OPS advierte que reducir las medidas de distanciamiento demasiado pronto podría acelerar la propagación del virus

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OPS advierte a América Latina por desescalada temprana del confinamiento

La OPS urgió el martes a los países de las Américas a «ser cautelosos» con el desescalamiento de la medidas para contener la propagación de la COVID-19, advirtiendo que la trasmisión «es aún muy alta» en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y México.

«Reducir las restricciones demasiado pronto podría acelerar la propagación del virus y abrir la puerta a un aumento dramático o a una extensión a áreas adyacentes», dijo la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, durante una videoconferencia con periodistas.

Etienne dijo que en muchas áreas de la región el número de contagios del nuevo coronavirus se multiplica en apenas días.

«En Estados Unidos, Canadá, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y México estamos viendo casos que se duplican en cuatro días o menos», señaló.

«Este es un indicador preocupante que nos dice que la transmisión aún es muy alta en esos países, y que deben implementar toda la gama de medidas de salud pública disponibles: pruebas exhaustivas, rastreo de contactos (cuando se verifican contagios), aislamiento de casos y, por supuesto, distanciamiento social», agregó.

Contener la propagación del virus

Dado el «mosaico» que supone la diversidad epidemiológica del continente americano, la OPS trabaja con cada país para determinar las tendencias de la enfermedad en cada contexto.

Sin embargo, Etienne instó a todos los países a ser prudentes al reabrir sus economías, así como a tomar decisiones políticas con base en datos (de pruebas de detección, de casos y de muertes y de disponibilidad de los servicios de salud) y a enfocarse en las necesidades locales.

«Todos debemos continuar actuando agresivamente para contener la propagación» del nuevo coronavirus, señaló Etienne.

«La presión social y económica que estamos viendo ahora será aún mayor si no contenemos el virus, si eliminamos las medidas de control de forma prematura y abrumamos la capacidad de nuestros sistemas de salud», dijo.

Media humanidad fue forzada a confinarse en sus hogares desde mediados de marzo para frenar la expansión del nuevo coronavirus, reportado por primera vez en diciembre en China, pero esas medidas comienzan a levantarse en muchas regiones al disminuir los casos.

El nuevo coronavirus ha provocado más de 87.000 muertes en las Américas, según un balance de la AFP a partir de fuentes oficiales. Estados Unidos y Canadá concentran la mayoría de los decesos (72.897), en tanto Latinoamérica y el Caribe registran 14.415.

La Prensa


Directora de la OPS pide analizar las tendencias de la pandemia en cada territorio antes de flexibilizar las medidas de distanciamiento

La Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, pidió a los países identificar las tendencias específicas de la pandemia de COVID-19 según sus contextos únicos y advirtió que reducir las medidas de distanciamiento “demasiado pronto podría acelerar la propagación del virus y abrir la puerta para un aumento dramático o para su propagación a áreas adyacentes.»

En una sesión informativa con periodistas, la doctora Etienne manifestó además su “especial preocupación” por Haití en el contexto de la pandemia, y advirtió sobre los peligros de un brote a gran escala en ese país, algo que sumado a la difícil situación que atraviesa, podría desencadenar una crisis humanitaria. “Se necesita una coalición mucho más amplia para abordar una posible crisis de salud en el país”, aseveró.

Desde que se informó el primer caso de COVID-19 en las Américas hace más de tres meses, el virus se ha propagado a todos los países de la región, lo que ha provocado más de 1,4 millones de casos y más de 86.000 muertes hasta el 4 de mayo.

Panorama de la región

La doctora Etienne Etienne señaló que en muchas áreas de la región el número de casos se duplica en pocos días, como sucede en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y México. “Este es un indicador preocupante que nos dice que la transmisión es aún muy alta en esos países, y que deben implementar toda la gama de medidas de salud pública disponibles: pruebas exhaustivas, seguimiento de contactos, aislamiento de casos y, por supuesto, distanciamiento físico”, subrayó.

La Directora de la OPS señaló que en América del Norte es importante mantener medidas especiales para proteger a los grupos más vulnerables, en particular en lugares donde el virus no ha impactado aún. En América Central, es imperativo aumentar la capacidad de testear, mientras que en América del Sur aumenta la preocupación por más casos que se reportan en pueblos más pequeños con capacidad hospitalaria limitada, describió. Por otra parte, en el Caribe, dijo, la mayoría de los países parece estar en el comienzo de sus brotes, pero han implementado medidas estrictas de salud pública que en algunos casos parecen tener un impacto en disminuir la diseminación del virus.

No todas las comunidades se ven afectadas de la misma manera, por lo que cada país debe ajustar su enfoque a lo que sucede a nivel de distrito, ciudad o estado”, afirmó.

La doctora Etienne destacó que cualquier decisión debería basarse en los datos. «Analicen las tasas de nuevos casos y de muertes, evalúen la capacidad de camas en los hospitales y determinen qué les dicen sobre la propagación del virus», instó. «La presión social y económica que estamos viendo ahora será aún mayor si no contenemos el virus, si eliminamos las medidas de control de forma prematura y abrumamos la capacidad de nuestros sistemas de salud», consideró.

Haití, gran preocupación para la OPS

«Estamos especialmente preocupados por Haití y quiero advertir sobre una crisis humanitaria inminente», dijo la Directora de la OPS, quien describió la situación como “una tormenta perfecta que se acerca».

Si bien el país ha reportado solo 100 casos, ya hay 17.000 haitianos que han regresado de la República Dominicana, donde hay transmisión comunitaria, y se espera que este número llegue a 55.000 en dos semanas.

La doctora Etienne destacó la capacidad limitada del sistema de salud de Haití. «Hay pocas camas para tratar pacientes con COVID-19, un número insuficiente de profesionales de la salud y equipos de protección personal también insuficientes», sostuvo. «La seguridad de los hospitales designados para COVID-19 y la seguridad de los trabajadores de salud es motivo de gran preocupación», agregó.

La Directora de la OPS señaló que la mayoría de los haitianos no tienen acceso a agua potable y saneamiento, y «muchos viven en hogares superpoblados donde la cuarentena y el aislamiento son desafiantes”. Además, dijo, “existe el riesgo real de que la creciente inseguridad alimentaria provoque hambruna. Los disturbios civiles, una situación política difícil y la seguridad precaria pueden complicar aún más la situación.»

La OPS está trabajando con las autoridades de salud de Haití y otros socios para fortalecer la organización de los servicios de salud, las pruebas de laboratorio y la disponibilidad de equipos de protección personal, así como capacitando a los trabajadores de la salud para atender a pacientes con COVID-19. “Pero se necesita una coalición mucho más amplia para abordar una posible crisis de salud en el país”, aseveró la doctora Etienne.

Organización Panamericana de la Salud


Palabras de apertura de la Directora de la OPS/OMS Carissa F. Etienne

Gracias y buenos días. Gracias por acompañarnos en otra sesión informativa para los medios.

Han pasado ya tres meses desde que se notificaron los primeros casos de COVID-19 en la Región de las Américas. Desde entonces, el virus se ha propagado a todos los países de nuestra Región y al 4 de mayo se habían producido más de 1,4 millones de casos y unas 80. 000 muertes.

Tres meses es mucho tiempo y es cada vez mayor el debate sobre cuándo los países podrán comenzar a reabrirse, cuándo podrán flexibilizar el distanciamiento social y reanudar las actividades regulares.

Hoy voy a hablar sobre la manera en que la OPS cree que la pandemia evolucionará en nuestra Región, los desafíos únicos que enfrentan los distintos países y cómo los gobiernos pueden usar estas tendencias para evaluar si se deben hacer cambios en las políticas.

Hemos aprendido mucho sobre la COVID-19 a partir de las experiencias de los países de nuestra Región y de muchos otros países del mundo. Debemos usar lo que hemos aprendido y los datos que hemos reunido para tomar decisiones inteligentes que tengan un impacto en las próximas fases de la pandemia.

La OPS rastrea y analiza una variedad de datos de los países sobre la COVID-19. Rastreamos el número de nuevos casos, el número de muertes, el número de camas de hospital y UCI ocupadas, y muchos otros indicadores.

Estos datos muestran una imagen de cómo el virus está afectando a la Región: qué está funcionando, dónde hay áreas de preocupación y dónde debemos enfocar una mayor atención.

Uno de los indicadores que seguimos de cerca es la velocidad con la que aumenta el número de casos nuevos en un país. Hay muchas zonas en nuestra Región donde el número de casos se está duplicando en tan solo unos días. En Estados Unidos, Canadá, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y México, estamos viendo que los casos se duplican en cuatro días o menos.

Este es un indicador preocupante que nos dice que la transmisión aún es muy alta en esos países, y que deben implementar toda la gama de medidas de salud pública disponibles: realización exhaustiva de pruebas, localización de contactos, asilamiento de los casos y, por supuesto, distanciamiento social.

La OPS está trabajando estrechamente con cada país para establecer las tendencias específicas en su propio contexto, ya que nuestra Región presenta una diversidad de escenarios epidemiológicos.

En América del Norte, donde se produjeron los primeros brotes importantes, los tres países, Canadá, Estados Unidos y México, están registrando transmisión comunitaria. Nos alienta ver que algunos lugares como Nueva York están registrando una disminución en el número total de hospitalizaciones. Sin embargo, en Nueva York y en otras zonas, el número de hospitalizaciones y muertes en personas mayores, la población más vulnerable a la COVID-19, ha sido extremadamente alto. Es por eso que es importante mantener las medidas especiales para proteger a este grupo vulnerable, particularmente en aquellos lugares que aún no se han visto totalmente afectados.

En América Central, solo un país ha informado transmisión comunitaria, pero ese es también el país que está haciendo más pruebas en esa subregión. En todos los demás países de la Región estamos viendo conglomerados de casos. Sin embargo, si bien hay indicios de que la incidencia general (la tasa de casos nuevos) está comenzando a mostrar el impacto de las medidas de control implementadas por los gobiernos, es imperativo que aumenten las pruebas que se están realizando en algunos de los países de esta subregión para asegurar que tengamos una imagen más clara de la situación.

En cuanto a América del Sur, siete países de diez están registrando transmisión comunitaria. Vemos variaciones importantes en las tasas de transmisión y en el impacto que han tenido las medidas de control implementadas desde el principio. Algunos de los países de esa subregión están luchando contra brotes en algunas grandes ciudades, como Guayaquil, Manaos y São Paulo, y está aumentando la preocupación por la notificación de más casos en ciudades más pequeñas donde la capacidad hospitalaria es limitada.

En el Caribe, hay transmisión comunitaria solo en la República Dominicana, y se han notificado más de 1,000 casos en Cuba. La mayoría de los países de esta subregión aún se encuentran en las primeras etapas de los brotes. Seguimos las cifras diariamente y nos mantenemos alerta para detectar cualquier cambio en las tendencias sobre los casos nuevos. Es importante resaltar que los pequeños Estados insulares han implementado medidas de salud pública muy estrictas, incluidas restricciones a los viajes aéreos, lo que está teniendo un impacto positivo en la desaceleración de la propagación dentro de sus fronteras.

Sin embargo, estamos especialmente preocupados por Haití y quisiera alertar sobre la crisis humanitaria inminente allí. Aunque se han notificado 100 casos y 11 muertes, un tercio es de transmisión local y la probabilidad de una propagación mayor es extremadamente alta.

La situación ha sido descrita como una tormenta perfecta que se está acercando.

Ya hay 17.000 haitianos que han regresado de la República Dominicana, donde hay transmisión comunitaria y se espera que este número llegue a 55.000 en dos o tres semanas.

Es extremadamente difícil instituir un distanciamiento social adecuado en Haití y la comunidad no es consciente de la amenaza que representa la COVID-19.

La mayoría de los haitianos no tienen acceso a agua potable y saneamiento, y muchos viven en hogares hacinados donde la cuarentena y el aislamiento son un desafío. Además, existe el riesgo real de que la inseguridad alimentaria cada vez mayor provoque hambruna. Los disturbios civiles, una situación política difícil y una situación precaria de seguridad pueden complicar aún más la situación.

El sistema de salud en Haití tiene una capacidad limitada. Hay pocas camas para tratar la COVID-19, así como un número insuficiente de profesionales de salud y de equipos de protección personal. La seguridad de los hospitales designados para la COVID-19 y la seguridad de los trabajadores comunitarios de salud también es motivo de gran preocupación.

Existe un peligro real de un brote a gran escala seguido de una crisis humanitaria en Haití.

La OPS está trabajando urgentemente con las autoridades de salud de Haití y otros asociados para fortalecer la preparación, incluida la organización de servicios de salud, de pruebas de laboratorio y de equipo de protección personal, y capacitar a los trabajadores de la salud para atender a los pacientes con COVID-19. Pero creo que se necesita una coalición mucho más amplia para abordar una posible crisis de salud en este país.

Y ahora quiero hacer un llamado a la acción.

Cada país en nuestra Región es único y también lo son algunos de los desafíos que enfrentan al luchar contra la COVID-19. Pero ahora sabemos qué funciona para prevenir la transmisión y aprendemos más cada día. A todos nuestros países de la Región de las Américas, los insto a considerar el siguiente enfoque.

En primer lugar, sean cautelosos. Reducir las restricciones demasiado pronto podría acelerar la propagación del virus y abrir la puerta para un aumento dramático o para la propagación a zonas circundantes.

En segundo lugar, basen las decisiones de política en los datos. Analicen la tasa de casos nuevos y muertes, evalúen la capacidad de camas de hospital y determinen qué les indica todo esto sobre la propagación del virus.

Por último, piensen localmente. Necesitamos que haya unidad nacional y solidaridad regional, pero debemos luchar contra la COVID-19 a nivel local. No todas las comunidades se ven afectadas de la misma manera, y la capacidad de los sistemas de salud también es muy diversa. Sobre la base de la evidencia y de la orientación de la OMS y la OPS, cada país debe ajustar su enfoque a lo que está sucediendo a nivel de distrito, ciudad o estado.

Las cifras que estamos viendo en la Región nos indican que este es el momento de tener una intensa vigilancia. Todos debemos continuar actuando enérgicamente contener la propagación.

La presión social y económica que estamos viendo ahora será aún mayor si no contenemos el virus, si eliminamos las medidas de control de forma prematura y si sobrepasamos la capacidad de nuestros sistemas de salud.

Muchas gracias.

Organización Panamericana de la Salud


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