¿Dónde está la “comunidad internacional”? El silencio cómplice sobre Honduras
Elaborado por: Marina Urrizola —directora ejecutiva del Centro para la Observación y Fortalecimiento Electoral de América Latina y el Caribe—
La pregunta es inevitable y punzante: ¿Dónde está esa tan sobrevalorada “comunidad internacional” cuando la democracia de un país centroamericano se desmorona frente a sus ojos? La respuesta es tan cruda como la realidad misma: está lejos de Honduras, manteniendo un silencio absoluto y, por ende, cómplice.
Mientras el sistema electoral hondureño sufre embates que socavan su legitimidad, quienes suelen rasgarse las vestiduras por la libertad parecen haber optado por la indiferencia. Como observadores que asumimos el compromiso de vigilar la transparencia, no podemos callar ante el desmanejo legal que el Consejo Nacional Electoral (CNE) está permitiendo —o peor aún, impulsando—.
Crónica de una manipulación anunciada
Desde antes de la jornada del 30 de noviembre, las señales de alerta sobre el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) eran evidentes. No fueron errores técnicos fortuitos; fue una manipulación desde su concepción. Del análisis técnico y legal se desprenden hechos que no pueden ser ignorados:
Inconsistencias y opacidad: El TREP mostró fallos críticos desde la misma noche de su implementación. Lo más grave es que, violentando toda norma técnica y legal, los parámetros del sistema fueron intervenidos arbitrariamente.
El secuestro del escrutinio: La Ley Electoral vigente establece un procedimiento detallado para el escrutinio especial. Sin embargo, lo que vemos hoy no es un proceso institucional, sino un recuento que parece manejado por un “grupete” partidario, avalado por observadores internacionales trasnochados que han olvidado su deber de imparcialidad.
La custodia del voto: Es imperativo que las actas se contabilicen en su totalidad y, de ser necesario, se cuente voto por voto. Las urnas deben ser el reflejo fiel de la voluntad popular, no del deseo de un candidato.
La institucionalidad no es opcional
Honduras posee un marco legal y una Constitución Nacional que dictan los pasos a seguir ante crisis de esta magnitud. Si los resultados de la Elección General resultan “irreconstruibles” bajo los parámetros de la ley, la solución debe buscarse en la Carta Magna, no en el capricho de un partido político.
No se puede permitir que una organización política secuestre las instituciones y las moldee a la medida de un candidato títere. La democracia no es un traje a la medida del poder de turno.
Un llamado a la acción
Es momento de que el CNE se atenga a las leyes que lo reglamentan. La institucionalidad debe estar por encima de cualquier interés partidista. Como observadores, exigimos los informes técnicos correspondientes y el respeto absoluto a la legislación vigente.
La comunidad internacional puede seguir mirando hacia otro lado, pero nosotros no. La historia recordará a quienes validaron con su silencio el atropello a la voluntad de un pueblo. Es hora de dejarlo claro, con la fuerza de la ley y la ética: Honduras se respeta.
