Un tango peronista en Buenos Aires
Por Marco Consolo
Doble derrota en Argentina, en pocos días, para el gobierno ultraliberal de Javier Milei.
La primera fue de carácter electoral. La segunda en el Parlamento, donde el gobierno sufrió un duro revés, tanto concreto como simbólico.
La derrota electoral
El pasado domingo, el peronismo se impuso ampliamente en las importantes elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires, donde más de 14 millones de argentinos-as estaban convocados-as a votar. La coalición peronista Fuerza Patria obtuvo el 47 % de los votos frente al 34 % de La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei. Como suele ocurrir, la diferencia inesperada de casi 14 puntos no fue anticipada por las encuestas, que, siguiendo las sugerencias de Milei, hablaban de una tendencia al empate.
Lejos de corregir el rumbo de su gobierno, como exige la oposición, las primeras declaraciones de Milei no dejaron lugar a dudas: “… hemos registrado una clara derrota y si queremos seguir creciendo debemos reconocerlo”, declaró el presidente ultraliberal. Sobre su programa económico añadió: “No retrocederé ni un paso”. “No estamos dispuestos a abandonar un modelo que ha reducido la inflación del 200 % al 30 %…”.
Los disidentes radicales, macristas y peronistas
En tercer lugar quedó la inédita alianza electoral entre intendentes (alcaldes), disidentes del PRO (partido de Mauricio Macri), Radicales y de ex-peronistas , que lograron presentar su propia lista (Somos Buenos Aires), con un resultado discreto (5,4 %) que les asegura una posible visibilidad futura.
Una parte de la izquierda
En el cuarto lugar se coloca el Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad (FIT-U), una lista integrada por sectores provenientes del trotskismo, que en esta ocasión abrió su lista a otros espacios. Con el 4,3 % mantiene sus bancadas en el Parlamento provincial y promete dar batalla.
La derrota parlamentaria
La segunda derrota del gobierno Milei se dio en el ámbito legislativo. En semanas anteriores, el Parlamento había aprobado una ley sobre discapacidad que asignaba nuevos recursos al sector. El presidente Milei vetó la ley, alegando falta de fondos y necesidad de recortes. Sin embargo, pocos días después se hicieron públicos algunos audios y conversaciones telefónicas obtenidos ilegalmente y difundidos por la prensa, que destaparon un grave escándalo de corrupción y sobornos en las compras médicas de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) que involucran a Karina Milei, hermana del presidente argentino, y Secretaria Nacional de la Presidencia, figura clave en la gestión gubernamental y en los entresijos del poder. Junto a Karina, el presidente de la cámara de diputados, Martín Menem y el más estrecho colaborador de Karina, Eduardo “Lule” Menem, estos dos últimos, sobrinos del ya fallecido y dos veces presidente de Argentina, Carlos Menem.
En base a sus prerrogativas constitucionales, el Parlamento rechazó el veto presidencial y aprobó la ley. Aunque la ciudadanía ya esté curtida por tantos escándalos de malversación, el robo de fondos destinados a personas con discapacidad provocó una enorme indignación popular. Lo que colmó el vaso fue la coincidencia entre los nuevos recortes, el veto presidencial y el escándalo de sobornos.
Esta vez, ni las promesas de mayores fondos para las provincias lograron convencer a los gobernadores reticentes, ni comprar el voto de diputados y senadores para revertir el resultado.
Las causas de la derrota electoral
Varios factores influyeron en el resultado.
En primer lugar, la durísima situación económica producto de una violenta política neoliberal que, desde diciembre de 2023, empobreció aún más a gran parte de la población, con una fuerte pérdida del poder adquisitivo. Los bolsillos vacíos han reducido obviamente la presión inflacionaria derivada de la demanda que, según los datos oficiales, ha bajado del 200 % al 30 %. Milei sobreestimó el apoyo popular a su política económica y subestimó el impacto en el tejido social. Los recortes masivos, la paralización de obras públicas, el cierre de decenas de instituciones y los despidos en el sector estatal golpearon a los sectores más vulnerables y a las mismas capas medias. No hay que olvidar tampoco la violenta represión callejera contra los jubilados que se manifiestan cada semana, lo que ha provocado una indignación generalizada.
En las urnas, este profundo malestar ha gatillado un voto de castigo contra el Gobierno, incluso en sectores que lo habían votado en 2023 (cuando no se abstuvieron) y que en este periodo han aceptado hacer sacrificios, convencidos de su necesidad.
En segundo lugar, ha tenido un peso considerable el reciente escándalo de corrupción que involucra a Karina Milei. Los recortes a las pensiones por invalidez y el robo de los fondos destinados a las personas con discapacidad han superado todos los límites y la vergüenza de quien ganó la presidencia prometiendo «acabar con la casta corrupta de los políticos» a golpes de motosierra.
Además, se denunció otro escándalo con el involucramiento de Milei en una estafa con criptomonedas basada en un esquema Ponzi, actualmente investigado también por la justicia estadounidense.
Asimismo, una parte de los poderes fácticos no ve con buenos ojos el lenguaje cargado de insultos y odio contra la izquierda, contra los sindicatos, contra el peronismo y contra Cristina Kirchner en particular. En las semanas previas a las elecciones, los «spin doctors» de la comunicación del Gobierno le habían aconsejado que adoptara una actitud más prudente y menos agresiva. Sin embargo, la promesa hecha por Milei durante la campaña electoral fue la de «clavar el último clavo en el ataúd del kirchnerismo». Y, dado su carácter, no le resultará fácil dejar de atacar la democracia, el federalismo y la Constitución, ni respetar la separación de poderes.
El pulso interno de las derechas
Se trata, por tanto, de una dura derrota electoral para el presidente Milei y La Libertad Avanza (LLA), pero también para el expresidente Mauricio Macri, cuyo partido (PRO) formaba parte de la alianza con Milei. Las relaciones entre ambos no han sido precisamente las mejores desde diciembre de 2023 y, durante este periodo, el pulso interno nunca ha cesado. Muchos sostienen que Macri estuvo detrás de la filtración de las grabaciones que desataron el escándalo sobre las discapacidades que hoy involucra al Gobierno.
Sin duda, ante un resultado que reconfigura el panorama político y teniendo en cuenta las luchas internas, las derechas argentinas tendrán que encontrar una nueva recomposición, prioridades y jerarquías. A pesar de la derrota, sería un error no tener en cuenta la fuerza electoral de Milei y el crecimiento en parlamentarios locales que hasta ahora no tenía en la provincia de Buenos Aires en la cual La Libertad Avanza es hoy la segunda fuerza electoral. No hay que olvidar las próximas elecciones de mitad de mandato del próximo 26 de octubre, en las que se renueva una parte del Parlamento nacional y se vota para aquellos de varias provincias. Serán elecciones decisivas para el país, pero hoy en día están acompañadas de una gran incertidumbre.
La proyección del peronismo
La victoria de Fuerza Patria trasciende Buenos Aires, con casi el 40 % del electorado nacional y una consistente base económica. Es una victoria que tiene un significado y una proyección nacional y refuerza la figura de Alex Kicillof, reconfirmado como gobernador de la provincia y ganador de «la interna peronista». Para muchos, su discurso optimista y la capacidad de movilización territorial de los alcaldes peronistas han sido clave para la victoria electoral. Kicillof, ex ministro de economía de Cristina Kirchner, pidió que se le libere del arresto domiciliario a la ex 2 veces presidenta del país suramericano y lo hizo sin hacer hincapié en el eslogan «Cristina Libre», sino en la necesidad colectiva de «detener a Milei».
Por último, como aspecto simbólico clave, su victoria devolvió la autoestima al peronismo, infligiendo una derrota estratégica al anarcocapitalismo en un momento crucial, tanto desde el punto de vista político como económico.
La claridad del resultado lo proyecta, por tanto, como posible candidato presidencial en el futuro, aunque en la historia de Argentina, ningún gobernador de la provincia de Buenos Aires ha logrado convertirse en presidente.
La respuesta de los “mercados” y las repercusiones económicas
En cuanto a los «mercados», la derrota del Gobierno se ha interpretado correctamente como una pérdida de confianza popular que pone en peligro su plan económico. Milei no tendrá ante sí un panorama sencillo para avanzar con su programa “market-friendly” y ya se vislumbran los primeros signos de las recurrentes crisis cíclicas del liberalismo en Argentina. La desconfianza de los mercados ya se había manifestado antes de las elecciones, cuando JP Morgan elevó considerablemente el indicador de «riesgo país». Esa previsión se había basado en la sospecha de una victoria peronista por un margen de 5 puntos, pero la diferencia final fue de casi 14. Y desde el domingo pasado, el “riesgo país” ha seguido aumentando, mientras que el precio de los títulos de deuda pública ha caído.
Para inversores y analistas, el veredicto de las urnas resultó más creíble que el discurso del presidente tras la derrota («no se cambiará nada, más bien se profundizará») y los intentos del ministro de Economía, Luis Caputo, de convencer que «nada cambiará». Tras el voto, casi todo el mercado bursátil sufrió un fuerte golpe, pero las caídas más pronunciadas se dieron en los títulos del sector bancario y energético. En Nueva York, las acciones de los bancos registraron pérdidas del 20 %, mientras que los bonos soberanos cayeron hasta un 17 %.
También en el frente cambiario se registró un alza del dólar, tanto en los canales oficiales como en el mercado paralelo del “dólar blue”. Mientras escribo estas líneas, la moneda estadounidense cotiza en el Banco Nación a 1390 pesos para la compra y 1450 pesos para la venta.
Para los inversores, la derrota de Buenos Aires plantea muchas dudas sobre la estabilidad política necesaria para sostener el programa económico del Gobierno. El recuerdo de la derrota de Mauricio Macri en las primarias de 2019, que tuvo un fuerte impacto en la bolsa y en el mercado de valores, sigue presente en la memoria de los argentinos y de los inversores. Si bien el contexto actual es distinto, el golpe político al gobierno de Milei ya ha encendido múltiples señales de alarma y genera incertidumbre económica y política. Mientras que probablemente se reforzará la presión para devaluar el peso argentino, la decisión de Milei es redoblar la apuesta, “profundizar y acelerar” el modelo neoliberal, endureciendo el enfrentamiento con la oposición y con una ciudadanía que ya ha expresado su descontento.
Conclusiones
En el plano internacional, mientras Giorgia Meloni opta por guardar silencio ante la derrota de su principal aliado en América Latina, el criminal de guerra israelí Netanyahu ha anunciado la cancelación de su prevista visita al amigo Milei.
Un mensaje claro llega desde Argentina: la política de ajuste estructural sin resultados que favorezcan a la mayoría de la población desgasta rápidamente al gobierno elegido por la promesa de combatir la corrupción y transformar radicalmente el país. Por el contrario, este resultado refuerza la resistencia popular contra el gobierno, mientras que aparece un rayo de esperanza para los jubilados, los funcionarios públicos, los trabajadores y trabajadoras de la escuela, la salud, la cultura. Los próximos meses serán decisivos para comprender si, a partir de la resistencia popular y los resultados electorales, se logrará construir una alternativa política creíble.