Los especuladores petroleros hicieron negocios con el fracaso de Trump e Israel

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Los especuladores petroleros hicieron negocios con el fracaso de Trump e Israel

Werther Sandoval

Mientras EEUU, el Reino Unido e Israel hacían y hacen uso de las maniobras de la denominada flota oscura para poder transitar sus tanqueros por el estrecho de Ormuz y el golfo Pérsico sin ser detectados por Irán y Yemen, los inversionistas sesudos en análisis de inteligencia y en el manejo de información privilegiada se aprovecharon del “echarse para atrás”, de los “reculeos” de Trump y los sionistas para sacarle ganancias al petróleo en Wall Street.

Como cualquier país víctima de las medidas coercitivas unilaterales e ilegales inventadas y aplicadas por ellos mismos, tanto EEUU, Reino Unido e Israel están empleando las tácticas usadas por los corsarios de la creciente flota de más de 1.200 tanqueros que transportan petróleo de Venezuela, Irán, Rusia sin coberturas de aseguradoras, ocultando sus identidades, burlando los sistemas satelitales de localización y mudando crudos de un buque a otro en medio de los océanos.

El pasado 28 de junio, la agencia RT informó que, en el estrecho de Ormuz, las embarcaciones petroleras se están haciendo pasar por barcos rusos y chinos con el propósito de evitar ataques, mientras persisten las dudas sobre el alto el fuego entre Israel e Irán.

“La percepción entre los dueños de las embarcaciones es que, debido a la naturaleza compleja de la navegación, es difícil conocer o determinar con claridad las nacionalidades de los barcos que podrían verse más amenazados, a saber, los de Reino Unido, Estados Unidos e Israel”, opina Ami Daniel, director ejecutivo de la firma de análisis de riesgo marítimo Windward.

RT relata que del 12 al 24 de junio unos 55 barcos que transitaron por el estrecho y el mar Rojo enviaron 101 señales atípicas, llegando inclusive a afirmar que transportaban petróleo ruso o eran de propiedad china, ya que dichos países tienen menos probabilidades de ser atacados. Algunas tripulaciones incluso llegaron a sintonizar transmisiones de radio chinas para desviar la atención, como lo hizo un portacontenedores con la bandera de Panamá.
La agencia destaca que el estrecho de Ormuz es la ruta de tránsito más importante del mundo para el petróleo y el gas procedentes de los principales países exportadores. La costa sureña del estrecho pertenece a EAU y Omán, mientras que la norteña es controlada por Irán.

En 2024, el flujo de petróleo a través del estrecho promedió 20 millones de barriles por día, o el equivalente a alrededor del 20 % del consumo mundial de líquidos derivados del petróleo, según datos de la Administración de Información Energética de EEUU. Debido a este gran volumen de tráfico y a su regularidad, cualquier interrupción amenazaría con sacudir el mercado mundial de la energía y tener un fuerte impacto en la economía global.

Ante tamaña importancia de este estratégico canal, una decisión como la tomada por la Asamblea Iraní de proponer al Presidente y al Consejo Supremo de Seguridad Nacional de ese país cerrar el estrecho de Ormuz, los precios del petróleo en los mercados de futuros de las materias primeras debieron haberse disparado.

Pero no. Ocurrió lo contrario. Para nada perdieron la tendencia a la baja que arrastraban desde el 21 de junio, cuando Israel continuaba su agresión en contra de Irán y este país mostraba una fuerte e inesperada respuesta y resistencia a la arremetida bélica de EEUU y los sionistas.

Y es precisamente la resiliencia iraní uno de los factores de mayor significación que pudo haber influido para que los inversionistas se mostraran renuentes a tomar posiciones que empujaran los precios al alza.

La debilidad mostrada por la llamada Cúpula de Hierro creada para proteger a Israel de ataques con misiles, unida al rechazo a otra guerra por parte del pueblo consciente de EEUU, con el consecuente deterioro de la imagen pública de Trump, alimentó entre los inversionistas la tesis de que Irán no tendría necesidad de cerrar Ormuz ni habría daños significativos a la industria petrolera persa.

Pero, además, el filtraje de información de inteligencia de que el bombardeo estadounidense a los centros subterráneos de enriquecimiento Uranio no había logrado su cometido mostró la debilidad bélica de Trump y reforzó la percepción de una mayor capacidad de residencia de Irán.

Con tal caudal informativo, muchos inversionistas adictos a las ganancias rápidas con las manipulaciones especulativas del mercado de futuros optaron por irse corto, una vieja y riesgosa estrategia que consiste en pedir prestada una acción o commodities, contratos de petróleo a futuro, con la promesa de pagar un interés y regresarlo en un plazo determinado.

El contrato es vendido por el especulador al precio alto que se encuentra, en nuestro caso, el barril de petróleo, impulsado por el alevoso ataque de Israel a Irán; pero tan pronto y haciendo uso de la información de inteligencia que demuestra la fragilidad de la arremetida de Trump y los sionistas, cuando el barril de crudo cae, lo recompra, lo regresa a su dueño y se queda con la ganancia definida por el diferencial de precios.

El 13 de junio, por efecto de la agresión de Israel a Irán, el crudo Brent escaló 13% hasta 75,15 dólares, pero tan pronto los especuladores percibieron que la agresión militar no lograba sus objetivos, los precios asumieron una tendencia a la baja. El pasado viernes borró la ganancia obtenida y cerró en 67,77 dólares. La cesta venezolana se ubicó en 52,60 dólares después de haber escalado a 62.

En otras palabras, una variable clave que aportó, en su momento, más indicios que los misiles sobre el curso de la guerra, fue el movimiento de los precios de los mercados a futuros; en este caso, el barril de petróleo, en Wall Street.

“… los inversionistas (…) se aprovecharon del “echarse para atrás”, de los “reculeos”, de Trump y los sionistas para sacarle ganancias al petróleo en Wall Street”

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