Ecuador: se duplicó la cifra de contagios en un día y ya son más de 22 mil

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SE CONFIRMA 22160 CONTAGIADOS POR COVID-19 EN ECUADOR, TRAS PONERSE AL DÍA CON LAS PRUEBAS PENDIENTES

Una vez las autoridades de salud en Ecuador se pusieran al día con las pruebas pendientes por Covid-19, los casos se han duplicado. A la actualidad son 22.160 los casos positivos.

Cabe aclarar que esto no se debe a un incremento sino más bien los resultados arrojados de 23.856 test.

El ministro de Salud Juan Carlos Zevallos, dio a conocer la mañana de este jueves, que se registran 11.183 casos confirmados de COVID-19 en Ecuador, pero también confirmó otros 10.977casos positivos de las pruebas q estaban represadas. Es decir, ahora la cifra de casos confirmados aumenta a 22.160 por el incremento de capacidad de procesamiento.

Previamente, la ministra de Gobierno, María Paula Romo, había informado que hay 11 183 casos confirmados, pero minutos después, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, entregó nuevos datos que no constan en la infografía nacional que se actualiza a diario.

El número de casos se duplicó y llega ya a 22 160 positivos. Zevallos señaló que es un escenario que se esperaba, que, al procesar más pruebas con el nuevo equipo, aumenten tanto los casos positivos como los descartados: “Ustedes no tienen eso subido a la infografía por una razón que es bien simple, estas pruebas que se realizan al día tienen que atravesar el sistema de vigilancia epidemiológica, sin embargo, nuestra fortaleza ha sido el determinar (procesar) estas pruebas a raíz de los laboratorios”.

Última Hora


En mayo, el Gobierno espera pasar del aislamiento al distanciamiento social

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó que la próxima semana inician los programas pilotos de reapertura de algunos sectores, entre ellos proyectos de construcción, y esperan que desde mayo inicie la reapertura paulatina de más sectores para reactivar la economía.

Hasta este jueves 23 de abril de 2020 se registran 22.160 casos confirmados de COVID-19 en Ecuador. En un día, se duplicó la cifra debido a que, más de 23 mil pruebas represadas, ya fueron procesadas.

Con estas cifras, el Gobierno tiene listo un plan de reactivación económica de varios sectores. Primero, dijo, empezarán con programas piloto en áreas como la construcción, pero no será todo el sector, sino proyectos específicos que fueron analizados.

El objetivo es poder verificar si cada proyecto cumple con los protocolos de seguridad y sanidad para los empleados. De acuerdo a cómo avancen estos primeros casos, esperan que la próxima semana otros sectores también puedan volver a sus operaciones.

En mayo, el país cumpliría más de un mes y medio de cumplir un asilamiento domiciliario obligatorio. Romo aclaró que no se podrá volver a la normalidad que había antes de la pandemia, y, de hecho, dijo que debe haber más disciplina en esta etapa de reapertura porque podría darse un nuevo brote de COVID-19.

“Esperamos poder retornar paulatinamente con horarios. Pasar del aislamiento al distanciamiento. Habíamos cumplido mes y medio de aislamiento más severo en ese momento.

Pichincha Comunicaciones


Coronavirus en Ecuador: cifra de muertes sería 15 veces más alta que el registro oficial

Ecuador ha sido devastado por el coronavirus: queda claro con los cuerpos abandonados en las aceras, desplomados en las sillas de ruedas, puestos en ataúdes de cartón y apilados por centenas en las morgues.

Pero la epidemia es incluso peor de lo que muchos ecuatorianos creen.

La pandemia ha dejado una cifra de fallecimientos en Ecuador que es al menos 15 veces más alta que la cantidad oficial reportada por el gobierno, según indica un análisis de los datos de mortalidad realizado por The New York Times.

Los números sugieren que el país sudamericano sufre uno de los peores brotes del mundo.

Las cifras son un terrible indicador del daño que el virus puede hacerle a los países en desarrollo, donde rápidamente puede llegar a abrumar los sistemas de salud e incluso la capacidad del gobierno de llevar el registro de cuántas personas sucumben a causa del virus.

“Había gente muriéndose a las puertas de nuestras clínicas y no teníamos cómo ayudarlas”, dice Marcelo Castillo, jefe de la unidad de cuidados intensivos en un hospital privado. “Madres, esposos, pidiendo entre lágrimas una cama, porque ‘tú eres doctor y tú nos tienes que ayudar’”.

Una cantidad pasmosa de personas murió —aproximadamente 7600 más que el promedio en los últimos años— en Ecuador del 1 de marzo al 15 de abril, según el análisis del Times de los datos oficiales de registro de defunciones.

Ese aumento contrasta con la cantidad de muertes que el gobierno ha atribuido oficialmente al coronavirus: para el 15 de abril, 503 personas.

Los datos de mortalidad en medio de una pandemia son inexactos, y pueden cambiar. Las muertes adicionales incluyen aquellas provocadas por la COVID-19 y también las defunciones por otras causas, como las de personas que no pudieron recibir atención porque los hospitales estaban rebasados por pacientes del coronavirus.

Sin embargo, los datos apuntan a un enorme, y repentino, aumento de muertes. Durante las dos primeras semanas de abril, cuando la cantidad de enfermos alcanzó un pico, el número de personas que murieron en Ecuador fue tres veces mayor de lo habitual; un aumento extraordinario que supera lo observado en datos similares de España y el Reino Unido.

El gobierno acorralado de Ecuador, que también está lidiando con su peor crisis económica en décadas, reconoció al inicio del brote que sus cifras oficiales de contagio y mortalidad no se aproximan a la realidad.

“Sabemos que tanto en número de contagios, como de fallecimientos, los registros oficiales se quedan cortos”, dijo el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, en un mensaje al país el 2 de abril. “La realidad siempre supera el número de pruebas y la velocidad con la que se presta la atención” en los servicios médicos.

Ha habido una concentración de infecciones en la provincia que incluye a la capital económica de Ecuador, Guayaquil, donde se cree que el virus aterrizó junto con los residentes que volvían a casa después de visitar España.

En Guayaquil, durante las primeras dos semanas de abril, las muertes aumentaron ocho veces más de lo habitual, un número que indicaría un aumento porcentual mucho mayor que el de Nueva York, donde las muertes se cuadruplicaron en las últimas semanas.

A las pocas semanas de haberse identificado el primer caso, los hospitales de Guayaquil estaban desbordados y los servicios funerarios colapsaron por la demanda, lo que provocó que los cuerpos se amontonaran en las calles y llevó a las familias a enterrar a sus seres queridos en ataúdes hechos de cartón.

Aunque las imágenes escandalizaron a Latinoamérica y el mundo, la verdadera dimensión de la crisis ha quedado oculta por largo tiempo debido a la limitada capacidad del gobierno para determinar quién tenía el virus, una situación exacerbada por la escasez mundial de pruebas y otros materiales, dijo Cynthia Viteri, alcaldesa de Guayaquil.

“Nunca sabremos los números reales, porque no hay pruebas”, dijo Viteri.

Para lidiar con la precipitada escalada del número de muertos que necesitaban ser recogidos, el gobierno creó una fuerza de tarea encargada de la recolección de cadáveres en Guayaquil a principios de abril. En el pico de la crisis el equipo recolectó y autorizó el entierro de cinco veces la cantidad de cuerpos que, por lo normal, se sepultan en un día cualquiera en la ciudad.

La ola de defunciones es aún más inquietante porque es imposible de explicar. No hay una razón obvia por la cual Ecuador esté más afectado que otros países: su población es relativamente joven, y la mayoría de las personas viven en zonas rurales, ambos factores que deberían reducir el riesgo, dijo Jenny García, una demógrafa que estudia Latinoamérica en el Institut National d’Études Démographiques, en Francia.

Ese misterio se refleja en las consecuencias desiguales del brote alrededor del mundo, y deja preguntas que nadie ha sido capaz de responder. ¿Será que algunos lugares simplemente son afortunados? ¿O hay algunos factores locales que causan diferencias dramáticas?

Trabajadores médicos en Guayaquil y residentes locales que han perdido a sus seres queridos hablan de la desesperación que llenó la ciudad durante el pico de la pandemia, cuando el virus se propagaba por la usualmente bulliciosa ciudad portuaria de tres millones de habitantes a una velocidad desconcertante, golpeando con particular fuerza la lujosa comunidad de urbanizaciones cerradas de Samborondón y la parroquia de clase trabajadora de Febres Cordero.

“Me duermo con ansiedad, no por miedo al contagio —algo en que no pienso— sino por la sobrecarga”, dijo el doctor Castillo, quien trabaja en una unidad de cuidados intensivos en Samborondón.

En otro hospital de la ciudad, el Teodoro Maldonado Carbo, un doctor que no quiso dar su nombre porque se le ha pedido no hablar con los medios, describió lo que dijo eran escenas salidas de una película de terror.

Había cadáveres en sillas de ruedas, en camillas, y en el piso en el área de urgencias, y el olor era tal que el personal se negaba a ingresar a esa zona.

Varios de sus colegas, médicos en el mismo hospital, se enfermaron y esperaron en sillas de ruedas a que los pacientes murieran para tener la oportunidad de usar un ventilador.

El aumento en las muertes causó caos y enojo afuera de los hospitales y las morgues mientras las familias en duelo luchaban por recuperar los cadáveres de sus familiares o por recoger sus certificados de defunción. En los barrios más pobres de la ciudad, algunos residentes dicen que debieron esperar hasta seis días en el calor de 32 grados Centígrados a que los servicios de emergencias recogieran los cuerpos de familiares y vecinos fallecidos.

Darío Figueroa, un vendedor callejero, dijo que se vistió con un traje de protección casero hecho de bolsas de basura y pasó cerca de 12 horas buscando el cuerpo de su madre en la morgue abarrotada del Hospital General Guasmo Sur de Guayaquil a fines de marzo.

Había cientos de cadáveres en descomposición apilados, dijo, como si fueran sacos de papas o de arroz.

“El olor era insoportable”, dijo. “La morgue estaba repleta, igual que los corredores, que son muy largos. La sala de espera también estaba llena de cuerpos”.

Figueroa dice que, finalmente, enterró a su madre cinco días después de su muerte por síntomas respiratorios. Ella murió al llegar al hospital, sin que le hicieran la prueba.

Un confinamiento nacional ordenado por el gobierno a mediados de marzo parece estar dando frutos, ya que las tasas oficiales de contagio se han estabilizado. Las muertes también cayeron de manera drástica en Guayaquil la semana pasada. Los números oficiales muestran que 128 personas murieron en Guayas, la provincia que incluye a Guayaquil, el 15 de abril, frente a 614 el 1 de abril.

A pesar del respiro, el presidente Moreno, dijo que el país está enfrentando uno de sus momentos más duros en sus 200 años de historia, ya que el costo económico de la pandemia se ha agravado por el colapso de los ingresos por exportaciones, la ruptura del principal oleoducto del país y pagos masivos de deuda externa.

Ahora enfrenta una decisión difícil entre mantener por más tiempo cerrada a una economía paralizada o arriesgarse a un resurgimiento del virus.

Bajo presión de grupos empresariales, Moreno dijo esta semana que está considerando relajar el confinamiento y permitir que algunas industrias vuelvan al trabajo. La noticia fue recibida con ansiedad en Guayaquil, donde muchos residentes están divididos entre el deseo de regresar al trabajo y el miedo de revivir el caos de las últimas semanas.

“La pandemia no ha terminado”, dijo Gina Mendoza, una enfermera de Guayaquil que se recuperó hace poco del coronavirus. “Tenemos miedo de lo que pueda pasar”.

El Universo


La provincia de El Oro registra el 20% de mortalidad de los contagiados por Covid-19 y cuatriplica la tasa nacional

El Oro registra las cifras más alarmantes de mortalidad por coronavirus, frente a las demás provincias y al promedio nacional.

De acuerdo con los datos oficiales del 23 de abril, se reportaron 300 personas contagiadas, de las cuales fallecieron 59, lo que representa una tasa de mortalidad del 20%.

La cifra se cuatriplica en relación al promedio nacional que es del 5%. Provincias como Guayas y Pichincha registran tasas de mortalidad del 3,2% y 5,4%, respectivamente.

¿A qué se debe la alta mortalidad? El presidente del Colegio de Médicos de El Oro, Oswaldo Veintimilla, denuncia que en la provincia no se hacen las suficientes pruebas, pese a los ofrecimientos del ministerio de Salud.

Explica que se realizan 100 pruebas semanales, las que son enviadas al Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación de Cuenca, entidad que emite los resultados entre 6 y 10 días.

Veintimilla calcula que, de realizarse las pruebas necesarias, el número de contagiados se multiplicaría por 10 y los casos confirmados superarían los 3.000.

En una reciente visita realizada por el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, a la provincia de El Oro, Veintimilla aprovechó para solicitar que se incremente el número de pruebas.

Eduardo Soto, médico de Machala, tiene otra versión. Denuncia una presunta prescripción inadecuada de cloroquina y azitromicina a los pacientes que no son hospitalizados.

Su hermano de 64 años, quien presentaba síntomas de Covid-19, falleció por paro respiratorio, después de que los médicos del hospital Teófilo Dávila decidieron no hospitalizarlo por considerar que presentaba pulmonía leve, si factores de riesgo.

Le enviaron a su domicilio y le recetaron ambos medicamentos, los cuales, según Soto, pueden producir efectos negativos como el daño al músculo cardíaco y la disminución de las pulsaciones.

Para su prescripción, previamente se debe realizar al paciente un electrocardiograma y una vigilancia de las enzimas cardíacas, lo que no se estaría cumpliendo.

Denuncia que los profesionales de los hospitales públicos son obligados y amenazados para que informen que todo está bien, cuando la realidad es otra.

Santiago Carrasco, Vicepresidente de la Federación Médica Ecuatoriana, señala que otro aspecto que afecta a los hospitales de El Oro es la falta de preparación de los directivos.

Solicitó al ministro de Salud cambiar a sus directores e intervenir a los centros hospitalarios similar a lo realizado en otras ciudades, como el hospital Eugenio Espejo de Quito.

Se solicitó una versión al Ministerio de Salud sobre el alto porcentaje de mortalidad por Covid-19 en la provincia de El Oro, pero no hubo respuesta.

Con una población de 600.000 habitantes, El Oro cuenta con dos unidades hospitalarias para atender pacientes con coronavirus. El hospital Teófilo Dávila, del ministerio de Salud; y el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.

Pichincha Comunicaciones

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