Cómo los medios de comunicación occidentales fabrican el consentimiento para atrocidades, desde Irak hasta Gaza – Por Assal Rad *                                                                                                                

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Cómo los medios de comunicación occidentales fabrican el consentimiento para atrocidades, desde Irak hasta Gaza

 

                                                                                                             Por Assal Rad 

 

A menudo se dice que, al mirar en retrospectiva, el resultado es 20/20; que entendemos algo mejor después de ya sucedido. Ese es ciertamente el caso de la guerra de Irak, que contó con el apoyo de todo el espectro político en Washington y de la mayoría de los estadounidenses en el período previo a la invasión, que cumplió 22 años el pasado 20 de marzo. Años después, el consenso es claro: la guerra fue un error significativo de Estados Unidos, lanzada sobre la base de mentiras y falsedades de la administración de George W. Bush.

En retrospectiva, el público estadounidense también cambió de opinión, ya que la mayoría llegó a ver la invasión como un error. Aun así, muchos expertos de la época advirtieron de las consecuencias de una guerra no provocada y cuestionaron las afirmaciones de la administración Bush sobre la posesión de armas de destrucción masiva por parte de Irak, que se convirtieron en el principal y erróneo argumento que justificó la invasión. En 2002 y principios de 2003, el sonido de los tambores de guerra provocó protestas en todo el mundo que culminaron en las mayores manifestaciones contra la guerra de la historia.

Por supuesto que ahora sabemos que Irak no tenía armas de destrucción masiva y que las otras afirmaciones de la administración Bush sobre Sadam Husein que utilizó para justificar una invasión tampoco eran ciertas. Sin embargo, cuando se avecinaba la invasión, una mayoría significativa de estadounidenses creía en las falsedades presentadas por la administración Bush para justificar su guerra ilegal. Aceptaron sus afirmaciones de que el gobierno de Sadam Husein ya poseía armas de destrucción masiva o estaba cerca de obtenerlas. En una encuesta del Pew Research Center realizada en octubre de 2002, el 65% de los encuestados dijo que Irak estaba cerca de tener armas nucleares; otro 14 % creía que Irak ya las poseía. La mayoría de demócratas y republicanos también creían en la afirmación de que Sadam Husein había ayudado a los atacantes del 11-S.

¿Cómo se explica esta discrepancia entre lo que la gente creía y lo que era cierto?

Mucho se ha escrito sobre el papel de los medios de comunicación en la fabricación del consentimiento para la invasión de Irak en 2003. Después de todo, la mayoría del público obtiene su información de los medios de comunicación, que moldean nuestro pensamiento y comprensión de los acontecimientos mundiales, aunque el panorama mediático actual está mucho más fracturado que en 2003, cuando las redes sociales tal y como las conocemos hoy en día apenas existían. En el período previo a la invasión de Irak, no hay duda de que la falta de cuestionamiento por parte de los periodistas a la narrativa del gobierno estadounidense y el que no informaran los hechos, sino que transmitieran sin crítica alguna las afirmaciones y los puntos de discusión de la administración Bush, fue fundamental para que el público estadounidense apoyara inicialmente la guerra.

Sin embargo, no hubo rendición de cuentas por parte de la administración Bush, que esencialmente se salió con la suya en los crímenes de guerra, ni por parte de los medios de comunicación y las instituciones que ayudaron a mentir y vender la guerra al público estadounidense. La falta de responsabilidad fue tan flagrante que, un año después de la invasión, el entonces presidente Bush bromeó diciendo que no había encontrado armas de destrucción masiva ante una audiencia de periodistas que se rieron a carcajadas, en una gala para la Asociación de Corresponsales de Radio y Televisión en Washington.

Las consecuencias de esta impunidad se manifestaron de la manera más vil posible durante el último año y medio, cuando el mundo fue testigo de las peores atrocidades de este siglo llevadas a cabo por Israel en Gaza, con el pleno respaldo de Estados Unidos. A pesar de las abrumadoras pruebas de genocidio en Gaza, incluido un informe del Comité Especial de la ONU que determinó que las acciones de Israel eran consistentes con el genocidio y los informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch con la misma conclusión, la administración de Biden continuó armando y financiando los crímenes de guerra israelíes. La administración de Trump ha mantenido las mismas políticas de apoyo incondicional a Israel, mientras que en sus primeras semanas de regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha hecho un llamamiento para que EE. UU. «se haga cargo» de Gaza y expulse a toda su población palestina.

En lo que respecta a los medios de comunicación, parece que no se han aprendido lecciones de los catastróficos resultados de la guerra de Irak hace más de 20 años. Los principales medios de comunicación occidentales, como The New York Times, Associated Press, Reuters, la BBC y otros medios similares, han pasado gran parte del año pasado encubriendo el genocidio de Israel en Gaza, repitiendo sin crítica alguna las afirmaciones y los argumentos del gobierno israelí sobre Gaza, al igual que hicieron con la administración Bush sobre Irak. Los medios de comunicación occidentales han enmarcado durante mucho tiempo la cuestión israelo-palestina de una manera que oscurece o incluso justifica la ocupación de los territorios palestinos y el sistema de apartheid establecido por parte de Israel durante décadas. Pero la transmisión constante de masacres y horrores desde Gaza una y otra vez desde octubre de 2023, que el público ha visto gracias a las redes sociales y a los periodistas palestinos sobre el terreno, ha provocado esta vez una protesta mundial.

En lugar de cuestionar las declaraciones del gobierno y el ejército israelíes, o del gobierno estadounidense, que repite sin cuestionar lo que dicen los funcionarios israelíes, los grandes medios de comunicación occidentales se han comportado en gran medida como taquígrafos de los medios de comunicación estatales. Titular tras titular, los medios de comunicación occidentales han omitido mencionar a Israel en repetidas ocasiones al informar sobre el número de muertos por los ataques aéreos en Gaza y el Líbano; han utilizado la voz pasiva cuando los ataques se atribuyen a Israel; han sembrado dudas cuando mueren palestinos; y han deshumanizado a los palestinos con sutiles diferencias en la elección de palabras utilizadas para describir a los israelíes.

En muchos casos, las historias importantes de Gaza no se informan o apenas se mencionan, y la cobertura es insuficiente para mostrar el número de víctimas diarias de hombres, mujeres y niños palestinos en Gaza. El informe de la ONU que concluye que las acciones de Israel fueron consistentes con el genocidio casi no recibió cobertura por parte de los medios occidentales. En otros casos, como el de la inanición deliberada de palestinos en Gaza, un claro crimen de guerra, los medios no lo atribuyen a las políticas y acciones israelíes.

He pasado más de un año documentando el papel de los principales medios de comunicación occidentales en la fabricación del consentimiento para el genocidio que comete Israel en Gaza. Lo que esperaba conseguir era simplemente que la gente pensara de forma más crítica sobre los titulares y los reportajes que ven y que tomara nota de cómo pequeños cambios en el lenguaje pueden cambiar el encuadre y cómo se entiende la misma historia o tema.

El mundo ha cambiado mucho desde la invasión estadounidense de Irak en 2003. Las redes sociales, los teléfonos inteligentes, el periodismo independiente y los periodistas ciudadanos en Gaza han mostrado a los estadounidenses, y a todo el mundo, lo que el gobierno y los medios de comunicación estadounidenses han tratado de ocultar. Mientras Israel comete atrocidades en Gaza con armas estadounidenses y dinero de los contribuyentes, es hora de que los periodistas occidentales rectifiquen los errores del pasado y denuncien la verdad.

 

* Assal Rad es Doctora, especialista en historia de Oriente Medio y activista política afincada en California. Trabaja en investigaciones y textos relacionados con cuestiones de política exterior de Estados Unidos, Oriente Medio, el Irán contemporáneo e Israel/Palestina. Es autora de The State of Resistance: Politics, Culture, and Identity in Modern Iran (Cambridge University Press, 2022). Ha publicado artículos en Newsweek, The National Interest, The Independent, Foreign Policy y The American Prospect, entre otros. Ha aparecido como comentarista en BBC World, CNN, Al Jazeera y NPR, entre otros. Artículo traducido desde el sitio DAWN, donde sólo ha sido rticulista invitada.

 

 

Sobre la autora: https://www.middleeasteye.net/users/assal-rad

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