El Relámpago (Jamaica) – Por Álvaro Verzi Rangel

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Seguramente fue Jimmy Cliff quien puso a Jamaica en el mapa mundial, a puro ska y reggae. Más tarde, Bob Marley voló en sus nubes de reggae, y volvió loca a toda la gente, dentro de su natal Jamaica y –hasta ahora– en cada rincón del mundo. Siempre fue un tipo común, desprendido, que no se creía su fama.

Y hace unos años, apareció un gigantón que puso otra vez a su país en el mapamundi. A éste se le da por volar en las pistas de atletismo, cargando sobre su humildad el orgullo de ser el hombre más veloz del mundo. No es Aquiles, pero sí es el de los pies ligeros, el que terminó con los adjetivos.

Pese a no estar en su mejor forma, el domingo 23 venció por una centésima de segundo (menos que un suspiro) al estadounidense Justin Gatlin en la final de los 100 metros planos del Mundial de Atletismo que se celebraba en la capital china. Voluntad y orgullo fue lo que lo llevó nuevamente a ser primero en la meta. Nunca le interesó quedarse con las migajas: “Este triunfo es el número uno para mí en cuanto a competencia y significa mucho. He superado muchas adversidades esta temporada, pero tenía confianza en ganar. (…) Mi objetivo es ser el mejor de todos los tiempos. Eso es lo que quiero y por lo que lucho. El número uno hasta que me retire”, indicó quien en su país es conocido como El Relámpago.

El jueves siguiente le volvió a ganar a Gatlin, esta vez en los 200 metros, y el sábado 29 fue por la posta 4×100 para repetir el triplete de los mundiales de Berlín y Moscú y los Juegos Olímpicos de Beijing y Londres.

El jamaicano rebajó las marcas mundiales de las pruebas de los 100 y los 200 metros lisos hasta los 9,58 y 19,19 segundos. La víspera de la clausura de las Olimpíadas, corrió el cuarto relevo de la prueba de 4×100: partió igualado con el estadounidense Ryan Bailey, al que superó limpiamente y paró el crono en una nueva plusmarca mundial: 36,84 segundos.

Siempre celebra sus victorias con ese gesto tan particular que apunta al aire. Tiene su propia identidad. Sus victorias han conseguido que la trasnacional Puma vendiera más que nunca. Pero cuando le llovían millonarias ofertas, aseguró que jamás dejaría Jamaica y que no sucumbiría a los dólares estadounidenses, porque lo consideraría una traición a su país.

Ganó porque los demás no tuvieron ese punto extra, el que marca diferencias. Y sedujo nuevamente a los aficionados que acudieron en masa al estadio pequinés Nido de Pájaro, al imponerse en una trepidante carrera a Gatlin, quien había marcado un mejor tiempo que el jamaiquino en la semifinal de unas horas antes y también en la ronda preliminar. Pero en ese mismo tartán, en 2008, “apenas” había ganado tres medallas de oro olímpicas y rompió tres récords mundiales.

El Relámpago ha ganado la prueba reina de la velocidad en todos los mundiales en que ha participado desde 2009, salvo el de Daegu 2011, cuando cometió una salida en falso. Suma también diez medallas de oro totales en los certámenes, superando el récord de ocho del mítico Carl Lewis.

Las marcas conseguidas en Beijing levantaron sospechas de los medios estadounidenses, porque Jamaica les había arrebatado la hegemonía en velocidad. Lo cierto es que pasó once controles antidopaje sin problemas.

La semana pasada en Beijing o Pekín, celebró como siempre, a ritmo de reggae y dedicó su clásica estampa del rayo a su fanaticada. Orgullo y tenacidad, como los de Cliff y Marley, otro dos lobos solitarios que nunca soñaron ser grandes. De cara a la cámara, soñando con volver a su bar familiar -hoy futurista- en las afueras de Kingston, se presentó: Bolt, Usain Bolt.

*Sociólogo e investigador venezolano. Subdirector del Observatorio en Comunicación y Democracia de la ULAC

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