Las 10 conclusiones del día en que ganaron Petro y Duque – Por Juanita León

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El domingo fue un día en el que se consiguieron muchos hitos: desde la votación de Gustavo Petro hasta la votación de la consulta de la derecha. También el nivel de participación, la votación de Mockus, el salto en curules que se pegó Cambio Radical y el crecimiento de la centro izquierda en el Congreso. Estas son las diez grandes conclusiones de la jornada (que irémos profundizando a lo largo de la semana).

1. Hacer consultas es una muy buena idea

Una gran conclusión de esta jornada es que hacer consultas en marzo le da un momentum a los candidatos muy grande. Por eso, en retrospectiva, la decisión de Sergio Fajardo de no ir a consulta con Claudia López y Jorge Enrique Robledo y eventualmente con Humberto de la Calle, que hizo la consulta en noviembre para ir a una interparidista con Fajardo en marzo, fue un error.

Por el contrario, fue un cabezazo de Gustavo Petro inventarse la consulta con Carlos Caicedo, que era irrelevante para encontrar el ganador dada la diferencia en popularidad entre ambos, porque lo mantuvo en la agenda mediática, le permitió anticipar su campaña y le dará más de 13 mil millones de pesos en reposición de gastos si la campaña demuestra que se los gastó.

También le resultó a Álvaro Uribe haber hecho hasta el último esfuerzo por mantener unida la Coalición del No.

Además, las consultas no solo fueron buenas para los candidatos que participaron en ellas sino también para los partidos, en general, porque aumentó la participación electoral. Casi 3 millones de personas más votaron en esta elección que en la pasada (y solo hay 1,6 millones de nuevos sufragantes).

2. Iván Duque y Marta Lucía Ramírez podrían ganar en primera vuelta

Entre los tres candidatos del No, sacaron casi 6 millones de votos. Si se mantiene la tendencia de las últimas elecciones, cuando la primera vuelta presidencial consiguió un 8 por ciento menos de los votos de las legislativas, es posible que el 27 de mayo se necesiten unos 8 millones para ganar en primera vuelta dado que en esta jornada votaron casi 17 millones de personas.

Eso quiere decir que si la dupla Duque-Marta Lucía mantuviera todos los votos que sacaron entre los tres, les faltarían dos millones más para ganar en primera vuelta.

Para lograrlo, necesitarían inclinar la balanza del Partido Conservador a su favor. Es un partido que sin tener candidato, y llevar cuatro años dividido, llegó a esta contienda prácticamente intacto en relación con los votos que obtuvo en 2014. Es una muestra irrefutable de su disciplina.

Los líderes del Partido dijeron que después de los resultados del domingo anunciarián con quién se van a la Presidencia. En realidad, el debate está entre irse con Vargas Lleras o irse con Uribe. Al final, seguramente dependerá de qué les ofrezcan a cambio, pero por afinidad ideológica les quedaría más fácil con Uribe.

Aún así, no es obvio que Duque vaya a conservar todos los votos de Marta Lucía, pues mucha gente que votó por ella lo hizo en contra de Duque por ser el candidato de Uribe.

La gran pregunta es ¿de dónde salen los 1’8 millones de votos de diferencia entre la votación del Centro Democrático a Senado y lo que sacó Iván Duque?

Es posible que una parte de esa diferencia radique en el miedo a que Petro estuviera punteando en las encuestas, y a que gente de Vargas Lleras o de los conservadores lo hayan apoyado.

Por eso, parte de sus probabilidades de ganar en primera vuelta dependerán de que Petro siga asustando y de que la campaña se polarice entre ellos dos hasta el punto que la maquinaria y los de centro derecha se vayan con él moliendo a Fajardo y Vargas Lleras.

También de que el tema del Acuerdo con las Farc y el ‘castrochavismo’ (ahora que la votación de la Farc los dejó en la irrelevancia, bajo el mote del ‘petrochavismo’) se mantenga puesto que la votación que obtuvo toda la Coalición es muy similar a los votos que sacó el No en el plebiscito.

3. La Farc tuvo su aterrizaje en la realidad

La Farc se descachó, y por mucho, en sus cálculos. Aunque algunos de ellos nos dijeron que aspiraban sacar dos millones de votos, su lista a Senado no superó los 80 mil votos, la mitad de lo que analistas consultados por La Silla pronosticaron.

Si no tuvieran curules fijas, con esa votación no elegirían ni un solo senador y estarían lejísimos de pasar el umbral, que es el tres por ciento de la votación, porque apenas sacaron el 0.34 por ciento. En Cámara su lista apenas sacó 32.636 votos en todo el país.

Ni en Caquetá, su retaguardia histórica, lograron lo que esperaban, que era sacar cinco mil votos a Senado. Sacaron 1.674 votos, cifra que en todo caso supera a la de los militantes que hay en el departamento, que son aproximadamente 1500.

Con esto queda comprobado que la Farc no tiene por ahora una base social amplia con la cual contar para las elecciones locales de 2019 ni que tampoco eran el ‘Ejército del pueblo’ que ellos presumían.

Por otro lado, el temor de que la Farc se iba a tomar el poder con “los ríos de plata” que supuestamente tenía guardada la exguerrilla, que fue uno de los caballos de batalla del uribismo durante el plebiscito, al menos por ahora, quedó totalmente sin piso.

4. Vargas tuvo un resultado agridulce

Hasta este momento, Germán Vargas se jugó el 100 por ciento de su campaña a ser el gran triunfador de las elecciones legislativas. Para eso, hizo pactos con todos los caciques que pudo, sin importar el costo que le significó en imagen hacer alianzas con varios políticos condenados o investigados.

La estrategia, en términos de votos, le funcionó. Cambio Radical pasó de tener 951 mil votos en el 2014 a 2 millones en estas, casi duplicando sus curules. Pasó de 9 a 16 curules en El Senado, donde es el segundo partido más votado, superado solo por el Centro Democrático.

Sus nuevos votos se los quitó en parte a La U, que perdió seis curules, y a Opción Ciudadana, que perdió dos de sus grandes electores (el de los condenados Hugo Aguilar y el ‘Gordo’ García) en manos de Cambio.

Sin embargo, la felicidad para Vargas no es completa.

Primero, porque no fue el partido más votado como había dicho que lo serían el senador de Cambio y cabeza de lista Rodrigo Lara, y tampoco le sacó tanta ventaja al tercero y cuarto partido más votado (el Liberal, con dos curules menos).

Su partido también sacó muchos menos votos que Iván Duque y que toda la consulta de la derecha, y que los que sacaron Gustavo Petro y la consulta de la izquierda. Sacó la misma votación del Polo y la Alianza Verde sumadas, que apoyan a Sergio Fajardo, por lo que no puede decir que como candidato sea el mayor elector.

Aún así, con dos millones de votos de su Partido, Vargas queda mejor posicionado que lo que revelaban las encuestas, y tiene con qué mantenerse vivo en la contienda y pelear por pasar a la segunda vuelta para pelearse la Presidencia con el candidato uribista.

Para eso, su elección de fórmula vicepresidencial de verdad (su designación de Luis Felipe Henao era mientras tanto, y tiene plazo hasta este viernes para cambiar) será fundamental. En este escenario, seguramente se inclinará por un candidato liberal que pueda arrastrar detrás a la maquinaria roja y hacer a Vargas más atractivo para los políticos de La U que el candidato uribista, o con alguien que arrastre al Partido Conservador.

5. La Coalición Colombia tiene todavía futuro

A Sergio Fajardo también le fue mejor en la contienda de lo que muchos pronosticaron.

Por un lado, los dos partidos que lo apoyan no solo pasaron el umbral (sobre lo que había dudas) sino que la Alianza Verde duplicó sus curules a diez, y el Polo mantuvo sus cinco. Es decir, Fajardo cuenta en teoría con 15 senadores detrás. Y su candidato, Iván Marulanda, por quien lo iban a medir sus rivales, aseguró una curul.

En teoría, porque varios de estos 15 no necesariamente lo apoyarán si ven que con Gustavo Petro tienen una opción real de llegar a la Presidencia. Por ejemplo, Iván Cepeda, Alberto Castilla y Alexander López, del Polo, difícilmente moverán sus estructuras detrás del candidato paisa.

Tiene a su favor que votaron ayer más de 17 millones de personas y de esos por la derecha o la izquierda solo 9,6 millones. Es decir, que hay más de 7 millones de votos todavía por conquistar.

Pero para eso necesitaría crecer por fuera de la Coalición, puesto con los dos millones que sacaron ambos partidos no llega a la segunda vuelta.

En esa medida, sus movidas de la semana que viene, en la que todavía puede cambiar vicepresidente (por ejemplo, convenciendo a De la Calle que se vaya con él) y posicionar un discurso que resulte atractivo para evitar que el centro quede absorbido por la polarización entre Petro y Duque, será fundamental.

6. Las encuestas pasaron raspando

En esta jornada, las encuestas acertaron en las tendencias, pero no exactamente en los números. Gustavo Petro sacó una votación inferior al 23 por ciento que le daban las encuestas, pero la diferencia entre Duque y Ramírez fue pronosticada por la mayoría de los encuestadores. El número de votos de Cambio Radical no se refleja en los porcentajes de Germán Vargas Lleras en las encuestas.

7. El peso del personalismo está en auge

Los dos partidos más votados en estas elecciones existen alrededor de la figura de su líder. El Centro Democrático alrededor de Álvaro Uribe (que sacó el 35 por ciento del total de sus votos a Senado) y Cambio Radical, alrededor de Germán Vargas Lleras.

En la Alianza Verde, Mockus sacó el 41 por ciento de los votos totales. De esta manera, no solo salvó a la Alianza Verde de pasar el umbral sino que ayudó a que doblaran sus curules y triplicaran su votación con respecto al 2014.

Dado el Parkinson que sufre y las pocas apariciones públicas que tuvo (no fue a ningún debate de cabezas de lista, por ejemplo) se puede decir que su triunfo es una nueva muestra del símbolo tan potente que es el exalcalde bogotano de una forma diferente y honesta de hacer política.

En el Polo, el senador Jorge Enrique Robledo concentró el 30 por ciento.

Solo Uribe, Mockus y Robledo concentraron más de 1,6 millones de votos, o el 11 por ciento de la votación total depositada por los candidatos.

El movimiento de la Decencia fue totalmente jalonado por la figura de Gustavo Petro.

Por el contrario, entre el Partido Liberal, el Partido Conservador y La U -que no tienen figuras fuertes que los agrupen- no alcanzaron 6 de los 14 millones de votos depositados por partidos y movimientos en el Congreso. Sobra decir que el bipartidismo en esta elección quedó enterrado, pues el Partido Conservador fue el tercero más votado y el liberal el cuarto en el Senado.

8. Se derrumba el mito del voto religioso (y Viviane desaparece)

Después de la movilización de las iglesias cristianas a favor del No en el plebiscito con el argumento (falso) de que tenía “ideología de género”, el voto religioso se cotizó porque se pensó que dada su disciplina podría tener una gran incidencia en estas elecciones. Las votaciones que tuvieron ayer desinflan este mito.

La única candidata cristiana que logró una curul fue la pastora Claudia Castellanos, de la Misión Carismática Internacional, que no sacó los 100 mil votos que presumían sino poco más de 60 mil, que sumaron a Cambio Radical.

El youtuber cristiano Oswaldo Ortiz, uno de los líderes del movimiento de la Familia en contra de las cartillas de Gina Parody, se quemó con 23 mil votos. Casi los mismos con los que también se quemó Jefferson Vega, el esposo de la diputada santandereana Ángela Hernández, también promotora del No con la ideología de género, con 22 mil votos.

Incluso se hundió la hermana del pastor Miguel Arrázola, de Cartagena.

Por el lado de los movimientos religiosos, se hundió el movimiento Somos, liderado por Viviane Morales, que no llegó ni a los 100 mil votos a Senado. Con ese resultado, quedó también enterrada su aspiración presidencial, e incluso como fórmula vicepresidencial de Germán Vargas, pues está muy lejos de los dos millones de firmas que consiguió su referendo contra el matrimonio gay.

Se hundió también el movimiento Justa Libres, de Ricardo Arias, que reúne varias iglesias y que con 430 mil votos no superó el umbral. El Mira, de la pastora María Luisa Piraquive, nuevamente queda en la cuerda floja con casi 500 mil votos.

Por último, se hundió Opción Ciudadana, que había buscado reemplazar con pastores la salida de grandes electores como Hugo Aguilar y el ‘Gordo’ García que se fueron a Cambio Radical.

Esto sin mencionar que el exprocurador anulado Alejandro Ordóñez, que le apostaba a que el voto religioso lo catapultara, sacó menos votos que Carlos Caicedo, el segundo de la consulta de la izquierda, y menos que Colombia Justa Libres.

9. Tener gobernador es un factor decisivo para el triunfo

Como ya lo había contado La Silla Vacía en las elecciones de 2014, esta vez nuevamente quedó demostrado que tener al gobernador o a un alcalde de ciudad capital de su lado es uno de los factores más determinantes para el triunfo, sino el más.

El grupo del alcalde de Barranquilla, Alex Char, sacó 4 cámaras y dos senadores en el Atlántico. El Gobernador de Antioquia Luis Pérez ahora tendrá a su sobrino como senador. La gobernadora del Valle Dilian Francisca Toro tendrá -ella solita- dos senadores y cuatro representantes de su cuerda.

El gobernador verde de Boyacá fue clave para el éxito de dos senadores verdes y logró meter dos cámaras. Hay varios casos más.

Hasta el Gobernador del Casanare consiguió la tercera votación más grande del Centro Democrático con Amanda Rocío González, cuyo mayor mérito profesional hasta ahora había sido ser gerente de un hospital, y ni siquiera en Yopal.

10. La renovación en el Congreso llegó por cuenta de la oposición

Aunque entre los 277 congresistas que se posesionarán el 20 de julio más de la mitad serán nuevos (112 hoy están en el Congreso), la renovación es limitada y viene solo por la izquierda y el Centro Democrático.

De los 107 nuevos senadores 43 son repitentes y 23 suben de la Cámara, lo que muestra un recambio grande en nombres y un ascenso importante en la escalera política. Pero de los nuevos, 4 ya habían sido congresistas, 3 fueron gobernadores, 7 fueron alcaldes y uno más fue diputado.

Al final, solo 27 no habían tenido cargos políticos de alto nivel. Y de ellos solo cuatro son de la Unidad Nacional: dos senadoras conservadoras que son hermanas de senadores salientes (Esperanza Andrade y Soledad Tamayo) y 2 liberales que también reemplazan a sus familiares (Laura Fortich que hereda la curul de su tío Álvaro Ashton, y Horacio José Serpa, la de su padre).

Los demás son los nuevos senadores indígenas de Aico y Mais, una senadora del Mira, uno del Polo, dos verdes (que son el concejal de Bogotá, Antonio Sanguino, y el hijo de Piedad Córdoba) siete del Centro Democrático (incluyendo a sobrinos de dos gobernadores), cuatro de las Farc (Iván Márquez fue representante de la UP) y los cuatro de la lista de Petro.

En la Cámara ,el panorama es similar. Hay 53 repitentes, 10 ex congresistas y otros 49 nuevos congresistas que vienen de la política.

Los demás, que representan la renovación, tienen una gran representación de la oposición: son seis verdes, 15 del Centro Democrático, dos afros, cinco de las Farc, uno de la decencia, uno del Mais y una del Mira, es decir, 31 representantes.

En cambio, las cuatro grandes bancadas que formaron la Unidad Nacional, solo suman 21 nuevas caras (seis de Cambio, cinco conservadores, seis de La U, siete liberales).

En términos de paridad de género, solo una de cada cinco congresistas es mujer (57 de 277). Ni siquiera alcanzan la cuota del 30 por ciento de las listas. Las mujeres mantuvieron la misma representación frente al 2014. Salieron tres senadoras liberales y ahora solo queda una. El Polo sigue sin mujeres. En la U salió una de las dos mujeres y los godos perdieron cinco mujeres. Lo compensan la lista de la Decencia y la Farc, que ponen cuatro mujeres.

La Silla Vacía

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