La negociación del salario mínimo en Colombia
Jaime Villamil
David Ricardo y Karl Marx advirtieron de los conflictos existentes entre clases sociales por obtener una mayor participación de ingreso en un sistema capitalista. “La determinación de las leyes que regulan la distribución es el problema fundamental de la economía política” escribió David Ricardo en 1817.
La escuela de pensamiento económico dominante (neoclásica) creó un aparato intelectual en el que define una función de producción en términos de sus factores productivos; capital y trabajo, y hace que la remuneración de cada uno de ellos se deba a la productividad que cada uno aporta. Con esto a nivel teórico se elimina la tensión entre clases sociales.
En su libro “Seis Lecciones de Economía”, Sergio Cesaratto muestra que a inicios de siglo XX la Fundación Ford y Rockefeller financiaron programas académicos en Chicago, Harvard, Columbia, y otras universidades de élite en EEUU que, mediante el ofrecimiento de becas, la creación de centros de investigación, y el apoyo a revistas científicas, ayudaron a consolidar la hegemonía del pensamiento neoclásico.
John Maynard Keynes había sido educado en la tradición neoclásica por Alfred Marshall. Michał Kalecki había estudiado de manera autodidacta a Karl Marx. Ambos coincidieron en que el consumo era el determinante de la producción, y negaron el planteamiento neoclásico de que “toda oferta crea su propia demanda”. Después del fenómeno de estanflación ocurrido en los años 70 donde se presentó recesión con alta inflación y alto desempleo, el enfoque de demanda perdió fuerza. En adelante impulsar la demanda a través del consumo asalariado ya no fue relevante, y el ajuste del salario mínimo dejó de estar por encima de la tasa de interés.La participación del salario en el producto empezó a declinar y se transfirió a los dueños del capital. Posterior a los años setenta, el incremento del salario real dejó de reflejar su productividad, y la brecha entre estas dos variables entre 1999 a 2013 alcanzó más de 10% en promedio en las 35 principales economías (1). Lo que hemos visto en las últimas décadas es que se impuso el enfoque de oferta, y la propuesta de reducir el salario real de los trabajadores para estimular la rentabilidad del capital. Es decir, con solo el hecho que las empresas amplíen su capacidad productiva, en esta concepción, es posible generar crecimiento económico.Kalecki planteó que las empresas capitalistas fijan sus precios en función del poder de mercado. El margen de utilidad es la medida de ese poder. Consiste en un porcentaje adicional en el precio después de cubrir los salarios y los costos de los bienes intermedios empleados en la producción. Un mayor poder de mercado concede a las firmas la prerrogativa de ajustar sus precios al alza haciendo que los salarios reales caigan y que la participación de su ganancia en el producto se incremente.
Crecimiento Económico vs Margen de Utilidad

En la gráfica 1 se observa que en la última década el margen de utilidad en Colombia se ha comportado en sentido contrario al ciclo de negocios (2). En una fase contractiva el nivel de precios cae y las empresas elevan el margen de utilidad con el fin de mantener su ingreso, no obstante, en el largo plazo los costos de las materias primas tienden a caer y el desempleo a subir, de modo que el margen de utilidad tiene que moderarse. En la fase de auge, los precios de las materias primas recobran sus niveles, la tasa de desempleo se reduce y se restaura el nivel de demanda que promueve un mayor nivel de precios dando lugar a un margen de utilidad menor. En un estudio reciente del Ministerio de Hacienda se mostró que “las utilidades de las firmas han aportado sistemáticamente más a la inflación que la remuneración de los asalariados.”
Como el poder de mercado es diferente entre actividades económicas, la inflación se convierte en un mecanismo de redistribución de la riqueza donde pierden ingresos aquellos sectores que son más competitivos y lo capturan aquellos sectores con estructuras oligopólicas. “Lo interesante de la inflación –dice el economista Blair Flix– no es que los precios suban, sino que suben a ritmos diferentes. Esto crea ganadores y perdedores, es decir se redistribuye el ingreso.” En la gráfica 2, para la última década en Colombia, se observa la relación inversa que existe entre el nivel de precios y la participación de los salarios en el PIB.
Inflación y Participación del Salario en el PIB

Las empresas colombianas expresan su poder en la mesa de concertación del salario mínimo (3). Fenalco anunció que no participará de la mesa de concertación por considerar que no tiene garantías para el debate. Quizás por “garantía” se refieren básicamente al hecho que, en la mesa de negociación, la orientación económica de gobiernos anteriores era manifiestamente partidaria del pensamiento neoclásico. Si los gremios no llegasen a imponer su propuesta de ajuste, su respuesta es subir los precios para mantener su ingreso en detrimento de los salarios. ANIF expresó recientemente que “cuando el ajuste del salario mínimo supera significativamente la suma de la inflación y la productividad, se generan riesgos macroeconómicos importantes: presiones inflacionarias, encarecimiento del empleo formal que puede llevar a aumentos en la informalidad y mayores costos fiscales para el Estado” (4). Con esto están diciendo que la respuesta de las empresas frente a un aumento de los salarios para 2026 que ellos consideren “exagerado” (el gobierno y los sindicatos piensan en un aumento de 11%) es producir desempleo e inflación.
De acuerdo con la Encuesta Mensual de Expectativas de Analistas Económicos realizada por el Banco de la República, se espera que la inflación de este año cierre en 5,34%, cuando el ajuste del ajuste del salario mínimo que se hizo para 2025 fue 9,53%. En su posición para este diciembre ANIF vuelve a desconocer que la demanda agregada, resultado de un aumento amplio del salario mínimo, mientras se esté por debajo de la plena utilización de la capacidad instalada, no desborda la inflación, esto porque se puede recurrir a inventarios y a la generación de empleo. Desde septiembre de este año la tasa de desempleo presentó un nivel de 8,2%, el más bajo desde 2001. Por otra parte, el crecimiento económico actual es bajo y señala que existe espacio para llegar a una plena utilización de la capacidad instalada. El crecimiento económico de largo plazo colombiano ha estado un poco más arriba del 3%. Año corrido, con base en el último dato conocido por el DANE, la variación real del PIB muestra un crecimiento de 2,8%, es decir que aún queda capacidad instalada por usar.
En la gráfica 3 se muestra la diferencia en puntos porcentuales entre la propuesta de ajuste de los trabajadores respecto de la propuesta de las empresas. Las mayores tensiones en la negociación se reflejan posterior a un año con mal desempeño. Es el caso de la negociación del salario mínimo para 2021. En 2020 se contrajo el PIB 7,2% debido a las medidas de confinamiento aplicadas por el Covid-19. La puja en la mesa de concertación era de 12%, y el ajuste que decretó el gobierno de Iván Duque resultó 2,12% por debajo de la inflación realizada en 2021.
Puja entre Asalariados y Empresas por el Salario Mínimo

En el primer año del gobierno Petro, aunque la puja era menor, de 5 puntos porcentuales, el ajuste al salario mínimo también resultó siendo inferior a la inflación realizada en 3 puntos porcentuales. En los años siguientes los ajustes han sido más cercanos a la pretensión de ajuste de los sindicatos. Esto por un lado ayudó a contener la ralentización derivada de la baja ejecución del presupuesto público, y por otro lado mejoró la participación de los salarios en el producto que pasó de 31,25% en 2022 a 33,82% a 2024 (5).
Para finalizar se concluye que, con la decisión de anticipar la inflación frente al aumento propuesto para 2026 por los sindicatos y respaldado por el gobierno, las empresas colombianas estarían reduciendo el rendimiento esperado de sus decisiones de inversión y restringiendo las ventas futuras de su producto. Un aumento del salario mínimo por encima de inflación y productividad, mientras no se alcance el PIB potencial, trae crecimiento económico acompañado de una inflación controlada.
- Ossa H., D. F. (2018). Productividad y distribución del ingreso: implicaciones sobre el salario mínimo colombiano, 2001-2016. Revista de Economía Institucional, 20(39), 231-255
- El margen de utilidad aproxima por la relación entre ingresos y costos operacionales de las empresas activas que desde 2015 tienen su información en el Sistema Integrado de Información Societaria -SIIS- de la Superintendencia de Sociedades. Esta relación se pondera por el tamaño de los activos de las empresas para tener un dato general. La información contable aquí es comparable ya que desde 2015 las empresas adoptaron el estándar contable NIIF. Las actividades económicas con mayor margen de utilidad en el país son: sector inmobiliario, sector educación, servicios de intermediación financiera, sector de comunicaciones e infraestructura digital, y el sector transporte y de almacenamiento.
- El artículo 56 de la Constitución Política se creó la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, que es un cuerpo colegiado tripartito encargado de negociar el ajuste del salario mínimo. Está conformado por empresarios, gremios sindicales y gobierno, y conforme a la Ley 278 de 1996 tiene hasta el 15 de diciembre de cada año para tomar la decisión. La Comisión cuenta con una Subcomisión de Productividad encargada de realizar los cálculos de la productividad con base en la función de producción neoclásica Cobb-Douglas. En 1999 la Corte Constitucional mediante sentencia C-815 estableció que, en todo caso, el ajuste no puede ser menor a la inflación causada del año en que se negocia.
- El Espectador. Aumento del salario mínimo generaría un impacto fiscal de COP 1,12 billones: ANIF. Columna del viernes 14 de noviembre de 2025.
- El reconocimiento de solo la inflación en el ajuste del salario mínimo va reduciendo la participación de los salarios en el PIB. Un aumento que reconozca inflación y la productividad (como se calcula en el modelo neoclásico) solo contribuye a mantener constante dicha participación.
