América Latina Día Cero – Por Matias Capeluto, Nicolás Malinovsky y Pilar Unsain                                     

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Día Cero

Por Matias Capeluto, Nicolás Malinovsky y Pilar Unsain *

La serie “Día Cero”, protagonizada por Robert de Niro, trae al imaginario colectivo una premisa actual y realista, un gran apagón energético -black out- en Estados Unidos, que afecta el funcionamiento de todas las formas de comunicación, digitales y analógicas, que median la vida social en el siglo XXI. La consecuencia: caos, muertes y desconcierto social y político; ¿una verdadera distopía?

El 28A será recordado como un “lunes negro” en el viejo continente tras el gran apagón en España. La primera hipótesis alude al “Dia Cero”, un “ciberataque”, los más realistas, hablan de una falla en el sistema de transporte que provocó una caída de la generación del 60% en tan solo 15 segundos.

Este evento que sorprende al denominado “primer mundo” o Norte Global, es recurrente en los países en vía de desarrollo o Sur Global, que lejos de teorías futuristas, son producto de fuertes disputas de intereses por el control de los recursos energéticos y falta de inversión en infraestructura para el desarrollo regional.

La región latinoamericana se encuentra en una ascendente crisis energética, evidenciada por una serie de recientes apagones que han afectado a diversos países. Argentina no es la única nación que sufre estos problemas, ya que situaciones similares se han reportado en  Cuba, Panamá, Chile y Ecuador.  Esta situación revela un contexto regional preocupante en materia energética y que no deben considerarse como meros hechos aislados.

Argentina tuvo recientemente fuertes cortes en lo que va del año 2025. Ejemplos de esto son: salida de servicio del sistema interconectado nacional (SADI) en las regiones del NEA y Centro el 15 de febrero y el fuerte corte en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el pasado 05 de marzo, con antecedentes que se remontan al 1 de marzo de 2023 con una pérdida del 43% del sistema y el apagón en todo el país el pasado 20 junio de 2019 bajo el gobierno de Mauricio Macri.

Estos eventos son síntomas de una degradación del sistema energético, impulsada principalmente por la falta de inversión en transporte, distribución y generación de energía, que se ha profundizado a partir del año 2016 con la llegada de Macri al gobierno nacional y en particular con la llegada nuevamente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio de 2018.

La falta de inversión en infraestructura está intrínsecamente ligada a las prácticas de empresas multinacionales con intereses en América Latina. En lugar de reinvertir las ganancias en la mejora de los servicios, estas empresas priorizan el giro de dividendos a sus casas matrices. Este comportamiento del sistema financiero, que prioriza la captación de la mayor renta posible por encima de la mejora del servicio, se erige como un factor clave en la problemática.

Además, el sector energético ha dejado de estar al servicio del entramado productivo en la región primando su comercialización como commodity vinculado al sistema financiero. Esta transformación y la disputa por el control energético, explica en gran medida la situación actual, donde la lógica financiera parece primar sobre las necesidades de inversión en la infraestructura para garantizar un suministro energético confiable vinculado a un sistema de desarrollo industrial.

Una de las respuestas posibles a esta problemática tiene que ver con la política regional e internacional. A nivel regional, la UNASUR supo tener un Consejo Energético de Sudamerica, que no logró desarrollar todos sus objetivos, pero que tuvo como misión la cooperación y complementación en materia energética. Por ejemplo, la necesidad de realizar sistemas de interconexión eléctricos, gasoductos -como el afamado “gasoducto del sur” entre Venezuela y Argentina-, el anillo energético del sur, programas de producción de biocombustibles, entre otros numerosos temas, fueron un eje casi central en el tratamiento de alianzas estratégicas. Es una agenda clave para pensar la agenda de la integración regional a futuro.

Por otra parte, en materia de alianzas globales, Javier Milei, quien ha expresado relaciones carnales con EE.UU e Israel, rechazó la invitación a ser parte de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) cuyo rol es significativo en el sector energético. El bloque controla el 40% de las reservas de petróleo del mundo, cifra que ascendería al 60% si se incluye a Venezuela. Sin dudas una oportunidad perdida.

En suma, la crisis energética que afecta a varios países de América Latina parece ser el resultado de una combinación de factores que incluyen la falta de inversión histórica en infraestructura, las prioridades financieras de las empresas con presencia en la región y las dinámicas de un sector cada vez más ligado al capital financiero en detrimento de los sectores productivos que buscan el control y explotación de los recursos energéticos del sur global en beneficio del norte global.

Ante semejante panorama, resulta imperioso trazar una agenda opuesta -desde abajo y desde arriba- donde los recursos energéticos estén al servicio de la comunidad toda, de los pueblos de América Latina, que aboguen por un desarrollo pleno en nuestra región.

*Matias Capeluto. Licenciado en Ciencia Política. Ex director ejecutivo Casa Patria Grande ¨Pdte. Néstor C. Kirchner¨- Coordinador ejecutivo Grupo de Puebla. Presidente de Asociación Civil Latir.

Nicolás Malinovsky. Ingeniero Eléctricista (UNRC). Magíster en Gestión de la Energía (UNLa) y docente de UNPAZ. Director del Observatorio de energía Ciencia y Tecnología.

Pilar Unsain. Licenciada en Ciencias Políticas (Universidad Nacional de Villa María) y maestranda en Relaciones Internacionales (UNSAM). Miembro de la Asociación Civil Latir.


 

 

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