En Colombia, el trabajo vuelve a estar en el centro
Por: Mery Laura Perdomo Ospina[1]
Luego de décadas de desregulación en materia laboral, de abandono de los derechos laborales y de una creciente desigualdad social, el trabajo vuelve a estar en el centro en Colombia. Fue aprobada la Reforma Laboral[2] pedida por el movimiento sindical y el estallido social y propuesta por el Gobierno nacional, y se prepara una ambiciosa agenda reglamentaria para democratizar las relaciones laborales.
Un camino legislativo lleno de obstáculos
El presidente Gustavo Petro -primer presidente respaldado por la izquierda en la historia de Colombia- inició su mandato proponiendo una reforma laboral para las y los trabajadores. El movimiento sindical recibió su elección con júbilo y le dio la bienvenida a su gestión con toda una agenda normativa de recuperación de derechos individuales, protección de la persona trabajadora y medidas para la democracia sindical y él a dos meses de su llegada inició el debate tripartito sobre las llamadas Reformas Sociales[3] donde la reforma laboral parecía ser la desistible. En marzo de 2023 radicó ante el congreso de la república su proyecto de ley de reforma laboral, con el apoyo de las centrales sindicales y del pueblo trabajador en las calles, pero con una pobre mayoría en el parlamento que rápidamente se debilitó precisamente por los debates de una de éstas reformas, perdiendo el apoyo de partidos de los anteriores gobiernos, no afines a los derechos laborales.
Luego de tres años de múltiples obstáculos legislativos, de violentos debates en la opinión pública, de duros enfrentamientos con los gremios empresariales, de reiteradas movilizaciones sociales, de dos hundimientos del proyecto, de un claro debilitamiento del contenido y esencia de la reforma laboral, del cercenamiento de los derechos laborales colectivos de la propuesta, de una jugada maestra de proponer una consulta popular para la aprobación en las urnas de la reforma laboral y del temor que ésto generó en los partidos de oposición, el Gobierno y el pueblo movilizado lograron el 20 de junio pasado la aprobación de la reforma laboral.
Principales cambios introducidos por la Ley 2466 de 2025
La nueva ley introduce modificaciones al Código Sustantivo del Trabajo y otras normas laborales, “con el objetivo de promover un trabajo digno y decente en Colombia”, entre las que se destacan: La recuperación de derechos individuales que habían sido arrebatados en reformas anteriores como jornada nocturna desde las 7 pm, recargo doble por trabajo en día de descanso obligatorio y re-laboralización del contrato de aprendizaje; medidas protectoras como la consagración del contrato a término indefinido como norma general, limite de los contratos temporales a un máximo de cuatro años sin renovación indefinida y debido proceso para la aplicación de sanciones; fórmulas para la formalización del empleo doméstico, de las madres comunitarias, trabajadores(as) de hogares infantiles y madres sustitutas; afiliación a la seguridad social para quienes trabajen en plataformas digitales de reparto; nueva definición de acoso y violencia en el mundo del trabajo acorde al Convenio 190 de la OIT; entre otras.
En el trámite, los y sobre todo las congresistas de la bancada de Gobierno lograron frenar intentos de corromper la reforma con propuestas de Trabajo por horas, hacer taxativos los tipos de estabilidad laboral reforzada, desaparecer las horas extras vía jornadas concentradas de trabajo, permitir cotizaciones a la seguridad social por ingresos inferiores al salario mínimo, y otras trampas intentadas por la oposición con el apoyo de los gremios patronales.
Lamentablemente sí fueron descartados en el proceso legislativo todos los artículos sobre derechos sindicales, como garantías para la sindicalización, negociación colectiva multinivel y eliminación de los obstáculos al ejercicio de huelga; mecanismos para la formalización del trabajo rural; indemnizaciones progresivas por despido sin causa; aumento de la licencia de paternidad y gran parte del enfoque de género que traía la propuesta.
Qué sigue?: La etapa reglamentaria
Con todas las fuerzas concentradas en la batalla legislativa el Gobierno había tomado demasiado tiempo en utilizar su potestad reglamentaria para avanzar en derechos y responder al clamor del movimiento sindical, pero ahora ésta se vuelve la prioridad. La Reforma Laboral que no pudo ser derrotada, sí quedó atada a más de 85 reglamentaciones para su implementación, en las cuales trabaja vertiginosamente el Ministerio del Trabajo. Mientras que temas fundamentales, que o bien fueron desechados en el congreso o que están en mora de ser desarrollados de la legislación laboral por años, finalmente se han propuesto por medio de nueve decretos reglamentarios[4] que se centran principalmente en: reglamentar la negociación multinivel o por rama, limitar la subcontratación y tercerización laboral, desarrollar garantías sindicales y poner límites a figuras antisindicales[5], mecanismo para la fijación de servicios mínimos para permitir el ejercicio de la huelga en servicios esenciales, entre otros.
A pesar de las tensiones y desafíos, la adopción de la Ley 2466 de 2025 marca un hito en la historia laboral de Colombia, y el debate generado por su discusión y la naciente reglamentación, demuestra que uno de los principales logros del estallido social reciente fue volver a poner el trabajo, en el centro.
[1] Coordinadora Regional para América Latina y el Caribe de ILAW Network www.ilawnetwork.com , corredactora de la Reforma Laboral en Colombia, abogada laboral, asesora sindical.[2] https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=181933&dt=S
[3] Reforma Laboral, Reforma a la Salud y Reforma Laboral
[4] Preparados el viceministerio de relaciones laborales desde hace un año y que coinciden con las prioridades planteadas en la agenda normativa presentada por las centrales sindicales al Ministerio del Trabajo al inicio de su gestión.
[5] Como los “Pactos Colectivos”, mediante los cuales la ley en Colombia permite la negociación colectiva con trabajadores no sindicalizados, ampliamente criticado por la OIT y que ha demostrado jugar en contra de la sindicalización en el país y desincentivar la verdadera negociación colectiva.