Iván Duque: “Colombia históricamente ha rechazado la demagogia, el populismo y los extremos, y también lo hará en la elección del 2022”

1.091

El país sabrá rechazar la demagogia y el populismo’: presidente Duque

Se cumplieron tres años del gobierno de Iván Duque, que han estado marcados por la lucha contra la pandemia y sus consecuencias en la economía, la salud y la sociedad, pero también han sido tres años de retos y desafíos en otros frentes, como el de la seguridad, los reclamos sociales y el empleo.

El jefe de Estado estuvo esta semana en EL TIEMPO y habló con el director, Andrés Mompotes; con el editor general, Ernesto Cortés, y con un grupo de editores sobre lo que han sido estos años en el Gobierno y los desafíos que vienen para el último tramo.

Uno de los retos de su administración ha sido la vacunación, pero empiezan a notarse personas que no se quieren vacunar. ¿Antes de terminar el año habrá restricciones para ellas?

Estamos vacunando en Colombia prácticamente desde febrero y hoy (jueves) debemos estar llegando a los 29 millones de vacunados. Lo hemos hecho hasta ahora con un concepto: vacunación masiva, gratuita y voluntaria. Hemos ido recortando las cohortes de edad para tener inmunización generalizada y esperamos cerrar el año con 35 millones de colombianos, como mínimo, totalmente vacunados.

Con las personas que no se quieren vacunar seguiremos por ahora avanzando con la persuasión. Mientras no hayamos agotado todos los grupos de edad, no podemos pensar en medidas adicionales. Después de haber cubierto todos los sectores de la población, y ante la evidencia de que no hay ningún argumento sensato para no vacunarse, estoy seguro de que comenzaremos a ver restricciones de todo tipo. Ustedes mañana dirán: ‘a la redacción del periódico no entra nadie que no esté vacunado’; otros van a decir: ‘no entra nadie al club que no esté vacunado’. Esas restricciones se van a generalizar en el mundo, no solo en Colombia. Nosotros no descartamos tener ese elemento, sobre todo considerando que la vacunación es masiva, gratuita y está sustentada en un componente persuasivo, que es proteger la vida nuestra y la de los demás.

¿Qué lecciones le dejó el estallido social de los últimos meses? ¿Reconoce fallas en el Gobierno?

En las últimas décadas Colombia ha tenido grandes avances en materia social, eso no lo podemos negar. Pero sigue siendo un país con muchas brechas sociales por cerrar. Cuando empezó nuestro gobierno, por ejemplo, un millón de personas no tenían luz eléctrica. Ya estamos acercándonos a cerrar esa brecha en un 50 por ciento. Teníamos más de 220 municipios sin calidad en el servicio del agua y estamos haciendo la inversión más grande en agua y saneamiento que haya hecho gobierno alguno.

Una de las brechas más difíciles era la informalidad laboral y hemos tomado medidas que nunca se habían contemplado. Llevarles transferencias no condicionadas a más de tres millones de hogares, subsidiar la nómina en un 40 o 50 por ciento a más de cuatro millones de trabajadores, giros extraordinarios en Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Adulto Mayor. Es decir, pusimos en marcha el plan social más importante que se ha desarrollado en Colombia. Aun así, nos encontramos este año con un fenómeno multidimensional: personas que pacífica y genuinamente protestan para tratar de recibir atención del Estado, y otros que han caído en el vandalismo, en expresiones de violencia. Es claro que hay un interés político de algunos sectores, como se hizo evidente, y de grupos armados. Decantar todo esto nos permite entender qué es cada cosa y cómo la vamos a enfrentar.

Estamos tomando decisiones históricas que se van a consolidar en este último año de gobierno. La educación universitaria, técnica y tecnológica pública gratuita será una de esas herencias. El subsidio del 25 por ciento para contratar jóvenes entre los 18 y los 28 años –que equivale a pagar la seguridad social– se ha convertido en una gran herramienta para dinamizar el empleo juvenil.

Seguimos habilitando herramientas para que este sea un país de propietarios y por esa vía generar bienestar. Estamos obrando para cerrar esas brechas. Y algo importante por decir: una cosa es la protesta pacífica, que se debe respetar, honrar, tutelar, y otra muy distinta son los actos de violencia y vandalismo y, sobre todo, los bloqueos. Eso atenta contra los derechos colectivos de nuestro país. Quienes han estado detrás de ese tipo de prácticas tienen que ser enfrentados con todo el peso de la ley.

Los indicadores de delincuencia y violencia en las ciudades se han disparado. ¿Qué decirles a los ciudadanos que tienen miedo?

En los primeros ocho meses de nuestro gobierno hubo un aumento significativo del delito, del crimen, tanto así que lanzamos la campaña ‘El que la hace la paga’, que se ha convertido en una línea de acción de nuestra administración. Vemos, por ejemplo, que el 2019 cerró con la tercera menor tasa de homicidios en más de 40 años; el 2020, con la menor tasa de los últimos 46 y la menor de secuestros registrada en Colombia.

Además de una reducción en prácticamente todas las líneas del delito. El 2021 vino con unos retos muy grandes. El hurto a residencias y a establecimientos comerciales ha seguido a la baja, aunque ha aumentado un poco el hurto de vehículos y a personas en algunas ciudades.

Pero el consolidado que llevamos en tasas de homicidio, comparativamente en tres años de gobierno y con gobiernos anteriores, nos arroja la menor tasa prácticamente desde el periodo de Virgilio Barco.

Nos toca trabajar mucho más en las ciudades, aumentar pie de fuerza, facilitar denuncias y tener más herramientas de inteligencia policial para enfrentar estructuras del crimen organizado. Por ejemplo, apartamenteros, raponeros y lo que se han llamado zonas de tolerancia o de blanqueo, donde venden repuestos de carro o de celulares robados, etc.

Hay una misión muy clara que ya se la he asignado al director de la Policía, al ministro de Defensa y a los comandantes: tenemos que seguir manteniendo una tendencia histórica a la baja. Quiero dejar este gobierno con la menor tasa de homicidios consolidada en cuatro años, y eso lo hago pensando en el país. Por último, un reto que tenemos en ciudades como Bogotá. En la capital los homicidios se presentan entre el viernes por la noche y la madrugada del lunes. La mitad de ellos con arma de fuego y la otra mitad con arma blanca. Hay que focalizar esos puntos donde se presentan esos fenómenos. Vamos a aumentar el pie de fuerza en 1.500 policías y a trabajar para dejar a Bogotá en la ruta de homicidio de un solo dígito.

Después del explosivo en la Brigada 30, en Cúcuta, y el atentado en su contra, ¿se siente seguro? ¿Va a confirmar a la cúpula a militar?

No podría decir que esto sea algo normal, porque esas cosas no deben ser normales. Pero en nuestro país es habitual que los presidentes de la República estén amenazados en su vida y en su integridad por grupos armados organizados. Desde que estoy en la Presidencia he tenido varios incidentes.

Recuerdo que mi propio cuerpo de seguridad nos advirtió en mi casa familiar –donde viví dieciocho meses siendo Presidente– de una intención que tenían ‘los Comba’ de comprar el apartamento de abajo y tratar de explotarlo.

Tuvimos otro incidente en febrero del 2019. Seis hombres armados fueron capturados llegando a Valledupar. Tenían la intención de disparar con rifles de largo alcance cuando yo estuviera allí, al día siguiente. Ahí hubo también una muy buena labor de inteligencia. Luego nos tocó el incidente en el Cauca, cuando iba a participar en un encuentro con líderes de las comunidades indígenas y el entonces fiscal Néstor Humberto Martínez nos advirtió. Coincidió con información que teníamos y se logró desbaratar el plan.

Y, obviamente, el incidente reciente. En ese caso podemos decir: la seguridad del helicóptero funcionó, la pericia de los pilotos funcionó y lo que se ha identificado es cuáles pudieron haber sido las motivaciones para que el Gaor (Grupos Armados Organizados Residuales) tuviera la posibilidad de dispararle al helicóptero presidencial. Sobre esto digo que el equipo ha venido trabajando muy bien con la Fiscalía para esclarecer todo. Y en cuanto al atentado que estaban planeando contra el avión presidencial en Faca, esa investigación la hizo nuestra inteligencia. La Policía Nacional lo identificó a tiempo. Por eso nuestros protocolos se han cambiado y se han ido capturando esas estructuras.

¿Tengo confianza en la cúpula militar? Tengo plena confianza en la cúpula militar, en el general Navarro, en el general Zapateiro, en el general Ramsés Rueda, en el general Vargas, grandes generales de Colombia que tienen mi respaldo. Ellos están contribuyendo en encontrar cuáles pudieron haber sido las fallas, pero también tenemos protocolos que han sido implementados. ¿Me siento seguro? Siempre me siento seguro, mas no confiado. Vivo con mucha fe en Dios, le pido todos los días; a la Virgen de Chiquinquirá también.

Las encuestas al 2022 favorecen a Gustavo Petro y a Sergio Fajardo, ¿cree que su partido, el Centro Democrático, revertirá esta situación?

Usted me va a picar la lengua y me va a poner a hablar de política. Recuerdo que hace cuatro años, en el 2017, lo que usted dice era igual. Estaban los que menciona en la punta, pero fuimos creciendo y reconociendo cada labor en el territorio. La ciudadanía nos fue dando su apoyo y logramos la mayor votación en la historia del país. Todavía es muy prematuro hablar de punteros. Lo que espero es que sigamos viendo más propuestas y más soluciones. Que esta no sea una campaña ni de pugnacidad personal ni que termine en la diatriba, sino que sea motivada por propuestas.
Veo a personas con grandes capacidades y condiciones empezando a salir al ruedo y eso me parece muy motivante.

Las veo en el Centro Democrático, en el Partido Conservador; veo también personas que vienen del liderazgo regional como, por ejemplo, el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez. Veo el caso de Alejandro Char, el de Enrique Peñalosa, veo personas que tienen una gran capacidad de ejecución haciendo propuestas importantes.

En el Centro Democrático está el caso del doctor Óscar Iván Zuluaga, de Edward Rodríguez, de Ernesto Macías. Cada vez hay más personas que buscan proponer ideas interesantes.

Creo que en esta elección el país sabrá rechazar la demagogia y el populismo. Colombia no puede caer en manos de los promotores del odio, de la fractura social, de los que quieren dividir al pueblo. Esta debe ser una elección para consolidar una visión del país en la que, en medio de las diferencias, seamos capaces de construir consensos, sacar adelante políticas públicas. Así como Colombia históricamente ha rechazado la demagogia, el populismo y los extremos, también hará lo mismo en la elección del 2022.

Su gobierno apoyó un proyecto de reforma de la salud que terminó hundido en el Congreso. ¿Insistirá en esa reforma?

Lo primero es que las grandes reformas no necesariamente tienen que hacerse por la vía legislativa.

Reformas importantes de la salud es lo que hemos hecho en este gobierno. Déjeme y le menciono algunas. Por ejemplo, el esquema de punto final para saldar deudas históricas. También lo que hemos hecho en materia de telemedicina, la historia clínica en línea, el pago de los residentes, a eso agreguemos el haber duplicado las unidades de cuidado intensivo, que pasamos de 5.300 o 5.400 a más de 12.000. Le sumo otra que es muy importante: todo lo que se ha venido desarrollando en materia de redes de laboratorio. Hoy son más de 160 laboratorios con capacidad de procesar hasta 100.000 pruebas de detección del covid-19. Y, adicionalmente, tener una capacidad para poner más de 500.000 vacunas diarias. Son reformas estructurales.

Otros temas, como los que tienen que ver con la calidad del aseguramiento, limitaciones en la integración vertical, mejores sistemas de información, los podemos seguir desarrollando por la vía reglamentaria y a través de decretos. Nosotros continuamos todos los días fortaleciendo el sistema de salud. Y fíjese: ese sistema, al que muchos, quizá de manera ideologizada, se dedicaron a satanizar durante años, es el que nos ha permitido llegar a tener hoy 29 millones de colombianos que han recibido una dosis de vacuna.

¿Qué va a pasar con la vacunación para los venezolanos?

Hoy tenemos alrededor de 1,8 millones de venezolanos en Colombia. Lanzamos el Estatuto de Protección Temporal. De esos 1,8 millones teníamos un millón que estaba con licencias temporales. Ya hay inscritos 1,3 millones para recibir su tarjeta del Estatuto de Protección Temporal. Esto nos permite vacunar rápidamente, porque sabemos dónde están y dónde viven, y además incluirlos en la historia clínica.

Nuestra meta es tener a los otros 800.000 registrados para junio del año entrante. Si aceleramos ese proceso, seguramente tendremos vacunados a los 1,8 millones antes de terminar el año, también con el apoyo de la comunidad internacional. No podemos generar el incentivo de que todo el que quiera cruzar a Colombia cruce porque aquí lo vamos a vacunar.

Por eso la labor de la comunidad internacional consiste también en tener programas masivos en territorio venezolano con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud.

Colombia perdió la oportunidad de producir vacunas. ¿Cómo va la fabricación de vacunas y cuándo se podrá realizar?

No es que hayamos perdido la capacidad. Lo que pasa es que en los años noventa a alguien se le ocurrió decir que en Colombia era muy costoso producir vacunas, y tal vez lo era, pero privilegiaron el argumento económico sobre el de seguridad sanitaria.

El prurito en ese momento era ‘compremos vacunas más baratas que están en el mercado internacional’ y, claro, eran las vacunas para el plan ampliado de inmunización regular en el país.

Hoy nos estamos dando cuenta de que tener capacidad de producir vacunas no es un tema de optimización económica, es una necesidad de soberanía sanitaria. Yo me comprometo a dejar estructurada una política pública para la producción de vacunas en Colombia. Hay que empezar por lo más básico. Ya estamos en conversaciones, desde el Ministerio de Salud, con varias casas farmacéuticas para poder envasar y distribuir vacunas en el país. Ese es el primer paso. Y segundo, desarrollar la capacidad técnica de aislamiento, de protección para la producción de vacunas y tener la distribución de las mismas. Una de las agencias que ha estado trabajando en esto es Vecol, Veterinaria Colombiana, porque esta empresa ha producido vacunas, no para humanos, sino para animales, pero su capacidad técnica puede servir para el desarrollo de una capacidad ampliada que permita tener vacunas para los planes de inmunización de la ciudadanía.

Hay que empezar y avanzar ya, y no solo concentrados en el covid-19, sino en otra suerte de patologías. Ya di una instrucción de contar con un documento Conpes antes de terminar este año en el que tengamos la política pública de producción de vacunas en el país.

Aparte de lo que está previsto en la ley de inversión social, ¿qué otras medidas están pensadas para impulsar la creación de empleo?

Colombia está creciendo a muy buen ritmo. En el primer trimestre de este año creció al 1,1 por ciento, cuando por ejemplo Chile creció al 0,3 o México al 0,6. Mi pronóstico es que podemos estar entre el 13 y el 15 por ciento de crecimiento en el segundo trimestre del año, a pesar de los bloqueos. Si estos no se hubieran presentado, muy seguramente habríamos estado por encima del 20 por ciento. Veo una tendencia que, de mantenerse en el tercer y cuarto trimestre, va a permitir que el crecimiento del año esté por encima del 7 por ciento. Y he visto una recuperación de puestos de trabajo.

Hemos recuperado a la fecha más de cuatro millones de empleos con respecto al 2020. En líneas generales: en la medida en que avanzamos en la vacunación masiva y en la reactivación segura, vamos a estar en los niveles de desempleo prepandémicos, ojalá para finalizar el año.

¿En lo que resta de su mandato es posible un acercamiento con el Gobierno de Venezuela?

En este tema veo que en algunos casos hay sesgos. Dicen ‘Duque destruyó las relaciones con Venezuela’, o ‘desde que Duque llegó a la Presidencia no hay relaciones con Venezuela’. Cuando asumí como Presidente, llevábamos casi dos años sin tener embajador en Caracas. Desde el gobierno anterior se había llamado al embajador porque ya había un rechazo a esa consolidación de la dictadura en Venezuela. Yo asumí la Presidencia en agosto de 2018, en mayo de ese año, la administración anterior dijo que no reconocería los resultados de las últimas elecciones, a partir de las cuales se consolidó la ‘dictocracia’ y después la dictadura.

Entonces, primer mensaje: Colombia y mi gobierno nunca han obrado solos, lo hemos hecho dentro del multilateralismo. De la mano con el Grupo de Lima, con la OEA e incluso el BID. Cuando llegué a la Presidencia mantuve todos los servicios consulares, hasta cuando esa figura fue expulsada violentamente por la dictadura, en febrero de 2019. Aclarar esto es importante porque no es ‘la terquedad de Duque’.

Acercarse a Maduro no es tomarse un tinto, no es la persona; acercarse a Maduro es validar la dictadura, a un régimen que protege al terrorismo en su territorio y al terrorismo colombiano: Antonio García, ‘Pablito’, ‘Iván Márquez’, el ‘Paisa’, ‘Grannobles’, ‘Iván Mordisco’ y ‘John Mechas’ han estado protegidos en Venezuela.

Y acercarse a Maduro significa también quitarle la única esperanza que tiene todo un pueblo de poder ver el renacer de su democracia.

Colombia es parte de la solución, no del problema. Que vayamos a convertirnos en validadores de una dictadura y, sobre todo, de un régimen que protege terroristas –en abierta violación de la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas– jamás lo vamos a hacer, por lo menos no mientras yo sea Presidente. La conducta de Nicolás Maduro y su régimen, con respecto al terrorismo colombiano, solamente es comparable con la del régimen talibán y Al Qaeda.

Tres garantías falsas que respaldan un contrato en el Ministerio de las TIC para conectar a las regiones del país componen algo que, sin duda, es el escándalo de corrupción más grande en lo que va de su gobierno. ¿Dejará esto en manos de la justicia o habrá una repercusión política?

Hemos visto una posición no solamente vertical, sino también comprometida de la ministra Karen Abudinen de llevar esto hasta las últimas consecuencias. Ella ya tomó una decisión con respecto al contrato y fue la primera vez que se usó esa figura contractual de prácticamente terminarlo y con un régimen sancionatorio.

Ella ha tomado las decisiones de carácter administrativo para que se remuevan personas frente a las cuales se puedan generar líneas de responsabilidad por la supervisión que tuvieron en la adjudicación de ese contrato. Y, lo más importante, la colaboración con las autoridades, la Policía y la Fiscalía para establecer cuáles pueden ser los nexos entre las personas que permitieron esa documentación fraudulenta y los giros que se derivaron.

Mi mensaje es muy claro: no vamos a descansar hasta encontrar a los culpables de ese acto fraudulento, y tenemos que llevar esas personas a la cárcel, porque este es el tipo de cosas que no pueden suceder en nuestro país. Además de la Fiscalía y la Policía, están colaborando la Dian, la Uiaf y se está buscando apoyo internacional.

El objetivo es entender los giros que salieron del país, dónde se hicieron, quiénes eran los representantes legales, cuáles eran las empresas. No vamos a descansar hasta que se aplique todo el peso de la ley. Tenemos una política de cero corrupción en este gobierno.

El Tiempo

Más notas sobre el tema