Jeferson Miola, analista político brasileño: «La condena a Lula es la segunda fase de un golpe jurídico, mediático y parlamentario»

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Jeferson Miola, analista político brasileño: «La condena contra Lula es la segunda etapa de un golpe que empezó con Dilma y es a la vez jurídico, mediático y parlamentario»

Por Cecilia Escudero, de la redacción de NODAL 

La agónica espera terminó en el peor de los resultados para el expresidente de Brasil, Lula da Silva. Un tribunal de apelación de Porto Alegre ratificó en forma unánime la condena por la que había sido juzgado en el marco de la mega causa del Lava Jato. Pero, hay más: los magistrados aumentaron la pena a 12 años y un mes de cárcel. Ahora, no sólo corre peligro la candidatura presidencial del exmandatario para los comicios de octubre -en los que parte como favorito- sino que también puede eventualmente ir a prisión. En diálogo con NODAL, el analista político brasileño y exdirector de la Secretaría del Mercosur Jeferson Miola desgrana este complejo panorama en el que se juega el futuro político de Brasil. Miola asegura que la sentencia se conocía de antemano y que produndiza el “régimen de excepción en el país” impuesto tras el golpe perpetrado contra Dilma Rousseff.

-¿Qué lectura hace de la sentencia dictada contra Lula da Silva?

Al condenar a Lula en segunda instancia, en un proceso fraudulento y sin pruebas, con plazos y ritos manipulados, el poder judicial brasileño profundiza el régimen de excepción y asume contornos cada vez más fascistas. La sentencia contra Lula concreta un crimen premeditado de la Justicia, cuyo resultado se conocía de antemano. Tal es así que el segundo grupo de medios más grande del país -la rede Bandeirantes- cometió una «falla técnica» y publicó el resultado del juicio a las 10:18 de la mañana de este miércoles, justo en el momento en que el abogado de Lula recién comenzaba la presentación de los argumentos de la defensa, y antes de que los propios jueces del Tribunal de excepción comenzaran a presentar sus votos. La sentencia contra Lula también demuestra que los golpistas optaron por profundizar la violencia contra el exmandatario: los tres jueces votaron en contra en forma unánime y, lo que es aún más grave, aumentaron la condena a 12 años y 1 mes de prisión. Con eso, los jueces -que en la sesión de este 24 de enero actuaron como fiscales- reducen los recursos que puede presentar la defensa de Lula. Así, tratan de anticipar la prohibición criminal de su candidatura en la próxima elección presidencial y amenazan con su arresto inmediato, apenas se cumplan los plazos para presentar nuevos recursos judiciales.

-¿Qué puede pasar de ahora en más? ¿Cómo afecta al panorama político de cara a las elecciones presidenciales?

Todavía es temprano para predecir las consecuencias de este arbitrio judicial. Es cierto, sin embargo, que la interferencia mediática y jurídica en el proceso electoral puede agravar el conflicto en la sociedad y alterar la calidad de la lucha política y la resistencia democrática en Brasil. Lula no verá su candidatura impedida inmediatamente, porque ahora deberá recurrir a otras instancias del poder judicial, pero sin ilusión de que pueda revertir esta brutal injusticia. Con esta condena ilegal, deberá intensificar la actividad política de masas, los comicios, las caravanas y los comités de solidaridad en todo el país. Y eso podrá hacer crecer aún más la conciencia del pueblo de que Lula es víctima de una odiosa persecución, aumentando las posibilidades de que, incluso condenado, pueda elegir y apoyar a un candidato para representar el proyecto democrático-popular. Por otro lado, la prohibición criminal de Lula no soluciona el problema principal de la clase dominante, que continúa sin contar con un candidato competitivo y viable electoralmente. Por eso, no se puede despreciar la hipótesis de que, de persistir la inviabilidad electoral de la derecha, se profundice la dinámica fascista, incluso con intentos de prescripción del PT.

-Se habla de una persecución jurídica, política y mediática contra Lula para que no vuelva a ser presidente. ¿Cuál es su opinión?

Está claro como la luz del sol que el propósito de la investigación judicial del Lava Jato, desde el principio, nunca fue el combate a la corrupción sino interrumpir el ciclo de gobiernos progresistas inaugurado por Lula en 2003, y que sacó a más de 40 millones de personas de la miseria. El golpe de 2016 que derribó a la presidenta Dilma Rousseff con un impeachment fraudulento fue la primera etapa de esta estrategia. La condena contra Lula es la segunda etapa de un golpe que es a la vez jurídico, mediático y parlamentario. Este golpe fue diseñado por el capital financiero y en los centros de poder de EEUU. Es innegable el activismo de procuradores, fiscales, jueces y policías federales del (partido) PSDB que instrumentalizan sus cargos públicos para atacar y aniquilar a sus enemigos. Los grandes medios capitanearon una masacre implacable contra Dilma, Lula y el PT a lo largo de estos últimos años. Y la Rede Globo lideró un proceso de degeneración de la democracia y el Estado de Derecho en Brasil.

-En este panorama, ¿qué posibilidades hay de que Lula efectivamente vaya a la cárcel?

Lula todavía tiene recursos judiciales, aunque es bastante improbable que consiga revertir la decisión porque todo el poder judicial brasileño -en todas sus instancias, hasta la Suprema Corte- está totalmente implicado en el golpe. En términos técnicos, por lo tanto, una vez presentados los recursos a la condena de este miércoles, Lula podría ser arrestado. En caso de que esto ocurra, la clase dominante podría estar abriendo las puertas del infierno, y este mito vivo que es Lula sería transformado en el Nelson Mandela de Brasil.

 


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