Incendio en Valparaíso: una catástrofe que era predecible – Periódico La Tercera, Chile

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

EN PALABRAS de la Presidenta de la República, el devastador incendio que afecta a la ciudad de Valparaíso “es de dimensiones no vistas”. La magnitud del siniestro se evidencia en el balance que ha dejado hasta ahora: 15 fallecidos, más de 2.000 viviendas destruidas, cerca de 11 mil damnificados, cuantiosos daños materiales y miles de hectáreas quemadas, además del gasto en personal y recursos técnicos para sofocar el fuego. Una de las grandes lecciones que dejará este incendio es que era previsible que ocurriera una tragedia como ésta, pues ello ha sido fruto del hecho de que, a lo largo de las décadas, Valparaíso se ha venido edificando y creciendo de manera inorgánica, sin atender a los peligros que encierra su propia geografía -con cerros y quebradas de espesa vegetación- y la forma en que se ha entendido su arquitectura, con casas colindantes unas de otras, construidas en lugares de difícil acceso.

Los esfuerzos deben concentrarse ahora en sofocar las llamas y dar auxilio a las víctimas. En dicha tarea, los distintos organismos involucrados han mostrado presteza y la coordinación desde el gobierno central ha fluido con acierto, si bien el proceso de entrega de ayuda en terreno no ha estado exento de problemas. Una vez controlada la emergencia, corresponderá hacer una detenida revisión de los protocolos frente a este tipo de emergencias, pues hay antecedentes que sugieren que, al parecer, no se reaccionó con rapidez cuando se detectaron las primeras llamas. En este tipo de casos resulta imprescindible que tanto Bomberos como la Conaf estén plenamente coordinados y existan protocolos claros, pues una reacción oportuna es vital.

Es en la construcción misma de Valparaíso donde radica su principal vulnerabilidad. Su pintoresca arquitectura ha sido alabada internacionalmente, y a lo largo del tiempo las autoridades y los propios habitantes de la ciudad decidieron ignorar el riesgo que significaba expandir la ciudad hacia los cerros, sin contar con vías de acceso eficientes, prescindiendo de cortafuegos y permitiendo la construcción incluso en quebradas o en zonas de muy difícil acceso. En esas condiciones, lo único sorprendente es que un incendio de esta magnitud no ocurriera antes, y el riesgo de que algo así se repita sigue latente. En el pasado han existido numerosos siniestros con un origen similar a éste, y que debieron haber encendido las alertas; desafortunadamente, ello no ocurrió. Asimismo, una serie de estudios, como consigna este medio, advirtieron de los riesgos que enfrentaba la ciudad.

Las actuales y futuras autoridades de la región y la ciudad deben abocarse a tomar decisiones difíciles y que pueden ser impopulares en la población, pero Valparaíso debe comenzar a establecer -y hacer respetar- límites claros en sus normas de construcción e impedir que siga una expansión de viviendas en zonas no autorizadas o de alto riesgo. Lo “pintoresco” o un supuesto derecho adquirido de construir en cualquier lugar donde haya espacio no puede prevalecer sobre la seguridad misma de la ciudad y sus habitantes. Conviene no olvidar que el municipio porteño opera con un fuerte déficit, pues muchas viviendas no pagan contribuciones, lo que hace más difícil mantener un adecuado control y asistencia en las zonas más remotas o recónditas. Junto con la tarea de reconstrucción, debe darse paso a una cuidada planificación, que haga respetar la normativa ya existente y corrija cualquier vacío que pueda haber.

http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/04/14/954075

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