María de Lourdes Santiago, vicepresidenta del Partido Independentista: “La lucha por la independencia de Puerto Rico ha sido un imperativo moral”

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Gran parte de sus casi 50 años, María de Lourdes Santiago Negrón los ha dedicado a luchar por la independencia de Puerto Rico. Su labor como vicepresidenta del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) ha sido titánica desde el 2001.

Contactarla no fue difícil, ya que ningún hecho relacionado con su isla le es ajeno. Es así como se interesó por el Modelo de Naciones Unidas de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (Santa Clara), dedicado en esta edición a la independencia de su tierra natal, apunta el sitio Cubadebate.

“Aún en los momentos más complicados, el pueblo cubano ha sido un aliado incondicional de nuestra descolonización e independencia. Es mi esperanza que esa honrosa herencia sea transmitida a esa nueva generación de las que ustedes son parte y que a ello contribuya este ejercicio”, dijo la comisionada electoral del PIP.

¿Qué ha significado para María de Lourdes entregar toda su juventud y esfuerzos a la causa independentista?

“Para mí no ha representado un sacrificio dedicarme a la lucha por la independencia de mi país. Por el contrario, ha sido el cumplimiento de un imperativo moral. Creo, además, que no hay mayor satisfacción que enfrentar cada día trabajando en aquello que es importante para una junto a compañeros que comparten esa misión en su vida”, responde la abogada.

María de Lourdes Santiago es una figura muy mediática en la Isla del Encanto. Aunque abracen otra opción política diferente al independentismo, muchos puertorriqueños respetan toda la labor del PIP y sus dirigentes.

La actual vicepresidenta dirigió en el 2002 a un grupo de mujeres en desobediencia civil, que entró a la zona restringida en Vieques, hecho por el cual fueron condenadas a un mes de cárcel.

“El mes que estuvimos encarceladas por nuestros actos de desobediencia civil en Vieques fue, por una parte, una contribución a ese reclamo que se había extendido a todo el país, pero, además, me permitió conocer una parte importante del sufrimiento y la marginación en mi país y sobre todo de las mujeres”, cuenta la política.

Relata: “En la cárcel compartimos con mujeres encarceladas por los más diversos motivos. Algunas llevadas al delito por sus condiciones de opresión económica y de género; otras, mujeres latinoamericanas, en especial de República Dominicana detenidas por el sistema migratorio de los Estados Unidos y retenidas en prisión por períodos extendidos y privadas de comunicación”.

¿Volvería a hacerlo, de ser necesario?

“Por supuesto”, responde sin titubear.

¿Qué significó Vieques en todo el proceso de la lucha?

“Vieques permitió que se revelara la parte más cruda de la presencia de los Estados Unidos en Puerto Rico. Dos terceras partes de esa isla-municipio estuvo por seis décadas bajo el control de la Marina de Guerra de los Estados Unidos; igual había ocurrido hasta la década de los ’80 con nuestra otra isla-municipio, Culebra”.

Añade que “los viequenses vivían en un virtual estado de guerra perpetuo. Las prácticas con bala viva tenían lugar más de 200 días al año. La contaminación afectó no solamente los recursos de la isla, sino que contribuyó a que en esta pequeña isla se generara la tasa de prevalencia de cáncer más alta de Puerto Rico”.

“El despertar del resto de los puertorriqueños a la realidad de los viequenses fue provocado por un trágico incidente, casi alegórico: un avión estadounidense erró en el blanco y mató a un puertorriqueño”, recuerda.

Agrega que “a partir de entonces, lo que era un reclamo casi exclusivo de los viequenses, y algunas organizaciones cívicas se extendió por todo el país. El PIP, por mucho tiempo abanderado de esa lucha, estableció un campamento de desobediencia civil en la costa Sur de Vieques, en el que permaneció 361 días el presidente de nuestro partido, Rubén Berríos Martínez”.

Santiago Negrón rememora que “cuando el primer grupo de desobedientes civiles fue arrestado al cabo de ese año continuaron las entradas a la zona restringida y miles de puertorriqueños estuvimos dispuestos a servir de escudos humanos contra la contaminación de las prácticas y a ofrecer nuestra libertad para visibilizar la exigencia de paz para Vieques ante el mundo entero”.

“Eventualmente la fuerza moral de nuestro pueblo triunfó sobre la fuerza mortal de la Marina”, subraya.

En las elecciones generales de 2004, María de Lourdes se convirtió en la primera mujer independentista en ser electa al Senado de Puerto Rico. Como legisladora trabajó, además de la lucha por la soberanía de la isla, en temas como la igualdad de género, las adicciones, el medio ambiente y la economía.

Todo el esfuerzo por la liberación de Oscar López Rivera también fue parte fundamental de su agenda política.

“El PIP, junto a otras personas y entidades, en un esfuerzo que eventualmente trascendió líneas partidistas, estuvo durante décadas abogando por la excarcelación de Oscar en todos los foros a nuestra disposición: las Naciones Unidas, la Internacional Socialista, la Celac y el Congreso de los Estados Unidos”, señala.

A su juicio, “era fundamental hacer comprender al mundo el alto precio que algunos compañeros han tenido que pagar por pretender que en Puerto Rico mandemos los puertorriqueños”.

¿Por qué, a pesar de la transculturación por cientos de años, el pueblo de Puerto Rico sigue apegado a sus raíces?

“Puerto Rico constituye ciertamente un fenómeno de resistencia ante los intentos de transculturación que los Estados Unidos han tratado de imponer por todas las vías: lo religioso, lo cultural, educativo, lo político. Aún las personas que abogan por la anexión a los Estados Unidos (salvo, claro, algunas excepciones) valoran enormemente nuestra identidad”, contesta.

Añade: “Algún día desde la distancia que den los años se podrá evaluar con mayor cientificidad esa capacidad de permanecer siendo lo que somos, aún ante la opresión del imperio más poderoso que ha conocido la humanidad”.

“Mientras tanto, creo que quien mejor ha expresado ese elemento visceral de la lucha por preservar nuestra nacionalidad es el poeta José de Diego cuando escribió: ‘Hablamos otra lengua, con otro pensamiento / en la onda del espíritu y en la onda del viento. / Y os estamos diciendo hace tiempo en las dos, / que os vayáis con el diablo y nos dejéis con Dios’”.

¿Qué pasos importantes se han dado en la ONU y qué importancia ha tenido la Celac y la unidad latinoamericana en la lucha por la descolonización de Puerto Rico?

“Durante mucho tiempo la aprobación de la resolución sobre Puerto Rico en el Comité Especial de la ONU (siempre presentada por la delegación cubana con una solidaridad por la que estamos eternamente agradecidos) contó con intentos de sabotaje por parte de la delegación de los Estados Unidos, que ya desde 1953, cuando se retiró a Puerto Rico de la lista de territorios colonizados sobre los cuales tenía que rendir cuentas, se había apuntado una gran victoria ante la comunidad internacional”.

Agrega que “sin embargo, el cambio de circunstancias, en las que ha sido fundamental las posturas asumidas por los países de América Latina, ha permitido que por más de una década la resolución se apruebe por consenso. De hecho, en el año 2016 logramos que el Comité aceptara la propuesta que me correspondió plantear en representación del PIP”.

La idea era plantear que “luego de las consultas que estime pertinente, ejerza sus buenos oficios para propiciar un diálogo entre Estados Unidos y los que proponemos la descolonización y la independencia de Puerto Rico, de conformidad con la Resolución 15/14 (XV)”.

“Naturalmente, la actual situación política de los Estados Unidos ha sido un obstáculo para que ese esfuerzo haya podido progresar, pero confiamos en que eventualmente se retome esa vía para gestionar una salida a la situación colonial de Puerto Rico, que es injusta para los puertorriqueños y oprobiosa para los estadounidenses”, concluyó.

¿Por qué colonia sí, y Estado Libre Asociado no sería el término adecuado para definir el estatus del pueblo puertorriqueño?

“El nombre Estado Libre Asociado (ELA) es ciertamente adecuado para bautizar un sistema basado en el fraude y la ocultación de la realidad, porque Puerto Rico no es un Estado de la Unión, no es un país libre para tomar sus determinaciones y tampoco es socio de los Estados Unidos, sino que está sometido a una situación de absoluta desigualdad”, replica.

“En mi país, definido por la jurisprudencia estadounidense como un territorio que ‘pertenece, pero no es parte de los Estados Unidos’, aplica toda la legislación aprobada por el Congreso estadounidense, en el que sólo tenemos la patética participación de una comisionada residente que no tiene ni voz ni voto y que en la práctica actúa como mendigo autorizado del gobierno”.

Reseña que “todos los asuntos fundamentales para el desarrollo de un país están excluidos de la limitadísima autonomía que tiene nuestro gobierno. Son los Estados Unidos los que determinan quién entra a nuestra tierra; con quién comerciamos y en qué condiciones; cómo operan muchas de las instituciones públicas del país y tenemos prohibido de forma específica aprobar legislación que, por ejemplo, proteja nuestro comercio, agricultura o industria”.

“Y existe legislación federal como las leyes de cabotaje que nos obligan a utilizar la marina mercante de los Estados Unidos para todo tráfico comercial entre ese país y el nuestro, que está diseñada para generar la anómala situación de un país pobre subvencionando al país más rico del planeta”, argumenta.

Para quien tuviera alguna duda del absoluto control de los Estados Unidos, la ley conocida como Promesa (por sus siglas en inglés) impuso una Junta de Control Fiscal compuesta por siete individuos designado por el presidente y el Congreso de los Estados Unidos, que tienen la última palabra en los asuntos fundamentales del país.

“De su aprobación depende que entren en vigor las leyes aprobadas por la legislatura puertorriqueña y en este momento estamos enfrentando sus exigencias de medidas de austeridad -que condenarán a la pobreza a cientos de miles de puertorriqueños- para poder asegurar capital suficiente para satisfacer la enorme deuda pública del país (72 mil millones de dólares)”, dice Santiago.

“Además, se estarán cerrando 300 escuelas públicas; se privatizará parte de los servicios de educación; se venderán los activos de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE); y se ordenará una brutal reducción en los pagos de pensiones a los jubilados del gobierno. Además, la Junta exige que se elimine prácticamente toda protección laboral en el país”.

¿Por qué la estadidad es un espejismo?

“Puerto Rico es una nación latinoamericana y caribeña que no está dispuesta a renunciar a su identidad. Esto es del todo incompatible con el lema unificador de los Estados Unidos ‘e pluribus unum’, ejemplificado también en la terrible metáfora del melting pot, es decir, el crisol en el que se funden y deformen las identidades nacionales para pasar a ser minorías casi folclóricas en la nación estadounidense”.

Advierte que “en todo caso, los anexionistas puertorriqueños, para prevalecer en su pretensión, tendrían que cumplir con los tres requisitos que han guiado la aceptación de 37 territorios a la Federación estadounidense. Primero, que virtualmente la totalidad del país vote por la estadidad, meta de imposible cumplimiento en Puerto Rico. Segundo, que se demuestre que Puerto Rico ha adoptado los valores políticos y culturales de los Estados Unidos; y que el territorio disfrute de una economía saludable. Ninguno de esos requisitos puede ser cumplido”.

¿Hacia dónde debe mirar y qué debe hacer el pueblo de Puerto Rico para alcanzar su independencia?

“Para adelantar nuestra descolonización, los puertorriqueños tenemos que, en primer lugar, encontrar un espacio de consensos mínimos entre los distintos sectores políticos y desde ahí hacer un reclamo unánime a los Estados Unidos para que asuman su responsabilidad histórica, planteándole a nuestro pueblo qué opciones son viables para nuestro futuro político”.

Agrega que “después de todo, Puerto Rico no es colonia de ningún partido político puertorriqueño sino de los Estados Unidos, y mientras no contemos con ofertas definidas de estatus y con un mecanismo procesal que permita tramitarlas, será prácticamente imposible ponerle fin a la situación colonial”.

“Desde el PIP hemos insistido en la celebración de una Asamblea de Estatus, que escoja delegados que cumplan ese fin. También hemos hecho propuestas que han culminado en avances importantes, como la votación realizada en el 2012, en la que la mayoría de los puertorriqueños votó en contra de que continuara el actual estatus territorial colonial”.

Y culmina: “Confiamos en que la actual coyuntura, en la que se ha hecho evidente que la relación colonial no beneficia a ninguna de las partes, sirva para allanar el camino en la búsqueda de los acuerdos necesarios para formular nuestra exigencia a los Estados Unidos”.

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