Políticas públicas en la era digital – Por Márcio Pochmann

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Márcio Pochmann *

Desde la Paz de Westfalia hasta el SINGED (Sistema Nacional de Geociencias, Estadística y Datos), la historia demuestra que los datos son poder. Si en su día los censos moldearon los estados-nación, hoy la soberanía estadística se ve amenazada por las grandes tecnológicas.

La Paz de Westfalia, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), sentó las bases del Estado moderno tal como lo conocemos hoy. Este hito transformó las relaciones internacionales al reducir significativamente la hegemonía que anteriormente ejercía la Iglesia católica.

En los siglos siguientes, con el auge de la Ilustración europea, se observó un proceso sistemático de sustitución del dogma religioso por la primacía de la razón. En este contexto, la ciencia y el conocimiento comenzaron a consolidarse como los referentes principales de la acción estatal.

En este escenario, observamos el surgimiento –o resurgimiento– de los censos demográficos y otras formas de encuestas estadísticas, dando lugar a lo que podemos considerar los primeros sistemas estadísticos nacionales, estructurados gradualmente en Europa hasta el siglo XIX.

La emblemática experiencia sueca de realizar un Censo en 1749, combinada con los Congresos Estadísticos Internacionales, que comenzaron en Bélgica en 1853, estimularon la estandarización de los métodos, conceptos e investigaciones estadísticas en todo el mundo, reforzando la importancia del papel de la estadística para la acción del Estado.

En este sentido, la realidad observada y la evidencia, desde la perspectiva de la razón ilustrada, revelaban, por un lado, una creciente confianza en la capacidad humana para comprender el mundo a través de la razón y la ciencia, rechazando dogmas y supersticiones.

Por otra parte, se consolidó la idea de que la acción humana, al ser instrumentalizada por el Estado, podía orientar la formulación e implementación de políticas públicas orientadas a resolver problemas concretos y atender de manera más efectiva las necesidades de la población.

Experiencia brasileña

Brasil, a su vez, organizó su Sistema Estadístico Oficial hace 154 años, con la creación de la Dirección General de Estadística (DGE), en 1871. En una sociedad todavía agraria, esclavista y en transición hacia el capitalismo, las políticas gubernamentales del Segundo Imperio (1840-1889) comenzaron a implementarse con cierta base en la realidad registrada por ese incipiente sistema estadístico.

El primer Censo Demográfico realizado en Brasil en 1872 ejemplifica la transición en el papel de la información estadística en el país. Sus resultados cuestionaron la visión de nación promovida previamente por el Instituto Histórico y Geográfico Brasileño (IHGB), revelando una realidad social diversa y desigual. Con la Proclamación de la República en 1889, se restableció el Sistema Estadístico Oficial y se sometió a un proceso de fortalecimiento, con mayor alcance técnico y reorganización institucional.

A finales de la década de 1920, la producción de la Dirección General de Estadística (DGE) ya se había consolidado como una de las principales referencias para la formulación de políticas gubernamentales en una sociedad mayoritariamente agraria.

Destacó en este período la introducción del Anuario Estadístico Brasileño en 1916 y la realización del primer Censo Agropecuario, que, como parte integrante del Censo General del País de 1920, se constituyeron en hitos importantes en la institucionalización del Sistema Estadístico oficial en Brasil.

Con el advenimiento de la Revolución de 1930, el proyecto desarrollista nacional cobró nuevo impulso, acelerando la transición del modelo agrario tradicional y de larga data a una sociedad cada vez más urbana e industrializada.

Para ello, se creó una institución comprometida con la convergencia de la estadística y la geografía, enfocada en brindar apoyo técnico para las nuevas políticas públicas que demanda la Era Industrial. Desde 1936, y a lo largo de las últimas nueve décadas, el IBGE ha cumplido su misión institucional de presentar a Brasil con la información necesaria para comprender su realidad y ejercer la ciudadanía.

En este contexto histórico, el Sistema Estadístico Oficial –una robusta producción de información, pero todavía bastante descentralizada– buscó atender el conjunto de demandas inherentes al proceso de modernización nacional, orientado a transformar el agrarismo primitivo y ancestral en la nueva sociedad urbana e industrial.

En la actualidad prevalece un conjunto fragmentado de bases de datos y registros administrativos, operados de manera descentralizada y con un costo presupuestario significativo.

La era digital

A medida que la Era Industrial se transforma en la Era Digital, el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) ha buscado reorganizar sus acciones en respuesta al aumento de la desinformación estadística y la erosión de la soberanía nacional de datos. Tres nuevos ejes de la actual revolución de la información han desafiado los estándares convencionales del Sistema Estadístico Oficial del país.

Por un lado, observamos la novedad que representan las operaciones a gran escala que involucran datos de múltiples fuentes. Al ser realizadas por grandes empresas privadas extranjeras, generalmente con un carácter oligopólico, estas llamadas big tech tienden a socavar el papel central del Sistema Estadístico Oficial, rompiendo el tradicional monopolio público sobre la recopilación, el análisis y la interpretación de datos. Como resultado, parte de la soberanía nacional sobre la información estadística se transfiere gradualmente al sector privado.

Por otro lado, también cabe destacar en qué medida la innovación que aporta la Inteligencia Artificial depende del aprendizaje automático (aprendizaje automático) que permite el desarrollo de algoritmos capaces de aprender automáticamente de grandes volúmenes de datos.

La captura de datos diversos operada a gran escala por grandes empresas tecnológicas extranjeras y máquinas entrenadas absorbe información de nacionales privilegiados para alimentar un modelo de negocios con ganancias extraordinarias extraídas sin pagar impuestos, generando empleos en el país y transferencia tecnológica.

Por último, pero no menos importante, la ciencia de datos surge como un campo interdisciplinario que combina métodos científicos, procesos computacionales, algoritmos y sistemas destinados a extraer conocimiento e interpretar datos estructurados y no estructurados.

Tomar como referencia una trayectoria histórica de acontecimientos, correlaciones y asociaciones de datos, patrones de comportamiento e incluso formas de agrupar la información permite ampliar el conocimiento sobre la realidad.

SINGED y las políticas públicas en la era digital

Consciente de este escenario emergente, el IBGE está dando otro paso decisivo en su continuo proceso de modernización institucional frente a los enormes desafíos que plantea la era digital.

La creación del Sistema Nacional de Geociencias, Estadísticas y Datos (SINGED) representa no sólo un paso adelante para el propio Instituto, sino también una oportunidad para que administradores públicos, investigadores y otros usuarios de sus productos desarrollen sus propias innovaciones, basadas en datos más integrados, accesibles y guiados por inteligencia analítica.

Esto representa un potencial constructivo para una nueva etapa generacional de políticas públicas basadas en evidencia, con un enfoque cada vez más predictivo y receptivo. Para ello, el IBGE se ha estado preparando mediante consultas y debates internos que dieron como resultado tres reuniones nacionales de funcionarios, así como la Conferencia Nacional de Productores y Usuarios de Datos.

De la realidad observada a través del Sistema Estadístico Oficial, que actualmente sustenta una parte significativa de las políticas públicas convencionales, surge la oportunidad de reorganizarlas, haciéndolas más capaces de anticipar las acciones gubernamentales ante problemas emergentes. Toda política pública, en cierta medida, implica proyectar escenarios futuros.

Sin embargo, las oportunidades que ofrece la era digital, especialmente las generadas por la integración de grandes volúmenes de datos, amplían significativamente la capacidad de la sociedad para realizar estudios con mayor capacidad predictiva. Con base en estos estudios y modelos analíticos, es posible optimizar la acción gubernamental, haciéndola más eficaz, oportuna y basada en evidencia aún más concreta.

El proceso de envejecimiento en Brasil, un país con un ingreso per cápita medio, es un ejemplo emblemático: es una tendencia ya en marcha, cuyos efectos son visibles y probablemente se intensificarán en las próximas décadas, requiriendo respuestas planificadas basadas en evidencia sólida y proyecciones confiables.

Dadas las oportunidades que ofrece la era digital, el Programa Nacional de Inteligencia y Gobernanza Estadística y Geocientífica (PNIGEG) busca ampliar no sólo la producción estadística y geocientífica en sí, sino también incentivar nuevas formas de uso por parte de los distintos actores de la sociedad.

En otras palabras, el Programa invita a los usuarios, administradores públicos, investigadores, formuladores de políticas y ciudadanos a repensar el valor de la producción estadística incorporando métodos y tecnologías como la inteligencia artificial, la ciencia de datos y las infraestructuras digitales operadas por grandes plataformas tecnológicas.

Al promover este nuevo paradigma, el Programa busca fortalecer la soberanía nacional sobre los datos e impulsar el desarrollo de políticas públicas más modernas, ágiles y basadas en la evidencia. En este contexto, el IBGE, como principal productor de estadísticas del país, participa activamente en el PNIGEG y en alianzas institucionales enfocadas en diversificar y mejorar la producción de información mediante la integración de bases de datos estadísticas, geoespaciales y administrativas.

Esta integración, a su vez, amplía las posibilidades de que otros participantes del sistema innoven en la formulación de políticas públicas predictivas.

Mediante la integración de datos, el Programa busca mejorar la capacidad del Estado para identificar problemas y oportunidades de solución. La información combinada busca contribuir a la formulación de políticas públicas eficaces y sostenibles con visión de mediano y largo plazo.

* Profesor de economía de la Unicamp, es el actual presidente del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística)Autor, entre otros libros, de ¿Tiene futuro el sindicato?

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