Argentina convulsionada por un triple femicidio: donde el estado retrocede, el narco avanza
El hallazgo de los cuerpos de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, enterrados en una vivienda de Florencio Varela (provincia de Buenos Aires), estremeció al país. Tres jóvenes, de apenas quince y veinte años, fueron torturadas y asesinadas en un hecho investigado como un femicidio que podría tener como autores materiales e intelectuales a miembros de una organización narcotraficante.
La noticia golpeó en un contexto donde la violencia de género se profundiza y las políticas estatales de protección se desmantelan. El crimen no es un hecho aislado. Expone la combinación entre exclusión social, poder narco y la ausencia de una respuesta institucional capaz de prevenir y contener.
El triple femicidio ocurre en medio de un retroceso en derechos, recortes presupuestarios y recesión económica. El gobierno de Javier Milei eliminó, por decreto, más de una decena de programas destinados a la asistencia, prevención y fortalecimiento de organizaciones frente a las violencias de género. Entre ellos, el Programa Acompañar, que en 2024 ya había sufrido una caída del noventa por ciento en su ejecución presupuestaria. La consecuencia es concreta, mujeres y diversidades quedan expuestas en barrios donde el narcotráfico avanza y el Estado retrocede.
El Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, de la Casa del Encuentro, registró en los primeros ocho meses de 2025 ciento sesenta y cuatro crímenes por violencia de género. La cifra significa un femicidio cada treinta y cinco horas. En paralelo, el Observatorio de Crímenes de Odio LGBT+ reportó más de cien ataques en solo seis meses, lo que anticipa un año más violento que el anterior. Estas estadísticas trazan un escenario alarmante donde la violencia se multiplica mientras los dispositivos de contención se desarticulan.
La dimensión económica no es ajena. Siete de cada diez hogares encabezados por mujeres solas están bajo la línea de pobreza. Casi la mitad de las trabajadoras jefas de hogar carecen de empleo registrado. En este cuadro, las redes narco encuentran terreno fértil abonado por la falta de ingresos estables y de espacios comunitarios de contención dejando a las mujeres jóvenes en situación de vulnerabilidad. Cuando las bandas criminales ocupan el lugar del Estado, imponen un control territorial que castiga de manera diferencial a las mujeres siendo blanco de violencia, disciplinamiento y estigmatización.
El triple femicidio de Florencio Varela recuerda otro antecedente cercano: el triple lesbicidio de Barracas en 2024, cuando tres mujeres fueron asesinadas en un ataque motivado por odio y hostigamiento. Ambos episodios muestran un patrón de crímenes múltiples contra mujeres, atravesados por violencias específicas, en un país donde el discurso oficial enfrenta y deslegitima la perspectiva de género y desdibuja su abordaje. Las declaraciones presidenciales de Javier Milei en foros internacionales, que asocian la “ideología de género” con abusos, refuerzan esa narrativa de estigmatización.
La pregunta que surge es qué lugar ocupa la vida de mujeres y diversidades en la agenda estatal. Las marchas y movilizaciones tras el triple femicidio expresan que existe un tejido popular dispuesto a sostener la demanda de justicia. Pero sin recursos, sin programas ni políticas públicas, el reclamo choca con una estructura institucional que se achica. El resultado es una crisis sistémica compuesta por más violencia, menos protección y más impunidad ya que en muchos casos la respuesta estatal se traduce en mayor represión policial hacia los sectores populares.
El asesinato de Brenda, Morena y Lara no puede quedar reducido a la crónica policial. Es un llamado urgente a repensar qué Estado necesita una sociedad atravesada por la desigualdad y la violencia machista. La respuesta no puede ser menos derechos ni más abandono. El camino debe ser el contrario, políticas con perspectiva de género, articulación territorial y una justicia que no solo actúe después del crimen, sino que trabaje para evitar que suceda.