El 38° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries, en tiempos de disciplinamiento estatal
Por Alejandra Rizzo*
En la antesala del 38° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries, que este año se realizará en Corrientes, los feminismos argentinos llegan atravesados por uno de los momentos más críticos desde el retorno democrático. La combinación de un gobierno abiertamente hostil a las agendas de género, un retroceso profundo en políticas públicas y un clima social saturado de discursos de odio configura un escenario donde el Encuentro adquiere un carácter no solo deliberativo, sino urgente y defensivo.
El evento, “único en el mundo”, reúne cada año, desde 1986, a cientos de miles de autconvocadxs y militantes políticas, sindicales y feministas de todo el país. En esta oportunidad uno de los principales argumentos para designar a Corrientes como sede del 38 Encuentro fue la desaparición del niño Loan Peña en el mes de junio del año pasado. El caso expuso la extensión y la impunidad con la que operan las redes de trata y el negocio montado sobre el abuso infantil, en particular en un territorio fronterizo, con una trama de encubrimiento que llega desde el gobernador de la provincia de Corrientes, Gustavo Valdés, hasta la ministra, Patricia Bullrich. A más de un año de la desaparición de Loan, no sólo no hay justicia sino que nunca se investigó seriamente qué pasó con el niño: desde el inicio todo el proceso judicial estuvo plagado de encubrimientos, desvíos y pactos de silencio producto de la connivencia estatal. La corrupción de las fuerzas represivas, tanto provinciales como nacionales, y del aparato político y judicial, quedaron a la vista.
En la Argentina actual, las agendas de género se enfrentan a un proceso de desarticulación sin precedentes. Desde diciembre de 2023, el gobierno nacional ha impulsado un proceso sistemático de desmantelamiento: se recortaron presupuestos, se frenaron dispositivos de atención y se desfinanciaron políticas clave como la Ley Micaela, la Educación Sexual Integral (ESI) y los programas para víctimas de violencia. A esto se suma el deterioro de las políticas de salud sexual y reproductiva, con faltantes de insumos esenciales, obstáculos crecientes en la aplicación de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y un hostigamiento cada vez más explícito hacia profesionales de la salud. Todo enmarcado en un discurso estatal que, desde los niveles más altos del poder, instala al feminismo como un enemigo político a combatir.
En este contexto, el Encuentro Plurinacional vuelve a posicionarse como uno de los pocos espacios masivos y federales capaces de articular pensamiento y acción política desde abajo. La ciudad de Corrientes, como territorio anfitrión, contiene además la densidad de las luchas indígenas y ambientales. La defensa del agua y los humedales frente al avance extractivista y los incendios, la lucha contra los proyectos de megaforestación y el agronegocio, la resistencia de las comunidades indígenas en defensa de los territorios, la identidad y la soberanía cultural; que han marcado la historia reciente de la región, poniendo en primer plano la potencia de los feminismos plurinacionales y comunitarios.
Nuevas violencias e inequidades que persisten
Los debates que se anticipan para esta edición reflejan la gravedad del momento. La avanzada de la derecha, que combina estigmatización pública, negacionismo de las violencias y narrativas como la de las “falsas denuncias”, habilitó nuevas formas de violencia política e institucional. Organizaciones y abogadas feministas ya alertan sobre fallos judiciales misóginos, un aumento de la impunidad y el recrudecimiento de prácticas en los dispositivos judiciales que descreen de las víctimas. Esta construcción discursiva —la idea de que las denuncias por violencia son mecanismos fraudulentos para perjudicar a varones— opera como una estrategia para erosionar décadas de lucha y deslegitimar las herramientas de protección conquistadas.
Asimismo, circulan iniciativas políticas que buscan restringir derechos, desde propuestas para vaciar la ESI hasta reformas laborales y penales regresivas, pasando por intentos velados o explícitos de limitar la interrupción voluntaria del embarazo o condicionar su acceso a nuevas barreras. Ante este panorama, los feminismos llegan a esta 38 edición del Encuentro con la urgencia de delinear estrategias colectivas que permitan defender y proyectar una agenda común.
Al mismo tiempo, la precarización de la vida golpea de manera diferencial a mujeres y diversidades: inflación, endeudamiento, recorte presupuestario y deterioro del salario docente afectan directamente la posibilidad de sostener la ESI, los dispositivos de cuidado y los espacios territoriales que sostienen a miles de familias.
La violencia económica se presenta así como una forma más de disciplinamiento, al mismo nivel que el vaciamiento institucional, la represión y la criminalización de la protesta.
La desigualdad de género se expresa de manera brutal en los ingresos. Las mujeres ganan, en promedio, un 29,1 % menos que los varones, la brecha salarial más alta desde la pandemia. Para equiparar el salario masculino, una mujer necesita trabajar nueve días más por mes. Entre septiembre de 2023 y marzo de 2024, sus ingresos se desplomaron un 19%, y aunque hubo una recuperación económica en 2024, esa mejora favoreció principalmente a los varones, ensanchando la brecha hasta el 30%, el mismo nivel registrado en el pico histórico de 2021, según datos de la Fundación Encuentro publicados en 2025.
La proximidad con el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, añade un componente simbólico y político decisivo. En un escenario de retroceso estatal, este 25N no solo cuestiona las violencias machistas tradicionales, sino también las violencias de Estado: el ajuste, la represión, la persecución judicial, el desmantelamiento de políticas públicas y la violencia económica como forma de control. El Encuentro se convierte así en un espacio de elaboración previa a esa jornada global, una instancia para producir diagnósticos y consensos que orienten acciones y posicionamientos.
A pesar de la dureza del contexto, el 38° Encuentro Plurinacional reafirma la vitalidad del movimiento feminista argentino. En un país donde se intentan borrar o relativizar derechos conquistados, la organización colectiva —horizontal, masiva, transversal— sigue siendo una de las principales fuerzas democráticas. El Encuentro no solo abre debates urgentes, sino que reafirma una certeza compartida: frente al odio, el ajuste y las estrategias de disciplinamiento, los feminismos y las diversidades siguen siendo una herramienta indispensable para defender la vida, la justicia social y la democracia.
*Alejandra Rizzo, militante feminista argentina e integrante de la Colectiva Aquelarre Feminista en la provincia de San Luis, Argentina. Analista de NODAL.
