¡Enhorabuena!: la Convención da inicio al cambio de era en Chile – Por Germán Silva Cuadra

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Germán Silva Cuadra

Por supuesto que la Convención Constitucional no podía partir de otra forma. El retraso debido a los incidentes ocurridos en los alrededores, fue solo un recordatorio del origen de todo. Si no fuera por el 18/O, de seguro las cosas seguirían igual en Chile. La puesta en escena tuvo algo de simbólica, de cierre de etapa. La gente de nuevo en Plaza Italia, escaramuzas –menores después de todo– para luego observar una ceremonia cargada de color, diversidad y paridad. Atuendos de pueblos originarios, pancartas, banderas alusivas a los detenidos del estallido, a la defensa del agua y contra la violencia a las mujeres. Gente informal, gente formal y hasta un solitario huaso estilo Los Quincheros. Todo, coronado con la presidencia de una mujer y mapuche, Elisa Loncon.

Lo cierto es que fueron los propios convencionales los que debieron asumir un rol para mediar en el exterior. Esta vez, estaban del otro lado, del lado de lo institucional. Y, claro, en cierta forma también entendieron, de golpe, que las cosas no serán fáciles y que tendrán que ir encauzando las demandas y expectativas de la gente y los diversos grupos sociales de una forma que permita que sus opiniones queden plasmadas en la nueva Constitución. Y, por supuesto, existirán sectores que no estarán interesados en los cambios y seguirán actuando anárquicamente. Para ellos, la Convención será otra representación simbólica de las estructuras del poder. Los y las convencionales terminarán comprendiendo que, por más esfuerzos que hagan, esos grupos mantendrán esa posición.

También ayer los partidos políticos entendieron que no tendrán mucho control de lo que pase en la Convención, porque no solo porque serán minoría, sino también porque sus propios representantes ya han señalado que actuarán con total libertad. Las votaciones para elegir a la presidencia del organismo fueron elocuentes. Sin embargo, quedó en evidencia que la derecha chilena mantiene una desconexión total con la realidad del nuevo país que ha emergido en estos últimos dos años. Pese a que se esperaba que fuera una mujer quien dirigiera el organismo, postularon a un hombre, tradicional y de partido. Siguen sin entender nada.

La ceremonia de inicio de la Convención Constitucional, no solo estuvo marcada por la diversidad y el colorido que refleja mucho mejor la realidad de nuestro país –en comparación con el gris monocromático del Ejecutivo, el Parlamento y el Poder Judicial– sino también por la ausencia del Presidente Piñera y la notable conducción de una funcionaria de segundo grado, Carmen Gloria Valladares, que mostró una habilidad e inteligencia emocional que nuestros políticos no tienen. Sin duda, los rostros que más destacaron son nuevos –como Ignacio Achurra–, aunque fue importante el aporte de las experimentadas Patricia Politzer y Bea Sánchez, que ayudaron a poner paños fríos. En la derecha, llamó la atención una alterada, provocativa y desafiante Teresa Marinovic –que además no usaba mascarilla–, en contraste con una prudente Marcela Cubillos que sabe que tendrá un rol a la hora de negociar.

No cabe duda que ayer se inició una nueva era de la política chilena y sus instituciones, “una refundación de Chile”, dijo asertivamente Elisa Loncon. Un cambio estructural que se fue incubando unos años antes con los casos de colusión, los abusos, la desigualdad, los curas pedófilos y las platas políticas que involucraron a políticos de todos los colores con empresarios de un solo color. Y luego vino el 18/O, en que esa energía explotó y dio inicio a un proceso en que el mayor consenso de todos era que se tenía que terminar con la Constitución firmada originalmente por Pinochet. Siguió el plebiscito con un 80% a favor de los cambios y, luego, una Convención que, pese a las trabas del sistema, permitió que una mayoría de independientes, grupos nuevos –como La Lista del Pueblo y otros– le dieran un golpe mortal y definitivo a la vieja política chilena.

Desde ayer se empezó a construir una nueva página de la historia de Chile. Enhorabuena. Elisa Loncon –una mujer con un alto nivel de formación y claridad cultural–, con 96 votos y 61% del total de estos, dejó en evidencia que muchos temas en que existe consenso podrán avanzar más rápido de lo que ocurrió en décadas. En estas semanas algunos sectores han manifestado sus temores por el cambio de las reglas del juego y por la eventual pérdida, como dijo Cecilia Morel cuando estalló el 18/O, de “sus privilegios”, sin embargo, creo que es la hora de creer, confiar y apoyar este proceso histórico.

Después de todo, las reglas que se construirán durante los próximos doce meses y que guiarán a Chile por varias décadas, constituirán la mejor garantía de que representarán el sentir de una gran mayoría, cansada de los problemas estructurales arrastrados en esta eterna transición iniciada en 1990. Un país más equitativo y operado de sus males, dará más tranquilidad a todos y todas, incluidos los trabajadores, empresarios e inversionistas.

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