilidad de que Moscú pueda tomar medidas para apoderarse de Raiffeisen, el banco más grande del país, que reportó ingresos de 2.900 millones de dólares en Rusia el año pasado.
“Este es un territorio legal inexplorado y, francamente, hay una creciente incomprensión sobre por qué la Comisión no habla más con los estados miembros y al menos les da la sensación de que sus preocupaciones se toman en serio”, dijo un funcionario austriaco.
Las incautaciones podrían afectar a inversores occidentales que tenían valores rusos cotizados en bolsa antes de la invasión, así como a empresas occidentales con participaciones en empresas u operaciones rusas en el país.
Tras la congelación por parte de los países occidentales de cerca de 300.000 millones de dólares de activos soberanos rusos al comienzo de la guerra, Moscú respondió prohibiendo a los inversores occidentales vender sus valores rusos y retirar las ganancias. Los dividendos y cupones se depositan en las llamadas cuentas de tipo C, bajo control ruso.
Rusia ha permitido que algunos inversores occidentales retiren parte de los fondos. Sin embargo, es probable que las cuentas de tipo C hayan aumentado significativamente de valor desde marzo de 2023, cuando Rusia reveló que allí se encontraban 500.000 millones de rublos (6.300 millones de dólares) en activos occidentales congelados, según Alexandra Prokopenko, exfuncionaria del banco central.
Sberbank, el mayor banco de Rusia, anunció que el año pasado pagó alrededor del 25% de su dividendo de 787.000 millones de rublos para 2024 a cuentas de tipo C. Las sumas han seguido acumulándose a pesar de que muchas empresas occidentales han amortizado las inversiones.
Los dividendos de BP provenientes de su participación del 19,75 por ciento en Rosneft probablemente totalicen unos 340.000 millones de rublos, dijo Prokopenko, mientras que una decisión judicial de 2024 dijo que JPMorgan tenía 243.000 millones de rublos en activos rusos «principalmente» en cuentas tipo C.
“Este es uno de los ases de Moscú. Si Europa decide tomar medidas con respecto a las reservas rusas, Rusia puede simplemente transferir fondos de las cuentas de tipo C al presupuesto”, dijo Prokopenko. “Les proporciona una fuente de ingresos directos cuando tienen déficit y un gasto excesivo en defensa”.
La medida también demostraría que Rusia está «dispuesta a pagar ojo por ojo», añadió. «A diferencia de Europa, el Kremlin puede hacerlo rápidamente sin verse envuelto en audiencias judiciales».
El Kremlin también ha amenazado con demandar a gobiernos, empresas e inversores individuales occidentales en tribunales extranjeros.
Dos docenas de oligarcas y corporaciones rusas ya han impugnado la congelación e incautación de activos ante tribunales regidos por mecanismos de resolución de disputas entre inversionistas y Estados en virtud de tratados internacionales. Las reclamaciones rusas ascienden a al menos 62 000 millones de dólares, según un análisis de Amigos de la Tierra, una organización ambientalista.
“El objetivo no es ganar, sino crear riesgos, aumentar los costes, prolongar las cosas y desmoralizar” a las entidades involucradas en el plan para financiar a Ucrania, declaró Prokopenko. “Cuanto más se prolonguen las demandas, más tiempo tardará la UE en aprovechar al máximo los activos rusos”.
Bélgica teme posibles demandas en virtud de un tratado de inversión que ha firmado con Moscú, junto con Luxemburgo. El oligarca sancionado Mijaíl Fridman ya reclama a Luxemburgo una indemnización de 16.000 millones de dólares por la congelación de sus activos.
Los abogados que asesoran a la Comisión Europea han expresado dudas de que Rusia pueda impugnar con éxito el uso de sus activos soberanos en virtud de tratados bilaterales de inversión.
Los tribunales de inversión carecen de jurisdicción para conocer una disputa relacionada con la presunta expropiación de activos soberanos de Rusia, escribió Covington en un análisis jurídico al que tuvo acceso el Financial Times. El bufete afirmó que el riesgo de que los Estados miembros de la UE sean llevados ante otros tribunales internacionales se ha exagerado considerablemente.
La comisión también había hecho “extremadamente poco atractivo para terceros países cooperar con Rusia en la expropiación de activos europeos”, dijo un alto funcionario de la comisión.
Alemania, principal impulsor del plan de congelación de activos, ha «dejado claro una y otra vez que el principio básico de toda esta operación es que todos corren el mismo riesgo», declaró otro diplomático de la UE. Berlín creía que usar los activos rusos era la única manera de seguir financiando a Ucrania sin endeudarse más, añadió el diplomático.
Si no funciona, sin duda será una señal desastrosa para Ucrania. Europa también fracasará como actor geopolítico, añadieron.
