Comienza la campaña para el plebiscito constituyente del 26 de abril

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Contexto Nodal
El 4 de octubre de 2019 el presidente Piñera anunció el aumento del transporte público en unos 30 pesos (1,16 USD, aproximadamente), lo que provocó que estudiantes secundarios impulsaran evasiones masivas en el metro. Esa forma de protesta se masificó desde el 18 de octubre y dio lugar a un estallido social en el que salieron a la luz las múltiples demandas del pueblo chileno. La respuesta del gobierno fue la represión y la implementación del Estado de Emergencia. Las movilizaciones y cacerolazos continúan en todo el país mientras proliferan las denuncias de violaciones a los DDHH por parte de Carabineros. El 26 de abril se realizará un plebiscito para definir si se cambia la Constitución y, en caso de aprobarse, la modalidad con la que se llevará a cabo.

Chile arranca la campaña electoral hacia el plebiscito constituyente

Este miércoles a las 0 hora comenzó oficialmente la campaña para el plebiscito constitucional previsto para el 26 de abril.

La campaña comenzará casa por casa, en la calle, en la prensa escrita o en la radio, ya que los spots televisivos solo están permitidos un mes antes del referéndum.

El plebiscito constará de dos preguntas. La primera es si se aprueba o no la elaboración de una nueva Constitución, y la segunda, qué tipo de organismo discutirá y redactará la eventual nueva Constitución.

Todos los sondeos apuntan a que en la primera pregunta arrasará la opción del «apruebo». Según el último informe de la consultora Cadem, el 67 % de la población está a favor de una nueva Constitución, frente a un 27 % que se manifiesta en contra.

Sin embargo, en cuanto a la segunda pregunta el electorado se encuentra bastante más dividido sobre si el órgano encargado de redactar el nuevo texto debe ser una asamblea formada solo por ciudadanos electos (Convención Constituyente) o integrada también por diputados (Convención Mixta).

Como ha denunciado La Izquierda Diario Chile, ambas opciones son creaciones del Parlamento y el Gobierno, instituciones profundamente cuestionadas por la población, por lo tanto, la cancha se presenta previamente rayada por el régimen actual.

Ese es un enorme límite a la demanda que resuena en las calles: una nueva Constitución donde se pueda cambiar lo que sea necesario para terminar con las miserias, como las pensiones privadas, la salud, el salario, la vivienda, los derechos, etc. Las reglas que puso el Gobierno y su Parlamento hacen que sea difícil conseguir el objetivo.

Con estas dos variantes se busca poner límite a los cambios estructurales del régimen legado por el dictador Augusto Pinochet. En ambos casos, el presidente será Sebastián Piñera, que hoy tiene una aprobación del 6 %. También en ambos casos, los jóvenes -que por decisión y astucia propia iniciaron el estallido- quedan afuera, porque no podrán votar los menores de 18 años. También se limita la capacidad de decisión de la propia Convención Constituyente, ya que se estableció que con un tercio más un voto se puede negar cualquier iniciativa.

También se garantizaron los intereses imperialistas al impedir la modificación de tratados internacionales o de libre comercio, que hacen que hoy se destinen recursos a proteger las inversiones extranjeras en desmedro del pueblo trabajador. Además se mantuvo la Ley de Partidos que beneficia a los partidos tradicionales con financiamiento empresario y de grupos económicos y perjudica a los candidatos independientes. Estos tampoco tendrán garantizado espacio en televisión, lo que dificultará que las voces del pueblo lleguen a todos los rincones del país.

En ninguno de los dos casos habrá paridad de género y tampoco la participación de los pueblos originarios ni de los dirigentes sindicales y poblacionales.

Como se puede ver, en las dos alternativas constituyentes quedan afuera elementos necesarios para que una nueva Constitución satisfaga las demandas de la población que salió a las calles, por lo que cumple la función de mantener los pilares de los últimos 30 años.

El plebiscito es la principal apuesta del Gobierno del presidente Sebastián Piñera para desactivar la grave crisis que vive el país desde octubre pasado, con una treintena de fallecidos y miles de heridos, además de episodios de violencia extrema y acusaciones contra las fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos.

El mandatario conservador, que tiene los niveles más bajos de popularidad desde el restablecimiento de la democracia (entre un 6 % y un 9 %), ordenó a sus ministros guardar silencio y limitarse a alentar la participación, muy diezmada en las últimas elecciones presidenciales.

Su partido, Renovación Nacional (RN), ha dado libertad de acción a sus militantes y hará campaña por las dos opciones con el eslogan común «Queremos lo mejor para Chile»: «Los militantes pueden votar lo que quieran pero hay una mayoría interna por el rechazo», afirmó a Efe el secretario nacional de RN, Felipe Cisternas.

Los otros dos grandes partidos de la coalición gubernamental mantienen posturas diametralmente opuestas. Mientras el liberal Evolución Política (Evópoli) hará campaña por una nueva Carta Magna, el derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) es el principal enemigo del proceso constituyente.

Por su parte, el Partido Comunista viene impulsando el “apruebo” y la opción de Convención Constituyente.

El Partido de Trabajadores Revolucionarios, grupo que impulsa La Izquierda Diario en Chile, viene impulsando la necesidad de luchar por una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre y Soberana, “que garantice la voz de la juventud con el voto a partir de los 14 años, de los dirigentes sociales y sindicales, de los pueblos originarios y de las mujeres. Los representantes serían elegidos 1 cada 20.000 electores y siendo revocables si es que así se decide democráticamente. Al mismo tiempo, la Asamblea Constituyente puede decidir sobre cualquier tema o tratado con tal de asegurar la satisfacción de las demandas de manera completa, sin limitaciones ni organismos que niegue las resoluciones. Y sobre todo, no se plantea con Piñera a la cabeza, al contrario, Piñera debe estar fuera de éste proceso estando fuera de su cargo actual como presidente”. Estos objetivos “pueden lograrse con unidad y la fuerza única de trabajadores, estudiantes, mujeres y pobladores en lucha, con paros efectivos convocados desde los sindicatos y las grandes centrales como la CUT y la CONFECH, para avanzar hacia la Huelga General y conseguir la destitución de Piñera e imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para romper con el régimen heredado de la Dictadura, acabar con la represión y conseguir integralmente todos nuestros Derechos y necesidades”.

Si el plebiscito es aprobado, la elección de los constituyentes se realizará en octubre, coincidiendo con las elecciones regionales y municipales, y la nueva Constitución -que debe redactarse en un máximo de un año- se ratificará en otro plebiscito, este con voto obligatorio.

La Izquierda Diario


Plebiscito 2020: Qué implica votar Apruebo o Rechazo el 26 de abril

El plebiscito del 26 de abril será el primer gran hito electoral de 2020. El plebiscito de entrada será con voto voluntario, a través de dos papeletas. Una para Aprobar o Rechazar la redacción de una nueva Constitución y la otra para elegir el mecanismo que la redactaría: una Convención Constitucional o una Convención Mixta Constitucional.

Si gana la opción Rechazo, el proceso termina ahí. Se mantendría la actual Constitución y cualquier reforma o cambio en el futuro se realizaría según las normas que tenemos hoy.

Pero si gana la opción Apruebo, se abre otro camino y toma importancia la segunda papeleta para saber cuál órgano redactaría la nueva Carta Magna. Una Convención Mixta Constitucional estará integrada por 172 miembros repartidos de forma equitativa en un 50% por parlamentarios y en un 50% por ciudadanos electos especialmente para estos efectos.

Mientras que una Convención Constitucional estará integrada por 155 miembros específicamente electos para estos efectos, y terminado su mandato se disuelve.

Será el Presidente quien deberá convocar a la elección de los miembros de la convención ganadora y se escogerán el 25 de octubre, mismo día en el que se realizará la elección de alcaldes, concejales y gobernadores regionales.

Una vez conformada la Convención, esta tendrá nueve meses para entregar el texto redactado y aprobado, o 12 meses si se solicita una prórroga.

Si el texto se aprueba, el presidente debe convocar a un plebiscito de salida en el que el sufragio será obligatorio. En esa instancia, nuevamente estarán las opciones Apruebo o Rechazo.

¿Y qué pasa si en ese plebiscito gana el Rechazo? Continuará vigente la Constitución de 1980.

En caso de que gane el Apruebo, se promulgará y entrará en vigencia diez días después la nueva Constitución.

CNN Chile

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