Brasil | Enock Barroso Tenente, líder taurepang: «Nuestro territorio es para nosotros el bien más preciado»

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Por Paolo Moiola

El Consejo Indígena de Roraima (CIR) reúne a nueve pueblos indígenas: Ingariko, Macuxi, Patamona, Taurepang, Sapará, Wai Wai, Wapichana, Yanomami y Yekuana, que habitan en el estado de Roraima, en el extremo norte del país. El CIR, operativo desde la década de 1970, es considerado nacional e internacionalmente como una de las organizaciones indígenas brasileñas más activas en defensa de sus derechos, territorio y autonomía.

En 1996, terratenientes invadieron la reserva indígena Raposa-Serra do Sol, un área de 1.7 millones de hectáreas en Roraima donde habitan unos 20.000 indígenas ingarikó, matuxi, patamona, taurepang y wapichana, para establecer campos de cultivo de arroz. Tras 13 años de lucha, en el 2009 el Supremo Tribunal Federal reconoció a Raposa-Serra do Sol como territorio indígena y ordenó la salida de los colonos arroceros que la ocupaban ilegalmente.

Conversamos con Enock Barroso Tenente, taurepang de 29 años, quien en el 2017 fue elegido coordinador general del CIR —asistido por el vicecoordinador Edinho Batista de Sousa y por Maria Betania Mota de Jesús en representación del movimiento de mujeres indígenas—, sobre la trayectoria del CIR y de la elección como diputada federal de Joênia Wapichana, la primera abogada indígena de Brasil.

-¿Cómo se conformó el Consejo Indígena de Roraima (CIR)?

-El CIR fue creado por nuestros líderes [en la década de 1970] con una participación importantísima de la Iglesia Católica. Hoy coordina 237 comunidades en 11 regiones del estado de Roraima.

-¿Qué grupos étnicos están representados en la actual coordinación general del CIR?

-La junta está compuesta por el que habla, taurepang, y por dos macuxi: Edinho Batista de Sousa y Maria Betania Mota de Jesús. El CIR reúne a nueve grupos étnicos diferentes bajo una sola bandera y con tres objetivos: tierra, educación y salud. Es una lucha dura, pues la actual coyuntura política no es favorable a los pueblos indígenas. Aunque por primera vez hemos elegido a una diputada federal, Joênia Wapichana.

-¿La tierra sigue siendo la prioridad de ustedes?

-Nuestro territorio es para nosotros el bien más preciado. Sin territorio no podemos tener ni salud, ni educación. En una palabra, no existimos. Por eso siempre estamos dispuestos a dar la vida por la tierra.

-¿De qué modo? ¿Recurriendo a qué vías?

-No disparando flechas, porque siempre es necesario respetar la vida del prójimo, sea indígena o no indígena. Nosotros pedimos que se nos asegure los derechos garantizados en la Constitución federal de 1988. Tenemos personas preparadas en leyes para ayudarnos en esto.

No hemos invadido la tierra de nadie: solamente pedimos respeto. Ser respetados en el derecho a vivir en nuestro territorio. Ser respetados como sociedad, como seres humanos y como indígenas. Y aquí quiero decir macuxi, wapichana, ingarikó, patamona, sapará, taurepang, wai-wai, yanomami, yekuana.

-¿Es correcto decir que existe diversidad entre indígenas?

-El CIR no tiene una sola identidad. Por esto ha sido capaz de unir las identidades de nueve pueblos diferentes. Porque no vamos a olvidar que somos diferentes: un taurepang es diferente de un macuxi, un macuxi es diferente de un wapichana, etcétera. Sin embargo, esta organización es capaz de unirnos a todos en un solo lugar, en una sola sala para discutir nuestra vida. El CIR es una universidad y un tribunal: es todo para nosotros.

-¿Cuál es posición del CIR respecto a la llegada de los garimpeiros (mineros ilegales) y de las grandes obras?

-Que no queremos grandes proyectos que destruyan la naturaleza. No queremos la minería en nuestros territorios. Si el gran Creador ha puesto el petróleo bajo la tierra, es para dejarlo allí. Los gobernantes nos dicen que somos atrasados. Pero nunca se han sentado con nosotros para preguntarnos qué queremos como sociedad, pueblos e individuos.

Nosotros no pedimos cosas que vienen de fuera: no las necesitamos para ser felices. Queremos valorizar lo que existe en nuestras comunidades: nuestra cocina, nuestra medicina, nuestros cantos, nuestras danzas. Sólo esto y nada más.

-Joênia Wapichana es la primera mujer indígena en ejercer la abogacía en Brasil y en las elecciones del 2018 fue elegida diputada federal. ¿Qué nos puede decir sobre ella?

-En la elección de la doctora Joênia se ha reflejado nuestra fuerza y unidad. Es un resultado logrado con mucha lucha, pero sobre todo sin comprar votos y sin corrupción. Ella es nuestra diputada. Su elección es algo muy bueno para nosotros.

No la tratamos como una política, sino como una mujer indígena. Ella no tiene el perfil, la palabra o las sonrisas de un político. Los políticos han engañado no sólo a la sociedad indígena sino también a la blanca. Por eso le pedimos a Joênia que se comporte como una líder indígena y no como una líder política.

Ella nació en el movimiento indígena. Fue la primera mujer indígena que nos defendió en el Supremo Tribunal Federal en el juicio sobre Raposa Serra do Sol. En el 2018 le fue otorgado el mismo premio que recibió póstumamente en 1978 Martin Luther King, el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Joênia es hija del movimiento indígena de Roraima. Y es por eso que la gente cree en su trabajo. Ella nunca estará sola. Porque nosotros somos Joênia.

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