Trump juega con fuego en Europa del Este: el alto al fuego en Ucrania al filo del ultimátum – Por Matías Caciabue

Compartir:

Trump juega con fuego en Europa del Este: el alto al fuego en Ucrania al filo del ultimátum

Por Matías Caciabue*

La imagen de Vladimir Putin y el enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, dándose la mano en el Kremlin, recorrió los portales del mundo. Durante más de tres horas, ambos discutieron la posibilidad de un alto el fuego en Ucrania, justo cuando vence el plazo impuesto por la Casa Blanca. La reunión, calificada de “constructiva” por el Kremlin, podría ser una antesala de una cumbre presidencial entre Trump y Putin la próxima semana. Sin embargo, detrás de los gestos diplomáticos se mueve una peligrosa partida de ajedrez geopolítica y nuclear.

Trump aseguró que hubo “grandes progresos” en Moscú y que los “aliados europeos” respaldan sus esfuerzos de paz. Pero al mismo tiempo, firmó un decreto que eleva los aranceles a la India un 25 % en represalia por su compra de petróleo ruso. La paz, en este escenario, parece más un arma de negociación que un objetivo real. Y el reloj avanza hacia el 8 de agosto, fecha límite del ultimátum presidencial.

Un contexto explosivo

A fines de julio, Trump acortó unilateralmente el plazo para el alto el fuego: de cincuenta a apenas diez días. En respuesta, Dmitri Medvedev (exmandatario ruso y actual vicesecretario del Consejo de Seguridad) advirtió sobre el riesgo de una guerra directa y evocó el sistema de represalia nuclear automática conocido como Dead Hand. Trump reaccionó desplegando dos submarinos nucleares hacia “zonas apropiadas”, una decisión que su administración calificó como “acción militar pública” por si las amenazas rusas pasaban del dicho al hecho.

Mientras tanto, Ucrania intensificó sus ataques sobre infraestructuras energéticas rusas. En apenas una semana, drones ucranianos dañaron entre el 10 % y el 16 % de la capacidad de refinación de crudo en Rusia. La refinería de Ryazan quedó operando al 50 %, mientras que la de Novokuibyshevsk, en Samara, detuvo completamente sus operaciones. El conflicto, lejos de enfriarse, se sobrecalienta a una velocidad que alarma incluso a funcionarios occidentales.

Una guerra congelada

En este contexto, comienza a circular una hipótesis en Washington: que la guerra se congele. Un escenario similar al de Corea del Sur, en el que ni Ucrania ni Rusia admitan la derrota pero acuerden líneas de no agresión sin firmar la paz formal. Esta posibilidad, discutida en las agencias de seguridad de Estados Unidos desde 2023, permitiría reducir los costos del conflicto y descomprimir la atención pública, sin renunciar del todo a los objetivos estratégicos.

Otro elemento inquietante es el papel que podría jugar un cambio de liderazgo en Kiev. El nombre de Valeri Zaluzhni, exjefe militar y actual embajador ucraniano en Londres, empezó a sonar como posible reemplazo de Volodímir Zelenski. Según encuestas citadas por The Economist, Zaluzhni obtendría el 65 % de los votos frente al 30 % de Zelenski si hoy hubiera elecciones. Su aparición en la revista Vogue, donde también había posado la pareja presidencial en 2022, alimenta las especulaciones sobre una operación de marketing político orientada desde Occidente.

La disputa por el control narrativo de la guerra se cruza, además, con intereses empresariales y tecnológicos. El exCEO de Google, Eric Schmidt, se convirtió en una pieza clave del complejo militar-industrial estadounidense. A través de empresas como White Stork, desarrolla drones kamikaze con inteligencia artificial, probados en territorio ucraniano. Su think tank, Special Competitive Studies Project, recomienda a Trump dominar la guerra digital y reindustrializar Estados Unidos. La frontera entre la tecnología, la defensa y la geopolítica se difumina con rapidez.

Volviendo al corazón del conflicto

Si el 8 de agosto Rusia no accede a un alto el fuego, Trump amenaza con imponer sanciones del 100 % a los países que continúen comprando crudo ruso, lo que pone en la mira a potencias como China o India. La diplomacia se transforma en un ultimátum, y los canales institucionales se ven desplazados por publicaciones en Truth Social, la red que Trump utiliza como boletín oficial.

¿Estamos ante un viraje hacia la paz o ante una peligrosa puesta en escena con fines electorales y comerciales? La ambigüedad estratégica, combinada con amenazas nucleares y gestos unilaterales, configura un escenario frágil. Una cumbre entre Trump y Putin podría calmar las aguas. O dinamitarlas del todo.

El tablero ucraniano ya no se define solo por las tropas, sino por algoritmos, redes sociales, think tanks y campañas de imagen. El riesgo no es solo la continuación de la guerra, sino su transformación en un conflicto de nueva generación, sin reglas claras, ni actores estables. Trump juega con fuego en Europa del Este. Y no hay garantías de que alguien pueda apagarlo a tiempo.

*Matías Caciabue es Licenciado en Ciencia Política y ex Secretario General de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) en Argentina. Actualmente es analista de NODAL e investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Más notas sobre el tema