La coca, el VRAEM y la OMS – Por Ricardo Soberón

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Ricardo Soberón *

Un último intento de convencer a una mujer andina que ejerce como presidenta de la república, para que tome decisiones de gobierno favorables para su pueblo. Sra. Boluarte, exija a su Cancillería que en marzo del 2026 vote a favor de la solicitud hecha por Bolivia y Colombia ante la ONU, en favor del examen crítico que permita el retiro de la Hoja de Coca de la Lista de Sustancias Controladas. El pueblo andino -al que usted pertenece- y aymara, se lo agradecerá eternamente.

En la primera semana de agosto los gremios de productores de la Selva Alta del Perú se reunieron con motivo del XX Festival Internacional de la Coca en Pichari, donde se celebraron diversas actividades alrededor del cultivo de la coca. Asistieron alcaldes distritales del VRAEM, viejos líderes cocaleros como Genaro Ccahuana del Cusco, otros, con distintas trayectorias como Nelson Palomino, Walter Acha, Julián Pérez, con proyectos más personales que con cariño efectivo a la planta.

Asistieron también algunas delegaciones de migrantes venezolanos y una pequeña delegación boliviana de Los Yungas, así como el dirigente indígena ecuatoriano, Leónidas Iza, quien fue muy claro en la necesidad de defender las plantas maestras de los Pueblos Indígenas andinos y amazónicos, desde una visión de plurinacionalidad. En medio del referido Congreso en Pichari, los organizadores han prometido elaborar un documento para llevar hasta el 14 de agosto a los foros internacionales (la Organización Mundial de la Salud y la Comisión de Estupefacientes de la ONU) en la que se definirá el estatus jurídico futuro de la Hoja de Coca.  Esperemos que así sea, que sea contundente, que llegue a manos de la presidenta y que esta tome una decisión en favor de la coca y la cultura andina.

Mientras tanto, la discusión internacional sobre la hoja de coca va completamente por otro lado, y lo más grave es que el gobierno de la Sra. Boluarte anda en un camino completamente opuesto. En junio del 2023, los gobiernos de Bolivia y luego Colombia, presentaron la solicitud de Examen Crítico sobre la Hoja de Coca ante la Organización de Naciones Unidas. Es una vieja reivindicación histórica de movimientos sociales, organizaciones gremiales, partidos políticos, academia de los países andinos, pero, sobre todo, es una vieja reparación hacia una planta ancestral de nuestra cultura. La petición entro a la OMS se formó el Comité de Expertos que debe evacuar su informe en el mes de septiembre/octubre del 2025 que podrá manifestarse en cualquiera de estas formas:

  1. i) retirar la hoja de coca del sistema de Listas
    ii) pasarla de la Lista I a la Lista II, menos restrictiva
    iii) dejar las cosas, así como están.

Finalmente, este Informe deberá ser votado en el período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes. Es el momento para que los países andinos muestren una sola voz.

Lamentablemente, en octubre del 2014 el Gobierno del Perú no apoyó la petición de Bolivia y Colombia, así lo han hecho saber las autoridades diplomáticas y el funcionario a cargo de DEVIDA, cometiendo un gravísimo error y omisión.

Primero, suponer que cualquier movimiento del arbusto del sistema de Listas de Sustancias Controladas (I, II, III, IV) pudiera representar un debilitamiento de las obligaciones internacionales de lucha contra el narcotráfico. Eso es completamente falso pues quedan vigentes todas las obligaciones de las Convenciones para evitar el desvío de la coca al narcotráfico. En segundo lugar, luego del fracaso sostenido de la Reducción de la Oferta (los cultivos de coca), es necesario revisar y reformar las políticas de lucha contra el narcotráfico más aun cuando ahora estas cercanas a la minería del oro.

En segundo lugar, los países andinos (especialmente el Perú), deben entender que el reconocimiento de la coca como parte de los saberes ancestrales y los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas, puede ayudar a muchas cosas que no han funcionado en la relación entre el Estado (PNP, DEVIDA, ENACO) y la sociedad rural en las cuencas cocaleras. Primero, para reducir la vieja deuda histórica entre la cultura andina y la cultura occidental (La Paz, Bogotá, Quito y Lima); luego, puede ayudar a mejorar la calidad de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Sra. Boluarte, hágase una, aunque sea.

* Abogado, docente universitario, escritor y consultor peruano especialista en políticas de drogas.

[1] Soberón es miembro del programa Drogas y Democracia del Transnational Institute con  sede en Amsterdam

Otra Mirada 


 

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