Chile: la complicidad gubernamental en la destrucción serial del mar de Chiloé – Por Juan Carlos Cardenas

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Por Juan Carlos Cardenas*

La mega industria de cultivos industriales de salmones y truchas, que exporta el 98% de sus producciones, ha convertido durante las últimas dos décadas al archipiélago de Chiloé en un verdadero far west sanitario-ambiental y social.

Esto viene ocurriendo sistemáticamente a través de una serie de crisis provocadas por las prácticas sub-estándares, y derechamente por el no cumplimiento de las débiles normativas sanitarias, ambientales y laborales. Ejemplo de lo anterior lo constituyen una serie de desastres ambientales, tal como la actual contaminación y destrucción de más de 5 kilómetros del río Trainel, afluente del lago Huillinco-Cucao, comuna de Chonchi, el cual es el mayor cuerpo de agua lacustre de la isla de Chiloé.

Allí se vertieron más de 10.000 litros de pintura antifouling, potente biocida compuesto por metales pesados, entre ellos óxido de cobre, que es empleado de manera masiva e indiscriminada por la industria salmonera para eliminar los organismos marinos que se adhieren a las redes de sus balsas-jaulas conteniendo salmónidos.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales sectoriales se han mostrado ineficientes y con poca voluntad de escuchar a las comunidades afectadas y organizaciones chilotas.

Importante es señalar que se ha ocultado y no informado a las comunidades campesinas e indígenas y personas que habitan estos cuerpos fluviales y desarrollan actividades agrícolas y de crianza de animales en Chonchi, que el agua de bebida proporcionada por el río y el lago está hoy contaminada por metales pesados, los cuales son bio-acumulables y se concentran en los organismos de las personas, animales y la biodiversidad acuática (peces, anfibios) del área contaminada. Los efectos de mediano plazo por la contaminación con metales pesados son alteraciones a nivel de riñones, pulmones, hígado y sistema nervioso.

No basta con la eliminación mecánica de la pintura antifouling. Es necesario prevenir los efectos biológicos de los metales pesados disueltos en el agua y que se acumulan en el fondo y orillas del río y del enorme lago.

La autoridad responsable no ha actuado frente a una serie de irregularidades, como que el transporte terrestre en camión de más de 10.000 litros de este químico biocida no contaba con la guía técnica de transporte, que la empresa productora de la pintura antifouling no tendría la autorización de la Directemar (Dirección de Territorio Marítimo), y que, hasta ahora, no se conoce la o las empresas salmoneras destinatarias de la pintura antifouling.

El prontuario sanitario-ambiental de los monocultivos industriales de salmónidos en la isla de Chiloé

Hoy el territorio de Chonchi y Cucao constituye una “zona de sacrificio” de la mega industria salmonera, ya que hace cinco meses naufragó frente a Chonchi el well-boat “Seikongen”, transportando más de 60.000 litros de petróleo y 200 toneladas de salmones.

Han pasado casi seis meses y la gran embarcación continúa hundida con su carga de petróleo. Llama la atención la desidia de la autoridad regional, privilegiando los intereses económicos salmoneros y no la integridad del mar chilote. El invierno y sus temporales se acercan y se siguen desconociendo las causas del naufragio de esta embarcación recién salida del astillero.

No hay que olvidar que hace dos años, las compañías salmoneras con el apoyo del Servicio Nacional de Pesca, la Armada de Chile y la complicidad de organizaciones científicas, vertieron a 75 millas de las costas del norte de Chiloé, 9.000 toneladas de mortalidades de salmones provocada por el mega bloom de algas nocivas Chatonella sp. a consecuencia de los altos niveles de contaminación orgánica unida a cambios climáticos y oceanográficos globales.

Se realizaron 11 vertidos de materia orgánica en descomposición, utilizando 125 embarcaciones, entre pesqueros de alta mar, lanchas y well-boats. Con ello quedó en evidencia la real visión del Estado chileno y de la industria salmonera sobre el mar, al tratarlo como un vertedero ilimitado para recibir desechos líquidos y sólidos de la industriales, o un área para explotar y hacer dinero.

Importante es señalar que a éstos “vertidos legales”, se unieron una serie de vertidos ilegales de miles de toneladas de mortalidades en las aguas del norte de Cucao, Abtao, sur de Quellón, Boca del Guafo y Reloncaví.

El Estado de Chile también es un cómplice activo en la contaminación orgánica y química del mar patagónico. Así lo demuestra la irracional Resolución Exenta 475, emitida el 8 de febrero del 2018 por Sernapesca, la que permite que los well-boats que transportan peces contaminados puedan verter sus agua de lastre contaminadas con micro algas tóxicas y patógenos virales, bacterianos y parasitarios en un polígono de mar ubicado al norte de Melinka y frente al puerto de Raúl Marín Balmaceda, Golfo de Corcovado, región de Aysén. Ante ésta abusiva e irresponsable medida administrativa pro-salmonera, la Federación de Pescadores Artesanales del Archipiélago de Las Guaitecas ha interpuesto un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso.

En la región de Magallanes, el Consejo de Ministro de la Sustentabilidad (sic) eliminó administrativamente la protección ambiental de las prístinas aguas adyacentes al recién creado Parque Nacional Kawésqar, con el fin de facilitar la entrega de más de 300 nuevas concesiones de acuicultura industrial en éstas prístinas y altamente biodiversas aguas de la Patagonia chilena.

Salmoneras: Campeonas mundiales en el empleo abusivo de antibióticos

La industria salmonera en Chile presenta la mayor utilización intensiva de antibióticos de esta mega industria acuícola a nivel global. Durante el 2016 la industria empleó indiscriminadamente 700 veces más antimicrobianos por tonelada de salmón producido, en comparación con Noruega.

En dicha temporada, Chile produjo 727.500 toneladas de salmónidos, utilizando para ello 382.500 toneladas de antibióticos, principalmente florfenicol y oxitetraciclina. En contraste, Noruega sólo utilizó 523 kilos de antimicrobianos para producir en el mismo período el doble (1,2 millones de toneladas de salmón). Esto deja en evidencia la distancia abismal entre el manejo sanitario-ambiental de la industria de salmonicultura intensiva de Chile y Noruega.

En el ámbito de la violación de los derechos y seguridad laboral, ya han muerto nueve trabajadores de la industria salmonera durante los últimos años, debido a las precarias condiciones laborales. En marzo, fueron dos los trabajadores fallecidos: el buzo Leonardo Figueroa, de 52 años, asfixiado a 40 metros de profundidad en el centro de cultivo de Australis Sea Foods S.A, ubicado en isla Riesco, región de Magallanes; y Patricio Silva, de 51 años, quien perdió la vida al ser aplastado por un maquina al interior de la planta salmonera Surproceso en Quellón, región de Los Lagos.

Detener la destrucción sanitaria y ambiental de nuestro mar y defender los derechos de los ciudadanos y comunidades costeras

Las organizaciones ciudadanas valoran la reciente resolución del Senado de Washington, USA, la cual prohibió para el 2025 todas las operaciones de centros de cultivo industrial de salmón Atlántico. Esto por considerarlos una amenaza ambiental “intolerable”. La eliminación definitiva de la salmonicultura industrial en la principal región acuícola de Estados Unidos, principal mercado de las producciones de salmón químico industrial chileno, constituye una decisión histórica, que apoya la lucha de los ciudadanos, comunidades costeras y pueblos originarios en Chile contra la destrucción ambiental y sanitaria.

Frente a la destructiva expansión de la industria salmonera y la complicidad estatal, las organizaciones que adhieren a la Campaña #SalmónQuímicoChileno ¡Fuera de nuestro menú y de nuestro mar!, demandan el apoyo nacional e internacional a seis medidas tendientes a la protección del medioambiente y la defensa de la salud pública, siendo la central la implementación de una moratoria a nivel nacional que impida la expansión territorial y productiva de los monocultivos industriales de salmónidos en las regiones del Bío Bío, Araucanía, Los Ríos, Aysén y Magallanes.

La eliminación total de las operaciones de centros de cultivo de salmónidos en aguas adyacentes a parques nacionales, ríos y lagos del sur de Chile, especialmente Magallanes.

También la salida de las piscicultura de salmónidos de los lagos y ríos cordilleranos, territorio del pueblo Mapuche y del archipiélago patagónico de las comunidades canoeras-nómades Kawésqar.

Urge la prohibición del empleo indiscriminado y profiláctico (preventivo) de antibióticos en la industria salmonera. Al mismo tiempo, implementar un etiquetado informativo sobre el empleo de antibióticos en los procesos productivos de los productos de salmón de cultivo industrial.

El llamado a la ciudadanía es a rechazar el consumo de salmón químico de granjas industriales (especie carnívora introducida en aguas chilenas), prefiriendo el consumo de pescados y mariscos nativos y sustentables de origen artesanal.

Detener la destrucción sanitaria y ambiental de nuestro mar dependerá de la unidad, cooperación y la movilización social.

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