Brasil | Boulos tiene razón, Lula erró: la izquierda necesita un proyecto de país – Por Ricardo Kotscho

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Ricardo Kotscho(*)

Uno de los más jóvenes del liderazgo de izquierda en Brasil, Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), está demostrando el juicio que les falta a los más veteranos, en momentos de discutir las estrategias para las elecciones de 2022. El expresidente Lula da Silva se precipitó esta semana al lanzar desde la nada el nombre de Fernando Haddad para ser nuevamente el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), sin oir la opinión de los otros países, incluso el propio.

Boulos tiene toda la razón al responder a Lula en Twitter: “Defiendo que la izquierda busque la unidad para enfrentar a Jair Bolsonaro. Para eso, antes de lanzar nombres, debemos discutir el proyecto”. Eso era exactamente lo que faltaba en 2018: unidad y proyecto. Si la izquierda repite el mismo error, logrará el mismo resultado, y Bolsonaro volverá a triunfar.

Mientras Ciro Gomes y Lula siguen sorprendidos, con viejos berrinches, Boulos y Flávio Dino, gobernador de Maranhão, muestran lucidez y madurez. No quieren imponer sus posibles aplicaciones. «El nombre del candidato presidencial debe ser el punto de llegada, no el punto de partida», defendió Boulos, en declaraciones a Mônica Bergam.

Y explicó su posición: “Todos los partidos tienen el derecho de lanzar su candidato. Pero, con Jair Volsonaro gobernando el país, es preciso buscar la unidad. La unidad debe comenzar por la confluencia en jn proyecto, y no lanzando varios nombres a la palestra. Si se hiciera eso, la pulverización quedaría garantizada”.

La propuesta de Boulos es similar a la de Flavio Dino: construir una mesa en la que la izquierda pueda debatir y alcanzar puntos comunes, con la participación efectiva de la sociedad civil. Y sólo después de ello, discutir nombres.

No suma nada que Lula y Haddad vuelvan a viajar por el país, sin tener nuevas berenjenas para ofrecer a la feligresía, sin explicar por qué y para qué el PT quire volver al poder. Aislado, el PT tendrá grandes oportunidades de perder nuevamente, como aconteció en las últimas elecciones, cuando lanzó un binomio pura-sangre de Sao Paulo, que obtuvo el 8,7% de los votos, y ni siquiera pasó a la segunda vuelta.

Ante el fracaso de un frente amplio de izquierda con la centro derecha inventado por Rodrigo Maia en torno a la candidatura de Baleia Rossi, del MDB, en la eleccipón presidencial de la Cámara de Diputados, a la izquierda sólo le resta unirse en la construcción de un proyecto pare el país, como comienzo, medio y fin que se contraponga al desastre ferroviario de extrema derecha bolsonarista.

La llamada derecha democrática quedó nuevamente sin candidato, como en 2018, con la implosión de los partidos DEM, PSDB e MDB, a punto de volver a hablar sobre la candidatura de Luciano Huck. No da siquiera para situar a esos tres partidos en la oposición a Bolsonaro, porque ya están golpeando la puerta de este gobierno, como diría el viejo (gobernador y candidato presidencial trabalhista) Leonel Brizola, que cumpliría 99 años esta semana.

Hasta Fernando Haddad parecía sorprendido, perdido, en la entrevista concedida a la CNN, en la que no lograba escuchar en direcgtop a los entevistadores y no respondía a sus preguntas, repitiendo el mismo discurso de las pasadas elecciones.

Lula colocó el carro al frente de los bueyes y dejó a Haddad en al lluvia, sin programa ni equipo, para encarar una nueva campaña presidencial. Es mejor llamar a los otros partidos de izquierda, comenzar de cero el juego, aceptando el hecho de que el candidato no precisa ser, necesariamente, del PT.

Guilherme Boulos y Flávio Dino son nombres nuevos que precisan ser oídos. La historia camina hacia adelante, clon los ojos en el futuro: el pasado no elige a nadie.

(*) Periodista y autor brasileño. Fue galardonado dos veces con el Premio de Periodismo Esso y dos veces con el Premio Vladimir Herzog.


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