Comenzó el despliegue de 280 marines de EEUU en cuatro países de Centroamérica

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Estados Unidos comenzó el despliegue de 280 marines en cuatro países de Centroamérica con al menos dos propósitos: ayudar con tareas de rescate en caso de desastres naturales y entrenar a las fuerzas locales en la lucha contra el narcotráfico.

Los países seleccionados son Belice, Guatemala, El Salvador y Honduras, últimos tres que conforman el llamado Triángulo Norte centroamericano, y que enfrentan actualmente problemas de violencia, inseguridad y crisis migratorias, sumado a los problemas del narcotráfico y crimen organizado.

En tanto Belice empieza a tener problemas de trasiego de droga y sus aguas son usadas para el transporte de droga de Sur a Norteamérica, según los últimos reportes de cuerpos antidrogas que empiezan a describir al país como el nuevo corredor del narcotráfico en Centroamérica.

El Comando Sur de Estados Unidos de las Fuerzas Armadas norteamericanas informó que 280 marines serán desplegados a estos cuatro países y que servirán para ayudar en caso de contingencias pero también para el entrenamiento de fuerzas locales contra el crimen organizado.

La mayor parte de la flota radicará en la base hondureña de Palmerola, en el central valle de Comayagua, donde Estados Unidos tiene un pequeño contingente desde hace varias décadas.

La distribución de los marines

La fuerza de tarea especial, con tropas de tierra, aire y mar, será enviada por etapas, el grupo estará formado por 180 marines. El resto del grupo será “distribuido entre Belice, El Salvador, Guatemala y Honduras para realizar tareas de cooperación en seguridad que se adapten a la necesidad de cada país”, señaló el comunicado del Comando Sur.

El despliegue de estas tropas estadounidenses es visto como el más grande en la última década y para algunos es un claro mensaje de Washington que reforzará en la subregión la lucha contra el narcotráfico cuyos carteles mexicanos y colombianos, los mayores proveedores del mercado estadounidense, se están desplazando hacia estos cuatro países centroamericanos como parte de la guerra interna que libran en sus países.

En el caso hondureño, las tropas marines estadounidenses ya iniciaron sus acciones de cooperación a partir del viernes 29 de mayo, bajo el nombre de ejercicios humanitarios Nuevos horizontes-Honduras. Los mismos comenzaron en el puerto de Trujillo, en el atlántico.

Ahí ingenieros civiles-militares y personal médico estadounidense trabajaran junto al gobierno de Honduras en capacitar a militares hondureños en tareas de rescate humanitario y lucha antidrogas, además de realizar brigadas médicas humanitarias.

Durante los ejercicios los efectivos militares estadounidenses, con sus pares de Honduras, “estarán hombro a hombro trabajando” para construir una escuela y un pozo de agua en Trujillo, señala un comunicado de la embajada americana en Tegucigalpa.

Colón y la Mosquitia

Pero como una de sus primeras acciones de cooperación en la lucha contra las drogas, es instalarse en la selvática región de la Mosquitia hondureña, donde trabajarán conjuntamente con la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional, Fusina.

Por su lejanía, la Mosquitia hondureña se ha vuelto un centro de atención para los transportistas de droga y los carteles colombianos y mexicanos, quienes mueven grandes cantidades de droga en alta mar y se presume que al menos controlan varios municipios de esa región hondureña.

Otra zona en donde concentra su trabajo los operativos humanitarios estadounidenses junto a las fuerzas hondureñas, es en la zona de Tocoa, a donde se asegura “realizarán visitas centradas en las enfermedades transmitidas por vectores e intercambiaran experiencias con personal local del Ministerio de Salud de Honduras”.

Este evento, “será el primero de un proyecto de tres fases de colaboración con el Ministerio de Salud en su lucha para erradicar la malaria en el departamento de Colón”, cita el comunicado.

La región de Tocoa, en el departamento de Colón, como el departamento mismo, fueron zona clave para la operación del llamado cartel de Los Cachiros, considerados uno de los grupos de narcotráfico que por más de una década operó ampliamente en el país.

Los Cachiros, cuyos líderes principales eran Leonel y Javier Rivera Maradiaga, quienes se entregaron a la justicia estadounidense en forma voluntaria a inicios de este año, crearon un importante imperio en la región de Colón, y si bien ahora el cartel ha sido casi desmantelado, nuevos brotes se registran de posibles sucesores.

Cooperación entre gobiernos

El gobierno del presidente hondureño Juan Orlando Hernández ha iniciado una fuerte lucha en el combate al narcotráfico que va no solo con el decomiso de droga, cierre a los espacios aéreos y marítimos para el transporte de estupefacientes, extradiciones e incautaciones, sino que también ha iniciado operativos combinados con Estados Unidos y también con Guatemala, con este último país en la llamada Fuerza Maya Chortí que cubre la frontera de occidente para poner freno al tráfico de droga.

Esta cooperación entre países busca aunar esfuerzos integrados en el combate contra el narcotráfico al asegurarse que por la región centroamericana pasa el mayor número de estupefacientes ilícitos.

Estados Unidos insiste en que su mayor despliegue militar en tierras centroamericanas radica en el interés de ayudar a estos cuatro países de cara a la llegada de la época de huracanes, además de contribuir en hacer escuelas, arreglar carreteras y disminuir la malaria como el caso del hondureño departamento de Colón.

En el 2012, ya Estados Unidos había desplazado un contingente militar a Guatemala, un país que actualmente está inmerso en una fuerte crisis política por corrupción, pero que en materia de lucha contra el narcotráfico ha sido una de las naciones más consistentes en el combate con desmantelamiento de estructuras de carteles mexicanos en zonas inhóspitas, así como de importantes bandas de narcotraficantes criollas que operaban por décadas, extraditando a sus principales cabecillas a Estados Unidos.

El Salvador, donde desde hace dos períodos gobierna la izquierda, el problema de las maras o pandillas mantiene en una guerra abierta al gobierno con estos grupos antisociales, a quienes Washington ha puesto el ojo al designarlos en su lista de narcotraficantes, en particular a la llamada Mara Salvatrucha (MS-13).

Tanto Guatemala, El Salvador y Honduras comparten fronteras comunes y también problemas comunes, ambos son socios y aliados estratégicos de Washington como un punto de contención para evitar que la narcoactividad penetre el vasto territorio estadounidense, máxime cuando ya se presentan problemas de violencia tóxica en la frontera con México. Ya los carteles mexicanos han penetrado algunos sitios fronterizos y empiezan a dominar el negocio y algunas franjas de territorio.

De ahí que para los expertos, Estados Unidos busque frenar ese avance y dar también mensajes más claros en la lucha antidroga con sus países aliados, que a su vez, sufren graves problemas migratorios a causa de los efectos de la violencia, desatando así a Washington una crisis migratoria que no ha podido manejar y tampoco sabe cómo frenar.

Los llamados países del Triángulo Norte de Centroamérica han propuesto a Estados Unidos un Plan para la Prosperidad que permita ayudar a las zonas afectadas por la inseguridad y la violencia como mecanismo para frenar la migración, en particular de menores.

Los países implicados alegan que en esta lucha contra las drogas, donde ellos ponen los muertos, Estados Unidos debe volver a ver la región para aceptar una responsabilidad compartida, y quizá como parte de esa nueva visión, Washington retorna acompañado de una operación humanitaria y antidroga para blindar a sus aliados y evitar que los carteles lleven la guerra a su propia casa.

El Proceso

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