El pensamiento pedagógico del primer antiimperialismo latinoamericano (Miguel Ángel Barrios)

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El latinoamericanismo educativo en la perspectiva de la integración regional

El proyecto pedagógico de la generación del 900

José Martí y la educación para Nuestra América

El pensamiento martiniano es poseedor de un carácter revolucionario. Su obra está caracterizada por el humanismo práctico enriquecido y elevado con una proyección liberadora –impresa en su concepción de la educación-. Su pensamiento podría calificarse de abierto, integrador y didáctico.

José Martí tomaba a la naturaleza como fuente de inspiración y de conocimiento. Los modos en que reflejó el carácter de la época que le tocó vivir influyeron de forma directa y decisiva en la configuración de una concepción sobre el proceso de formación del hombre.

“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que lo ha antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida” (Martí, 1953, t. XXIII: 278)

O sea, asumió la educación como un proceso de transmisión de experiencia histórico-social de unas generaciones a otras, hasta que el hombre sea “resumen” de todo lo más significativo de la cultura que le antecedió y pueda estar al nivel de la actual, o de lo que es novedad en cada época, para asimilarla y contribuir con su talento y esfuerzo a su transformación y engrandecimiento.

Defiende el practicismo como alternativa pedagógica ante la educación memorista y enciclopedista. Plantea la unidad entre lo práctico y lo trascendental como polos no contradictorios.

Demandó que la formación del hombre concordase con su país natal. Educar desde y para la identidad se presenta como alternativa liberadora ante los peligros que acechan el continente.

La concepción de la educación en la obra de martí posee una lógica interna que se integra en un núcleo vital: la educación como preparación del hombre para la vida. Esta preparación se manifiesta a través de un conjunto de líneas directrices que responden a un fundamento histórico-lógico a escala continental.

¿Qué es el conocimiento para Martí?

“Conocer es resolver. Conocer el país y gobernarlo conforme al conocimiento es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana.” (Martí, 1938:84)

Martí pone el programa en el camino principal: la unión continental. Es decir, priorizar y jerarquizar una acción donde la educación sea liberadora y no reproductora de mecanismos de perpetuación de subordinación cultural.

Manuel Ugarte: educar para consolidar la identidad nacional

En su obra “El porvenir de la América española” se observan las dimensiones constitutivas de su pensamiento político continental, canalizadas a través de una variable principal conformada por el problema de la cuestión nacional y por tres variables dependientes: la cuestión social, la cuestión económica y la cuestión cultural.

Ugarte propone la armonización de los planes de educación de los países de América latina priorizando en ellos los rasgos comunes acerca de la unidad cultural.

Núcleo movilizador de su concepción: (…) la patria seguirá siendo en este sentido un instrumento de independencia y una condición indispensable para el desarrollo integral del hombre.

El nacionalismo de Ugarte era implícitamente democrático.

¿Sobre qué bases culturales se debe señalar un proyecto educativo en América Latina?

Bastaría reunir los fragmentos de la raza y sacar a la luz las raíces de nacionalidad, para ofrecer al conjunto la bandera lógica, el ideal tangible y la seguridad en las propias fuerzas que necesita un pueblo para afianzar sus destinos (…) (249-250)

Ugarte no se limita a la mera crítica sino que avanza sobre un programa pedagógico. Plantea claramente cuáles son las herramientas alternativas al sistema del positivismo en la educación:

  • Dar volumen a la personalidad humana en sus tres aspectos: mediante una educación física, una educación intelectual y una educación moral.

¿Qué significa la educación para Ugarte?

Todo lo que concurre a suscitar hombres cada día más útiles, superiores y perfectos. Abarca desde la alimentación y la higiene hasta las inducciones filosóficas más difíciles.

Hay que hacer de la enseñanza algo aplicable a la existencia, teniendo presente que si de las aulas no salieran más que profesores y gobernantes, desaparecería el país. Lo que necesitamos son hombres que encaren con las necesidades colectivas y las llenen, dando a la América Española su verdadero empuje triunfal.

Ugarte entendía la educación dentro de la concepción política nacional latinoamericana y desde esa perspectiva debía ser el vínculo de 4 dimensiones: 1) educar para la consolidación de la identidad nacional; 2) educar para la democracia; 3) educar para el trabajo, y 4) educar para la integración y la equidad social.

Respecto a la religión…

Ugarte expresa: la religión es necesaria para los pueblos. Para contrarrestar la infiltración norteamericana, el catolicismo tiene que ser una de las fuerzas de la resistencia y de apoyo.

En cuanto al rol del Estado

  • Suplir la carencia de los sectores pobres de una nación
  • Promover la participación popular y convertirse en órgano fiscal para con una distribución equitativa de la riqueza

José Vasconcelos y la organización de un “ejército de educadores”

Vasconcelos unió su pensamiento a la acción. La búsqueda de esa adecuación de su vida a su pensamiento político lo llevó de lleno a la lucha revolucionaria. La lucha de Vasconcelos está entrelazada con su labor educativa.

En 1920 fue nombrado rector de la Univ. Nacional de México. En su discurso de nombramiento invitó a salir junto a él a la lucha, a compartir las responsabilidades y los esfuerzos, le pidió a la universidad que trabaje por el pueblo. Asimismo en esa época también ocupó el cargo de ministro de Educación Pública, organismo que él mismo planeó y por cuya implementación luchó.

Vasconcelos puso las bases para la educación en México. Su tarea alfabetizadora fue monumental; los resultados, bastante esperanzadores.

Creó las famosas misiones culturales. Cada grupo de misioneros se componía de un jefe, un trabajador social, experto en higiene, cuidados infantiles y primeros auxilios; un instructor de educación física; un maestro de música; un especialista en artes manuales instruido para aprovechar en lo posible los recursos de cada región y un especialista en organización de escuelas y métodos de enseñanza, cuya principal tarea era la coordinación de los recursos académicos con la agricultura y las industrias manuales. De esta manera se preparaba completamente a aquellos hombres y mujeres para su futuro trabajo.

Pedro Henríquez Ureña y el humanismo hispanoamericano

Henríquez Ureña, profesor de Filosofía y letras, dominicano y representante clásico del pensamiento humanista nacional hispanoamericano.

Acerca de la fusión entre lo puramente hispánico y lo autóctono…

“El hombre universal con que soñamos, a que aspira nuestra América, no será descartado, sabrá gustar de todo, apreciar todos los matices, pero será de SU tierra: su tierra y no la ajena, le dará el gusto intenso de los sabores nativos y esa será su mejor preparación para gustar de todo lo que tenga sabor genuino, carácter propio”

Su concepto de aprendizaje: “Se piensa en la cultura social, ofrecida y dada realmente a todos y fundada en el trabajo: aprender no es sólo aprender a conocer sino igualmente aprender a hacer” (120)

La actualidad del pensamiento educativo de la generación del 900 y el modelo nacional-social

El modelo nacional-social y la política educativa

La aceleración del tiempo virtual impulsada por la revolución digital ha obligado a la mayoría de los países a replantear la lógica de la función de la educación en la sociedad del conocimiento.

En los procesos de reforma educativa en nuestra región han predominado el modelo reduccionista escolar, pensado desde una lógica de la oferta y la demanda, o el modelo pedagógico, que hace hincapié en que el problema educativo se reduce al currículo, o el modelo de gestión y participación, donde llega a pensarse que una ley transforma las cosas de la noche a la mañana en función de un “consenso democrático” de la gestión de los diversos actores de la educación, y conlleva el éxito por derrame.

El modelo nacional-social que proponemos se enraíza con la cultura común latinoamericana y debería perseguir cuatro ciudadanías: la ciudadanía democrática, la ciudadanía social, la ciudadanía intercultural y la ciudadanía ambiental.

El modelo nacional-social no divorcia lo nacional de lo social en términos de inclusión

Un elemento de la concepción de la educación en Martí, tópico común con los demás integrantes de la generación del 900, es observar que las necesidades, exigencias y vigencias de la vida, de los tiempos y de las sociedades, deben guiar la esencia de la preparación que recibe el hombre en un momento determinado.

La UNESCO en su Informe de 2000 reconceptualiza que uno de los ejes de la nueva educación es aprender a emprender.

El modelo nacional-social es implícitamente democrático porque la educación crea ciudadanía democrática.

Martí trató de estimular el interés por el conocimiento, la búsqueda por sí mismo, como vía para desarrollar en cada niño el autodidactismo y el crecimiento personal para ser sujeto libre y protagonista de su destino.

Ugarte destacó el rol del Estado en la función social democratizadora de la educación para la igualdad.

Vasconcelos proclamó que la educación para él consiste en igualdad de oportunidades.

Henríquez Ureña expresó que la educación verdadera es el nuevo nombre de la justicia social constituyendo la utopía de América.

Latinoamericanismo pedagógico: tópicos conceptuales enraizados en una cosmovisión de la cultura para proyectarlo a la educación desde una política integral de un Estado continental.

Miguel Ángel Barrios -Argentina- es doctor en educación y en ciencia política. Autor de reconocidas obras sobre América Latina.

Alainet

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