Presidente de Costa Rica se opone a la vía militar en Nicaragua y en Venezuela

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El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, piensa que la vía militar no debe ser una opción para resolver las crisis políticas que atraviesan Nicaragua y Venezuela, según dijo en entrevista con Efe tras su primer año de Gobierno.

Alvarado, que el pasado día 8 cumplió doce meses en el cargo, ha invertido gran parte de su tiempo en tramitar una reforma tributaria aprobada en diciembre y denunciar ante la comunidad internacional la crisis de Nicaragua y sus implicaciones migratorias en Costa Rica.

¿Qué consecuencias traen para América Latina las crisis de Nicaragua y Venezuela?

Sin duda afecta a América Latina porque cada vez más nuestros países están más integrados, lo que pasa en un país afecta muchos factores de los otros.

Quiero ser optimista, quiero ver el avance en Venezuela como el inicio de una ruta hacia una solución democrática e institucional con elecciones libres y con observación, a diferencia de la última elección, por lo cual no reconocimos al señor (Nicolás) Maduro.

Veo la ruta que se ha iniciado gracias al trabajo de distintos grupos como el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto, con optimismo.

Costa Rica no es de la opinión de que todas las opciones deben estar abiertas. No consideramos que la opción militar deba ser opción en el siglo XXI, creemos que tiene que ser el diálogo y la democracia lo que prevalezca.

¿Y en el caso de Nicaragua?

También quiero mostrarme optimista porque son cada vez más las voces que se unen para la liberación de los presos políticos, para las garantías civiles, de prensa, ciudadanas que se han visto flagrantemente coartadas.

En Costa Rica lo vemos porque recibimos parte de esa migración política de personas que sufren una persecución como periodistas distinguidos.

Creo que el régimen tiene que entender que no tiene más opciones que abrirse a opciones institucionales y democráticas y cualquier otra cosa es postergar un dolor, que no es el del régimen, es el de las personas nicaragüenses.

¿La solución de Nicaragua pasa por elecciones anticipadas?

Sí y pasa por garantías institucionales de todo tipo. No podemos tener elecciones libres donde se apresa a personas por sus opiniones o a los periodistas; donde no hay libertad de tránsito, donde no hay un registro electoral que permita dar garantía que la voz del pueblo se manifieste; donde hay miedo.

¿El papel de la OEA ha sido eficiente en la crisis de Nicaragua y Venezuela?

Ha tenido un papel importante la OEA, más no el suficiente. Ha levantado la voz, ha hecho los señalamientos, pero aún no hemos logrado que los mecanismos establecidos permitan llegar a la ruta democrática.

Costa Rica de manera optimista y obstinada insistirá en el diálogo y la ruta democrática porque desistir de esa ruta y pensar que otra opción está abierta puede derivar en mayor violencia.

¿Considera que en Venezuela y Nicaragua hay dictaduras y si las violaciones a derechos humanos que la comunidad internacional ha denunciado deben ser vistas en tribunales internacionales?

No son regímenes democráticos ni que tengan garantías institucionales. La prioridad debe estar en restablecer marcos constitucionales porque son las garantías para la ciudadanía.

Las eventuales responsabilidades es algo que hay que analizar en donde corresponda, pero hay que entender que muchas veces en estos casos parte de lo que se busca acordar es si habría ese tipo de procesos (de justicia), por eso lo primero es el restablecimiento de garantías.

¿En qué estado se encuentra la relación bilateral con Nicaragua?

En la parte diplomática, comercial y migratoria es funcional, pero ciertamente no ha habido un canal fluido porque de manera recurrente hemos visto actos que como país no compartimos como la muerte de personas, los ataques a la prensa, los informes de las distintas misiones sobre violaciones a derechos humanos.

No podemos normalizar una situación que no es normalizable.

¿Cuál ha sido el impacto migratorio para Costa Rica de la crisis de Nicaragua?

El impacto ha sido de quienes se han visto afectados por la situación política, el perfil de los migrantes es diferente al tradicional, ya no es solamente económico, sino con un perfil profesional y estudiantes.

¿Ha recibido Costa Rica suficiente ayuda internacional para afrontar la oleada migratoria, calculada en más de 50,000 nicaragüenses en el último año?

Nos estamos preparando en materia de cooperación para pedir ayuda internacional que respalde a Costa Rica ante el impacto migratorio. Estamos en proceso de acceder a más posibilidades de cooperación. Es algo que hemos trabajado de manera muy intensa para tener más apoyo de países cooperantes.

¿Cómo califica su primer año de mandato?

El primer año fue duro, no podía ser de otra manera. Impulsamos cambios sustantivos en materia fiscal, que era un problema que el país arrastraba desde hace 16 años, y nos ha dado una base de estabilidad social y macroeconómica para seguir construyendo una renovación de nuestra propia democracia y economía.

Logramos avances en aumentar la visitación turística, la inversión extranjera en tecnología, nuestra principal exportación son los dispositivos médicos y servicios de alto valor agregado.

Usted ha dicho que Costa Rica estuvo cerca de una quiebra. ¿Qué tan grave hubiese sido esa situación de no haberse resuelto con la reforma tributaria aprobada en diciembre pasado?
Pudimos haber caído en una hiperinflación, en una devaluación, en un incremento drástico del desempleo, de la pobreza; despidos masivos, la perdida del valor real de las pensiones.

Esto ha pasado en otros países y acá no pasó, estuvimos muy cerca de eso. Tuvimos retrasos de los pagos corrientes, estuvimos muy cerca de caer, pero no lo hicimos, logramos una reforma fiscal y eso es muy importante.

El Nuevo Diario

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