Milton Benítez, periodista y analista político: “No queda ninguna duda de que Honduras está viviendo una dictadura”

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Entrevista a Milton Benítez, periodista y analista político hondureño

Por Pedro Brieger, director de NODAL

Desde el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya el 28 de junio de 2009, Honduras vive en estado de ebullición. En diciembre de 2017 el actual gobernante Juan Orlando Hernández logró su reelección a pesar de denuncias en su contra por violar la constitución. Las protestas de diversos sectores sociales y políticos han dejado a la capital Tegucigalpa sin combustible por un paro de transporte; numerosas carreteras del país se bloquearon durante días, sectores de la policía se negaron a reprimir a los manifestantes y el gobierno recurrió a las Fuerzas Armadas en su intento por frenar las protestas. Para analizar la situación en Honduras, NODAL dialogó con Milton Benítez, periodista, sociólogo y analista político, conductor del programa de TV “El Perro Amarillo”.

Hace semanas que Honduras vive en estado de ebullición por una serie de protestas: ¿cuál es la situación del país?

La realidad en Honduras es el producto de no haber podido regresar al orden constitucional después del golpe de Estado de 2009. Penetró el crimen organizado, el narcotráfico y está dicho por las Cortes de Nueva York que incluyó a familiares del presidente Juan Orlando Hernández como su hermano Juan Antonio «Tony» Hernández. Más allá de eso, creo que ha sido la consecuencia nefasta de un Estado que le fue fiel a dos de los diez puntos del Consenso de Washington donde se redujo el Estado y se entró en las privatizaciones. No hay una regulación en el mercado y los monopolios acapararon salud, educación, energía eléctrica y las telecomunicaciones, haciendo que Honduras tuviera un crecimiento macroeconómico. Pero el cordón de pobres, de mujeres, hombres, de niños y niñas ha ido en una acelerada decadencia y eso lo podemos ver en los éxodos masivos de nuestros compatriotas que no tienen oportunidades en Honduras. El 70 por ciento de la población hondureña vive en la pobreza, mañana van a amanecer sin la posibilidad de comer y el 40 por ciento no tiene posibilidades de subsistencia.

Estas son estadísticas oficiales y el presupuesto indica que se sigue invirtiendo en armas, que se le sigue comprando armas al Estado de Israel y a los Estados Unidos. Entonces, esa es la consecuencia lógica de un modelo neoliberal puesto en marcha en uno de los países más pobres sin institucionalidad. Dicho eso, Honduras atraviesa una lucha interburguesa donde la estructura financiera ha sido la que ha crecido y acaparó la energía, la salud y la educación.  Eso ha generado descontento incluso en sectores de la burguesía industrial y agroproductiva. Honduras está a punto de entrar en un conflicto armado producto de esa ingobernabilidad, de ese detrimento de la institucionalidad y del mal manejo de la política exterior de Estados Unidos dado que tiene una injerencia notable en nuestro país.

Entre las consignas que aparecen en las manifestaciones se menciona el carácter «dictatorial» de Juan Orlando Hernández a pesar de que fue reelecto en las elecciones de diciembre de 2017.  ¿Por qué sectores opositores califican a Hernández de «dictador»?

Recordemos que la misión de observación electoral de la OEA, la Organización de Estados Americanos, determinó que se repitieran las elecciones porque no se había realizado un sufragio limpio y transparente. También la Unión Europea hizo las mismas recomendaciones porque no sólo es peligroso para un país avanzar con un presidente bajo las sospechas de fraude, sino que es altamente garantizable su fracaso. Y Honduras tiene un presidente electo de un fraude y luego impuesto a la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas y un ligero apoyo, que en este momento ya es menos, de parte de los Estados Unidos. Y estos organismos como la Unión Europea, el G20 y la Organización de Estados Americanos que en su momento condenaron el fraude electoral, ahora los vemos replegados para lavar las manos sucias de haber certificado a Hernández en vez de reconocer al opositor Salvador Nasralla, quien al parecer había triunfado.

Asimismo, Luis Zelaya -que es el presidenciable del Partido Liberal- salió 48 horas después de los resultados a reconocer a Salvador Nasralla como candidato de una alianza de oposición de diversos partidos políticos. Entonces, no sólo era de forma también de hecho. Y es una sucesión de acontecimientos partiendo de 2013 donde la reelección en Honduras no estaba constitucionalmente permitida. Pero hicieron una maniobra jurídica, desmovilizaron la sala constitucional y dieron un fallo a través de la Corte para que participara en un segundo periodo electoral Juan Orlando Hernández. El régimen espurio de Juan Orlando Hernández hizo una cohesión con las Fuerzas Armadas, la banca y los sectores que se sentían privilegiados con su modelo privatizador. La dictadura se ha ido desmoronando, el hermano está extraditado por conspiración en narcotráfico, cinco de los diputados que habían encabezado su planilla también están extraditados, así como alcaldes y uno de sus últimos jefes de campaña. En ese sentido, no queda ninguna duda de que Honduras está viviendo una dictadura aunque Estados Unidos, la OEA y la Unión Europea hagan la vista gorda.  Pero para Estados Unidos la dictadura está en Venezuela, en otro país, menos en un país donde sostienen dos bases militares de las más importantes en el continente.

¿Las protestas tienen ejes políticos o es la situación social la que lleva a que la gente salga a las calles?

Las protestas que se vienen dando hace ya más de un mes son fruto de una alianza que hizo el sector salud y educación, fundamentalmente una plataforma contra las privatizaciones. Tienen dos ejes políticos fundamentales, el no a la privatización y el fortalecimiento de esos dos sectores. En Honduras son 70 mil docentes regulados por el comportamiento estatal y una buena cantidad de médicos que trabajan con el sistema de salud pública. Tenemos nueve mil médicos y 25 mil docentes desempleados. En las últimas exigencias del Fondo Monetario Internacional pedían hacer una optimización del gasto público como está pasando en Argentina, en Brasil, en cualquier país del mundo donde se aplican las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional en cuanto a optimizar el gasto público. Esto significa desregular la estabilidad laboral y la derogación de los estatutos.

La dictadura continúa poniendo la letra en gótica de lo que le diga el Fondo Monetario Internacional, de lo que digan los organismos internacionales. Entonces los ejes de protesta han sido muy fieles al pueblo, el pueblo se ha aglutinado. Sin embargo, la población también quiere que desde ahí se lance una avanzada para sacar la dictadura dado que la represión se vuelve cada día más aguda en nuestro país. Para nosotros es muy doloroso tener que estar contemplando que vamos camino hacia un retrógrado conflicto civil armado sólo porque Estados Unidos y todos estos actores que se ufanan de hablar de democracia en Honduras tienen intereses demasiado preponderantes para el control geopolítico de nuestro continente.


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