Juan Castillo, senador uruguayo: “Nuestra América se ha quedado sin grandes referentes»

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Entrevista a Juan Castillo, senador uruguayo

Por Pedro Brieger, director de NODAL

El Uruguay está gobernado desde 2005 por una coalición de partidos de izquierda denominada Frente Amplio (FA).  El primer mandato de 5 años fue de Tabaré Vazquez que fue reemplazado por Pepe Mujica.  Al no estar permitida la reelección inmediata el candidato a la presidencia fue otra vez Tabaré Vazques que asumió el 1 de marzo de 2015 y tiene mandato hasta el marzo de 2020, unos meses después de las elecciones presidenciales que se realizarán en octubre de 2019.  Uno de los referentes del Frente Amplio es Juan Castillo, actual senador y secretario general del Partido Comunista además dirigente sindical de larga trayectoria.

En América Latina existe una disputa regional entre una corriente progresista, de centroizquierda, popular o  populista, y una corriente de derecha, liberal, neoliberal, conservadora; ¿dónde se ubica el gobierno del Frente Amplio?

Nosotros estamos en el tercer año del tercer período de gobierno del Frente Amplio, nos quedan dos años todavía porque a finales del 2019 son las elecciones en Uruguay coincidentes con la Argentina.  Hacía allí estamos trabajando, avanzando.  Se generan a veces contradicciones internas dentro de las mismas fuerzas políticas del Frente Amplio, una fuerza política plural diversa. Esa construcción de unidad, que la conformamos 30 grupos políticos, movimientos, partidos, sectores distintos, que tenemos un objetivo en común, queremos enfrentar a la clase dominante.  No hay partidos de derecha en el Frente, no hay expresiones liberales, pero hay algunos que queremos un poquito que se profundicen más los pasos para la izquierda y ahí nos ubicamos los comunistas. Nosotros hubiésemos preferido avanzar en forma más acelerada en algunos cambios, desde el punto de vista de la producción de la economía que no se han podido gestar, porque también al mismo tiempo privilegiamos lo estratégico que significa tener la unidad de la izquierda. Para nosotros eso es muy importante. Nosotros no negamos la tradición y el peso que tienen en nuestro país y en nuestros países de América los partidos políticos que expresan el sentir de la clase dominante, partidos que no les gusta que los denominen de derecha pero mayoritariamente son partidos que expresan sentidos de la derecha en nuestros pueblos. En Uruguay, esa expresión política es el Partido Colorado eternamente gobernando, o el Partido Nacional quién generaba alternativa o convivencia a veces con el Partido Colorado y que han sido desplazados por el Frente Amplio. En esa etapa estamos, aprontándonos ahora en la discusión de programas para un cuarto gobierno del FA y preocupados por la suerte de lo que está pasando América hoy, de nuestros principales aliados con los que supimos caminar juntos la década pasada.  Hoy vemos como esos procesos políticos han tenido contradicciones, o le han generado contradicciones o provocaciones, asunto tales como la situación de Venezuela, la de Ecuador o la del mismo Brasil ahora que es una de las preocupaciones más importante.

¿Como ven en el Frente Amplio lo que está pasando en Brasil?

Aquí hay una dualidad entre la concepción de izquierda, el sentimiento del Frente Amplio, y la de nuestros compañeros o compañeras que están en la gestión de gobierno, ajustándose al programa que aprobó la ciudadanía y teniendo en cuenta muchas veces la concepción histórica de las relaciones internacionales que ha llevado nuestro país. El gobierno mantiene margen de respeto por las decisiones que toman los distintos gobiernos, eso no está mal, es un principio de autodeterminación que hay que respetar.   Eso también es compartible, el problema es que si no nos metemos en la coyuntura y vemos que se trabajó para generar las condiciones en la cual hoy está envuelto Brasil, nosotros no entenderíamos nada porque esto no fue gratuito. Desde Nuestro punto de vista, como comunistas, o como frenteamplistas, militando por nuestra fuerza en el FA, estamos asistiendo a una arremetida de la clase dominante que tiene una estrategia elaborada de salir a generalizar en la opinión pública, a lograr o intentar lograr instalar en la opinión publica de que todos los partidos son iguales, que son todos corruptos. Si esto prende en la sociedad, si todos son corruptos es lo mismo un partido que otro y es lo mismo un dirigente que el otro. Entonces no distingue la barrera ideológica en las posiciones políticas de cuáles son los programas o los proyectos, o los compromisos concretos de lograr en nuestros pueblos una mejor distribución de la riqueza para atender a los que nunca han tenido nada, para lograr mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas, generar puestos de trabajo, igualdad de oportunidades, igualdad de género.   En el caso de Brasil han destituido a Dilma primero, hace más de dos años, y todavía no han logrado comprobar ni una sola de las denuncias por la que la destituyeron, o encarcelar a Lula como lo están haciendo ahora sin tener ni una sola prueba de los testimonios que se habían presentado.

¿Por qué Pepe Mujica se mueve tanto a nivel regional? ¿Que lo impulsa a presentarse casi como la voz de la izquierda uruguaya después de haber dejado la presidencia, mientras desde el  gobierno Tabaré Vázquez parece tener una actitud mucho  más moderada.

En éste contexto que estamos hablando, nuestra América se ha quedado sin grandes referentes desde el punto de vista de un líder político, de un dirigente que le llegue con facilidad a las masas. Algunos referentes importantísimos de las últimas décadas no están más con nosotros como el Comandante Fidel Castro que seguramente tendría opinión por todas estas cosas que están pasando, o como el Comandante Hugo Chávez, que ha sido la figura emergente de los últimos veinte años.  No digo que Pepe Mujica sea ni el único ni el exclusivo pero es uno de los referente.  Tiene además una autoridad moral de haber sido fiel a sus ideas, tan fiel que, con sus ideas de izquierda, radicalmente de izquierda en determinado momento de su vida, tomó las armas, fue a la guerrilla, pagó con cárcel, con torturas esas ideas que estaba llevando.  Pero luego al llegar la democracia se transforma con su partido político el Movimiento de Participación Popular (MPP), en una de las fuerzas política de mayor importancia en el Uruguay hoy. Eso lo ha transformado, a mí me parece, en una de esas personalidades, referentes, que se está esperando su opinión, porque está más reflexivo.

Algunos también le piden que vuelva a la presidencia…

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No es casualidad, ninguna cosa de América es casualidad. Las cosas que provocaron en Venezuela, o intentan provocar en Venezuela, la falta de los compromisos de acuerdo de paz en Colombia, o la situación de división en Ecuador, no son casualidad. Tampoco es casual que a semejanza de lo que pasa en Brasil, si fueran las elecciones el domingo que viene, mañana, el más votado sería Lula, que ha crecido en intención de votos aun estando preso en la cárcel; y en Uruguay increíblemente el Pepe.  Y ha crecido a pesar de que ha dicho “estoy viejo, estoy cansado, no quiero ser más candidato, quiero mirar la política con un paso en el costado”.   Sin embargo, todas las encuestas marcan que si se presenta como candidato hoy sería el presidente de los Uruguayos.

¿Eso representa un problema para el Frente Amplio?

Representa para nosotros mismos una discusión. Creo que nosotros en la izquierda tenemos que tener la capacidad de buscar relevos más jóvenes que continúen esa obra que ellos hicieron, con ellos vivos, con ellos al lado. Creo que lo más importante es apostar a las estructuras orgánicas y poner a todo el aparato político atrás trabajando para que esto efectivamente se concrete.

¿Quién es importante el hombre o la mujer que encabeza el proyecto político o el proyecto político y el programa?

Yo creo que se gana con las dos cosas. Si no hay una figura que acompañe esas ideas y esa estructura detrás es muy difícil.


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