Con fuerte suba en alimentos, la inflación se aceleró a 4,7% y acumula 52,3% en el último año

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Con fuerte suba en alimentos, la inflación se aceleró a 4,7% en febrero, su mayor nivel en casi un año

Por Santiago Reina

La inflación se aceleró a 4,7% en febrero, su mayor nivel en 11 meses, según informó este martes el INDEC. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue impulsado nuevamente por grandes aumentos en alimentos y en los últimos 12 meses trepó 52,3%.

Los aumentos en Alimentos y bebidas, la división de mayor incidencia en el IPC, marcaron un 7,5%, 2,6 puntos porcentuales por encima del registro previo. «Fue el dato más alto de la serie que inició INDEC en 2016, y récord desde 2014 tomando nuestro IPC», detalló a este medio la analista de Ecolatina, Agostina Myronec.

Desde el Ministerio de Economía explicaron que «el indicador se vio afectado por el impacto de la suba de precios internacionales de los principales commodities, debido a la sequía y al conflicto en Ucrania».

Al respecto, el economista Santiago Manoukian sostuvo en diálogo con Ámbito que el boom de los commodities ya venía impactando en los precios a nivel mundial desde 2021, pero que el efecto de la guerra recién comenzó a sentirse a fin de febrero, por lo cual explicó solo una pequeña parte de la aceleración inflacionaria en Argentina.

El especialista remarcó que la suba no provino principalmente de harina, fideos o aceites (afectados por el salto en el precio global de los granos), sino de carnes (fundamentalmente por la escasez en el mercado de hacienda) y frutas y verduras (por cuestiones estacionales y sequía).

En efecto, en el Gran Buenos Aires, los productos que más aumentaron fueron: lechuga (72,7%), tomate redondo (40,8%), cebolla (30,8%), limón (27%) y huevos de gallina (22,5%).

Pero más allá del factor estacional, que ya había influido en el dato de enero, Myronec destacó los aumentos del 5% en el ítem productos de consumo masivo (que incluye lácteos) y del 4,9% en carnes. «Generalmente la suba de alimentos es dinamizada por algún elemento del capítulo, ahora subieron todos. Hay que ver cómo impacta el alza en commodities, que se usa principalmente para alimentar ganado vacuno», profundizó.

La otra división que arrojó un alza por encima del promedio general fue Transporte (4,9%), también muy relevante en la ponderación que asigna el INDEC en su medición. En este caso, la aceleración mensual de 2,1 puntos respondió principalmente a la suba autorizada en combustibles.

Paralelamente, también resaltaron aceleraciones en las subas de Equipamiento y mantenimiento del hogar, vestimenta, y el rubro vinculado con los alquileres de vivienda y los servicios públicos.

Uno de los datos más alarmantes de febrero fue que la inflación Núcleo, que no contempla cuestiones estacionales ni precios regulados por el Gobierno, ascendió al 4,5% y encadenó 17 meses consecutivos por encima del 3%.

Mientras tanto, la categoría precios Estacionales arrojó un fuerte incremento de 8,4%, aunque inferior al 9% de enero. Por su parte, los precios Regulados subieron 3,1% (vs 2,8% del mes anterior).

La cifra oficial del INDEC superó a las estimaciones del sector privado, que según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (BCRA) había previsto una inflación de 3,9% para el segundo mes del año, el mismo número que dio el INDEC para enero.

El acuerdo con el FMI prevé un aumento de precios de entre 38 y 48% para 2022. El ministro de Economía Martín Guzmán dijo en reiteradas ocasiones que para su cartera la inflación es un fenómeno “multicausal” y que, en ese sentido, su solución requiere de un enfoque integral que contemple tanto la acumulación de reservas (para evitar presiones sobre el dólar), como un financiamiento más sano del déficit fiscal (reducción de la emisión monetaria) y políticas de precios e ingresos (para coordinar expectativas).

Sin embargo, el mercado no cree en la proyección oficial. Según el último REM, la inflación anual esperada es del 55%.

Como si fuera poco, a la inercia del proceso inflacionario argentino y la escalada en la inflación internacional tras la pandemia de Covid-19, se le suma ahora una nueva disparada en el precio internacional de granos y energía, a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que podría echar aún más leña al fuego.

A modo de ejemplo, el valor récord del Gas Natural Licuado (GNL) genera más presión sobre los subsidios energéticos, lo cual a su vez podría llevar a mayores aumentos de tarifas respecto de lo previsto, en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Cada vez que creemos que la situación se ordena todo se vuelve a complicar. Cuando pensamos que la pandemia nos dejaba un terreno libre como para poder avanzar se desata una guerra en Europa, que tiene repercusiones en todo el mundo, y también en la Argentina, que llegan en forma de complicaciones económicas”, dijo el presidente Alberto Fernández durante esta jornada, en referencia al impacto mundial en los precios, fundamentalmente de los alimentos.

En ese sentido, el mandatario anticipó que este viernes «empieza la guerra contra la inflación», en alusión a un paquete de medidas que se anunciaría ese día.

Según lo trascendido, el paquete podría incluir una suba de retenciones a las manufacturas derivadas de la soja, ampliación del monto para el fideicomiso del trigo y mayores productos en Precios Cuidados, entre otras iniciativas.

«No creo que vaya a tener un impacto sobre la inflación real; puede ayudar en algunos casos puntuales. Los programas de Precios Cuidados son parches que no solucionan la inflación estructural que hay en Argentina. Impactan en algunos de los grandes supermercados y la mayoría de las personas consume en almacenes o chinos, donde las medidas no impactan», aclaró Laura Testa, economista de Paridad en la Macro.

«Creo que estamos ante una inercia desmedida, que pareciera inmanejable para el Gobierno. No tengo la solución pero estamos llegando a un límite en el cual va a haber que empezar a tomar medidas muy estrictas porque la inflación impacta sobre los salarios y la pobreza, y perjudica más a los sectores vulnerables», agregó.

Por su parte, Manoukian afirmó que hace falta un «plan consistente, un ancla creíble» para que la inflación baje en el largo plazo ya que «las tradicionales (salarios, tarifas, tipo de cambio) lucen acabadas».

«Particularmente en marzo, mes ya jugado, la conjugación de aumentos en combustibles, educación, prepagas, tarifas de gas y electricidad e indumentaria pegarán fuerte», proyectó para el próximo dato.

Si se anualiza el dato de febrero, la inflación resultaría del 73,5%, mientras que la anualizada del primer bimestre daría como resultado un 66%.

Ámbito Financiero


Miles de trabajadores desocupados acampan en la 9 de Julio y marchan este miércoles a Trabajo

Por Alfonso de Villalobos

Casi 4 mil delegados y delegadas de las más de cuarenta organizaciones que integran el frente de organizaciones sociales denominado Unidad Piquetera se reunieron en un Congreso realizado el fin de semana en la Plaza de Mayo. Los representantes de las organizaciones sociales no alineadas con el gobierno nacional se acercaron desde todos los rincones del país y votaron un plan de lucha que comenzó con un acampe masivo en la puerta del ministerio de Desarrollo Social situado en la avenida 9 de Julio.

La medida continúa este miércoles por la mañana con una movilización a la sede de la avenida Alem del ministerio de Trabajo donde, encabezado por el titular de la cartera laboral, Claudio Moroni, a las 15 horas se reunirá en forma mixta (virtual y presencial) el Consejo del Salario. Allí se buscará actualizar el valor del haber mínimo hoy fijado en los $33 mil y del cual depende el monto de los beneficios otorgados por la cartera de Desarrollo Social.

La medida se replicará con cortes de calle y movilizaciones en “113 ciudades y pueblos de 23 provincias en todo el país”. El plan resuelto por las organizaciones plantea, en caso de no obtener respuesta a sus reclamos, una nueva jornada de movilización de 48 horas con acampes el próximo martes 31 de marzo y una Gran Marcha Federal durante el mes de abril.

Las organizaciones solicitaron reuniones con las autoridades de ambos ministerios con el propósito de reclamar, al menos, la duplicación del haber mínimo para garantizar que cubra el valor de la Canasta Básica Total hoy orillando los $80 mil y el incremento en la cantidad de beneficiarios de los planes potenciar Trabajo que, aseguran, se encuentran congelados en 1,1 millón por mandato expreso de los funcionarios del FMI.

Eduardo Belliboni, dirigente nacional del Polo Obrero, una de las principales organizaciones entre las más de cincuenta que integran la Unidad Piquetera señaló que «estamos en medio de una disparada inflacionaria que lleva los alimentos a precios exorbitantes aumentando aún más la miseria. Esto ocurre antes de que se aplique el ajuste más a fondo que ya han aprobado en diputados el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, sin grietas”.

Para el dirigente “el acuerdo con el FMl va a destruir cientos de miles de trabajadores ocupados y desocupados, por eso reclamamos la duplicación del salario mínimo vital y móvil para trabajadores y el 82 % móvil para los jubilados y, mientras dure la emergencia, hay que universalizar los programas sociales, duplicar su monto y garantizar la asistencia integral a los comedores populares que el gobierno no ha garantizado».

El acampe se realiza en la puerta de la cartera conducida por Juan Zabaleta con el propósito de llevar allí el reclamo puntual de la universalización de los programas y la asistencia a los comedores populares. Centenares de carpas se situaron sobre el asfalto donde, además, las organizaciones comenzaron a desplegar ollas y anafes para encarar la permanencia durante toda la noche. Entre las carpas y las banderas de las organizaciones también se dejan ver carteles escritos a mano con consignas generales «contra el ajuste del gobierno y el FMI» y otras más concretas como «Alberto con $16 mil no comemos» o «una olla popular le molesta solo a quién nunca tuvo hambre».

Los dirigentes durante la tarde denunciaron que el ministro desmontó una reunión a la que se había comprometido a minutos de la hora pautada. Para Belliboni, “es una falta de respeto a los miles de trabajadores que estamos aquí, están jugando con las necesidades sociales más graves”.

Por su parte, fuentes del Ministerio de Desarrollo Social confirmaron a Tiempo que “con la calle cortada, el ministro no los recibe” y, continuaron, “ya demostró en varias oportunidades que no es necesario cortar la calle para sentarse a una mesa a dialogar y encontrar soluciones. De todos modos, hay un equipo que dialoga permanentemente con las organizaciones sociales, iglesias y ONGs, y está dialogando con quienes se movilizaron”.

Por último desde la cartera de Desarrollo Social aseguraron que “se ofreció una reunión con el viceministro Gustavo Aguilera y las organizaciones dijeron que no”.

El reclamo ministerial orientado a eludir el corte de la avenida resultaba inviable ante la masividad de la protesta y, por ese motivo, las organizaciones interpretaron el pedido como una dilación y rechazaron la reunión con el segundo del ministro y aguardan por una rectificación del ministro Juan Zabaleta.

El propio Belliboni explicó a Tiempo que «el gobierno dice que con la calle cortada no negocia pero hace quince días que la calle no está cortada por las organizaciones que estamos aquí y no negoció absolutamente nada. Al revés, dijo que estaba muy de acuerdo con los puntos del FMI que profundizan el ajuste. No puede decir que es un problema de comunicación, es ajuste. Nos puede convocar a discutir cuando quiera para que no haya ningún trabajador debajo de la línea de pobreza, que no puede ser que estén cerrados los programas en este cuadro de emergencia y que los comedores reciban la miseria de comida que reciben. Necesitamos un diálogo serio. Cuando entramos a la reunión nos encontramos con la sorpresa de que el ministro no estaba y que nos recibiría el vice que siempre dice lo mismo, que no puede resolver nada sin el ministro. Es una vieja treta que ya conocemos», denunció.

Tiempo Argentino


Antes de la difusión del índice de precios, Alberto Fernández prometió: “El viernes empieza la guerra contra la inflación”

El presidente Alberto Fernández prometió este martes que a partir del viernes su gobierno iniciará la guerra contra la inflación. Fue en la previa de la difusión de otro dato negativo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), donde se publicó el índice de precios de febrero.

Las palabras del Presidente tuvieron lugar en el marco de un acto en la localidad bonaerense de Malvinas Argentinas, en el que estuvo acompañado por el gobernador Axel Kicillof, entre otros dirigentes del Frente de Todos, por la inauguración de la renovada estación ferrocarril Tortuguitas, línea Belgrano Norte.

“Cada vez creemos que la situación se ordena todo se ha vuelto a complicarse. Cuando pensamos que la pandemia nos dejaba un terreno libre como para poder avanzar se desata una guerra en Europa, que tiene repercusiones en todo el mundo, y también en la Argentina, que llegan en forma de complicaciones económicas”, expresó el mandatario. “La mayor complicación es que esa guerra ha desatado una lucha tremenda por los alimentos y vuelan los precios en todo el mundo”, agregó.

En los últimos días, creció la preocupación del Gobierno por el impacto local económico de la invasión de Rusia a Ucrania, sobre todo por el incremento de la demanda global de alimentos, que puede empujar su precio, además de la alta inflación que registra la Argentina todos los años.

Este martes la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, confirmó que el Gobierno analiza “una cantidad de medidas” relacionadas con la economía, luego de una reunión que Alberto Fernández mantuvo con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.

Este martes, y durante su discurso, el mandatario se explayó sobre esta problemática: “Espero que esta semana podamos empezar a poner orden el tema de la deuda, y prometo que el viernes va a empezar otra guerra, la guerra contra la inflación en la Argentina; vamos a terminar con los especuladores y vamos a poner las cosa en orden”, aseguró.

El INDEC difundió el dato de inflación de febrero, que se ubicó en un 4,7% por la renovada presión de los precios de los alimentos y el incremento de los combustibles. Las miradas, sin embargo, están puestas en marzo, donde se habría verificado un pico inflacionario que podría llevar el índice al 5%, por el fuerte impacto provocado por la suba de las materias primas en medio de la guerra de Rusia y Ucrania.

Con relación a las medidas que podría anunciar el Gobierno, Cerruti descartó que impliquen una suba de la retención a la producción de maíz, a la soja o al trigo, aunque desde diferentes organizaciones del campo desconfían y están en alerta, sobre todo luego de la decisión de suspender el registro de exportaciones de harina de soja y aceite de soja, lo que habitualmente es la antesala a una suba de gravamen.

Tanto dirigentes como productores autoconvocados discuten en estos días la posibilidad de medidas de fuerza, con las bases presionando para que los líderes encabecen acciones contundentes cuanto antes. A 14 años de la masiva movilización nacional que en 2008 se opuso a las retenciones móviles, se levantan voces que piden volver a las rutas.

Una de las voces que más se destacó fue la de Iván Castellaro, un productor autoconvocado de Santa Fe que es muy activo en la organización de las movilizaciones ruralistas. Desde sus redes sociales, el productor aseguró que “¡el Gobierno hizo una declaración de guerra contra el sector productivo! ¡Nos quiere pobres e ignorantes! ¡No lo vamos a permitir! ¡A preparar los fierros viejos que llegó el momento de defender el presente y futuro del país!”. Y publicó una foto de un corte de ruta con tractores, los “fierros” en cuestión.

“Es imposible seguir así. A los anuncios los tomamos como una declaración de guerra. Entonces ahora que pase lo que tenga que pasar”, dijo el productor, quien habló de la compleja situación por la que atraviesa el sector productivo, con problemas climáticos, altos costos, y un Gobierno que impulsa una mayor presión impositiva.

Infobae


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