Argentina | Emotivos homenajes en el 50° aniversario de la Masacre de Trelew

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A 50 años de la Masacre de Trelew, la memoria volvió a la cárcel de Rawson

Por Sebastián Rodríguez Mora

“Acá pasé cuatro años, de 1978 a 1981. Es la primera vez que veo este lugar por afuera, porque me trajeron y me sacaron encapuchado”. El que habla es Fernando Caviglia, actual secretario de Industria y Comercio de la provincia de Entre Ríos. Su militancia en Montoneros lo llevó a la cárcel de Rawson, a la que volvió por primera vez durante la tarde de este domingo junto a unos 300 ex detenidos, familiares de víctimas de la represión ilegal y militantes.

En el contexto de los homenajes por el 50° aniversario de la Masacre de Trelew, se organizó una visita a la Unidad 6 del penal que fue escenario de la fuga en 1972 y luego, durante la dictadura cívico-militar de 1976 a 1983, escenario de crímenes de lesa humanidad. Dos épocas se cruzaron, ya que los actuales reclusos del pabellón de máxima seguridad recibieron a las ex presas y presos políticos, en una jornada muy emotiva.

La previa al ingreso resultó desordenada para las cientas de personas sobre la avenida con boulevard frente a la cárcel. Por un lado, Horacio Pietragalla y Juan Martín Mena, secretarios de Derechos Humanos y Justicia respectivamente, inauguraron un cartel de anuncio sobre la historia de terrorismo de Estado en el predio de la cárcel.

Mientras daban un discurso acerca de la potencia del encuentro, el Servicio Penitenciario habilitó el ingreso de los primeros grupos, quienes debían dejar todas sus pertenencias salvo el DNI antes de acceder a la recorrida custodiada por oficiales de seguridad. Vale recordar que aún hoy, el penal de Rawson es una cárcel de máxima seguridad.

Emociones y fantasmas

“No es la primera cárcel a la que entro, pero es muy fuerte la sensación”, explica Manuel Quieto, cantante de La Mancha de Rolando, que acaba de salir junto al primer grupo de la visita. Dice que está viviendo “emociones indescriptibles”. Su tío y dirigente de FAR, Roberto Quieto, estuvo acá y hoy continúa desaparecido.

Otra sobrina presente es Clarisa Lea Place y su nombre es el mismo que el de su tía. Una Clarisa salió el 15 de agosto de 1972 en plan de huida, pero su vida se apagó unos kilómetros más allá, una semana después, en la Base Aeronaval Almirante Zar. La otra Clarisa, que roza los 30 años, sale con la sensación de estar reconciliándose con su historia familiar.

Foto: Edgardo Gómez

“Vine a Trelew cuando se cumplieron 40 años, y la situación en ese momento me sobrepasó: dicen que me parezco mucho a mi tía, tengo el mismo nombre. Quienes la conocieron me hablaban como si yo fuera un fantasma de ella”, explica. Estos días en la ciudad le permitieron completar los huecos narrativos en la historia de la otra Clarisa.

Entre tanto, la prensa intenta ingresar como había sido pactado con el Servicio Penitenciario, pero de pronto alguna orden cambia y quedamos afuera. No se puede ingresar con cámaras fotográficas, apenas un cuaderno y una lapicera. Gestiones y discusiones se entrecruzan hasta que de pronto cruzamos el detector de metales y caminamos en dirección al paredón exterior amarillento como el sol que baja entre nubes tenues. El corazón del grupo se acelera.

Foto: Edgardo Gómez

Cruzar las rejas

Casi como una afrenta para quienes volvían al lugar tras protagonizar la fuga del 15 de agosto de 1972 -que desembocó para 16 de los militantes en el fusilamiento a sangre fría por parte de la Armada-, la entrada de la cárcel de Rawson está repleta de homenajes al guardia Juan Valenzuela, quien fue herido de muerte al tirotearse con los militantes que habían logrado franquear el paredón exterior reduciendo a los centinelas y hasta el momento sin disparar un solo tiro.

La emoción, las lágrimas y un sinfín de sensaciones atraviesan a este grupo de familiares y antiguos detenidos, que uno a uno cruzan los tres niveles de seguridad del paredón, un enrejado altísimo y una puerta doble que da a un patio interno antes del acceso al pabellón.

Lo que hasta el momento era prolijo, de pronto se vuelve crudo, simbólico: por alguna razón la basura que produce el penal espera su recolección rodeado de una reja, como si de un corral de bolsas plásticas se tratara. En ese descampado repleto de escombros, tres gatos merodean.

Volvemos al patio interior, donde los ex presos y familiares se fotografían con un mural. Fernando Caviglia comenta a quienes estamos cerca que cuando lo apresaron, entró en la categoría de “irrecuperable” por las autoridades militares. “Y así seguís”, le comenta en tono de chiste un compañero de militancia. Las risas son breves, pero sirven para aflojar la tensión previa al ingreso a la zona de calabozos.

La vida adentro de ayer y de hoy

Puertas, puertas y más puertas: en pocas palabras, una cárcel se reduce a eso. Al franquear la entrada a la Unidad 6, este grupo de familiares y ex presos se encuentra con la luz blanca de tubo, el olor fresco de pintura y una hilera de actuales reclusos y oficiales del Servicio Penitenciario que les ofrecen una tímida bienvenida. Estamos en un pabellón de aislamiento, pero los calabozos están abiertos.

Algunos de los presentes están caminando por donde hace cinco décadas encontraron la militancia revolucionaria, la tortura y el aislamiento. Muchos y muchas acusan el golpe emocional, otros y otras ya entablan conversaciones con los habitantes de hoy. “Yo me acordaba todo más grande”; “Me acuerdo cuando llegó la salamandra, antes el frío era terrible”; “La cama era solo los tirantes cuando estuve acá”. El volumen de las conversaciones aumenta y casi nadie está solo para transitar las oleadas de sensaciones y emoción.

Foto: Edgardo Gómez

Juan es de Buenos Aires pero fue trasladado al penal de Rawson hace ya más de 10 meses. Sobre la mesa de su calabozo una foto con dos nenas y una mujer (su hija, su sobrina y su hermana), otra de una señora (su madre), una Biblia abierta. El mueble de estantes con pilas de ropa, objetos de limpieza e higiene.

En el piso de su celda hay un trapo húmedo: traemos tierra del exterior en las suelas. Fue obrero gráfico antes de llegar acá, al igual que algunos integrantes de su familia. Uno de sus hermanos estudia periodismo.

El tiempo en el pabellón se termina, hay que salir para que el próximo grupo acceda. Andrés Pavón, de la Asociación de Familiares, Detenidos y Liberados, organismo bonaerense de relevamiento de las condiciones de reclusos, no está nada contento tras la visita. “Algunos de los pibes del pabellón tienen de todo, pero otros no tienen ni una manta. Algo pasa ahí. Además, todo recién pintado, todo demasiado prolijo. Parece una escena armada”, comenta.

“A mí no me agarran más, salgamos de una vez”, se le escucha decir a un ex militante, ya octogenario. El grupo se transformó luego de la visita. Recuperan sus documentos retenidos por los oficiales del Servicio Penitenciario y vuelven a pisar la calle. “No es nada personal, pero espero no verlos nunca más en lo que me queda de vida”, se despide uno de los ex presos.

Nadie está solo sobre el asfalto repleto. Los abrazos, los llantos que se sueltan por fin, el agobio y las conversaciones ansiosas brotan acá y allá. Estamos afuera, pero la procesión seguirá para siempre por dentro.

Tiempo Argentino


Señalaron la cárcel de Rawson como sitio de memoria del terrorismo de Estado

Por Leonardo Castillo

Familiares de las víctimas, dirigentes de organismos de derechos humanos y funcionarios nacionales participaron este domingo de la señalización de la Unidad Penal 6 de Rawson como sitio de memoria del terrorismo de Estado, como parte de los actos conmemorativos por los 50 años de la Masacre de Trelew, con mensajes que revindicaron «la lucha contra la impunidad» y las políticas de memoria, verdad y justicia.

El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, encabezó el acto de señalización en la puerta del penal de Rawson, que comenzó pasadas las 14.

El funcionario recordó el 50 aniversario de la Masacre de Trelew, pero rememoró además que en ese penal también se cometieron delitos de lesa humanidad como «asesinatos, torturas, encarcelamientos injustos y torturas» como parte del plan sistemático de violaciones a los derechos humanos que aplicó la última dictadura cívico-militar.

Familiares organizaciones sociales y polticas se hicieron presentes
Familiares, organizaciones sociales y políticas se hicieron presentes.

El 15 de agosto de 1972 se produjo en este penal la fuga de integrantes de las organizaciones armadas que luchaban contra la dictadura de Alejandro Lanusse, y sólo Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo, Domingo Menna (del PRT-ERP), Marcos Osatinsky, Roberto Quieto (FAR) y Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros, junto con otros cuatro militantes lograron escapar al tomar un avión en el aeropuerto de Trelew, que los llevó a Chile.

Otros 19 guerrilleros fueron recapturados en la misma terminal aérea y una semana después, el 22 de agosto de ese año, fueron fusilados en la base naval Almirante Zar, en un crimen colectivo que se conoció como la «Masacre de Trelew» de la cual sobrevivieron tres militantes.

«Tenemos que tener presentes a quienes no están y que fueron quienes lucharon para construir un país sin impunidad que se hace cargo de su pasado», señaló Pietragalla Corti en el inicio de su discurso que dio ante centenares de personas que se congregaron en la puerta del penal.

Telam SE

Familiares, organizaciones sociales y políticas se hicieron presentes en esta conmemoración a partir del mediodía, y con banderas, cánticos y pancartas manifestaban sus evocaciones por las víctimas de los fusilamientos de Trelew.

Por los parlantes dispuestos por el colectivo de las organizaciones y familiares se reproducían zambas y vidalas, mientras los manifestantes se iban congregando en el acceso principal a la unidad penal.

«¿Cómo disociar lo que sucedió acá en tiempos del terrorismo de Estado con lo que el poder real y el judicial busca con Cristina (Fernández de Kirchner) a quien quieren proscribir en la actualidad?», se interrogó Pietragalla Corti en otro de los pasajes de su alocución, al referirse al proceso de la causa sobre obra pública conocida como «Vialidad» que tiene a la Vicepresidenta como imputada.

El secretario, nacido en cautiverio durante la última dictadura y que recuperó su identidad gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, revindicó las políticas de memoria, verdad y justicia que se implementaron principalmente a partir el kirchnerismo y destacó el «compromiso» del expresidente Néstor Kirchner con los derechos humanos.

Telam SE

«No hay Néstor sin Cristina y Cristina sin Néstor. Por eso, al revindicar hoy a los compañeros que ya no están comprobamos cuál es el juego del Poder Real», subrayó Pietragalla Corti.

El secretario afirmó que «durante el neoliberalismo hubo Madres y Abuelas que se fueron con tristeza porque hubo retrocesos en materia de derechos humanos», en alusión al período de gobierno de Mauricio Macri.

«Muchas de las Madres y las Abuelas pensaron que un día habría un gobierno que las iba a homenajear. Por eso, de cara al 2023 vamos a necesitar de cada compañero para militar con el objetivo de que el neoliberalismo no vuelva a gobernar en Argentina», enfatizó Pietragalla Corti.

Además del señalamiento del penal de Rawson, también se descubrió en el acceso a la unidad carcelaria una placa en homenaje a los abogados de los presos políticos que estuvieron detenidos en ese lugar durante los años ’60 y ’70.

Al respecto, el viceministro de Justicia y Derechos Humanos, Juan Martín Mena, ponderó el rol de los abogados que defendieron a los detenidos por la dictadura y trazó una línea con los letrados que hoy actúan en los juicios por delitos de lesa humanidad en favor de las víctimas.

«Hubo abogados que defendían a quienes fueron encarcelados en este penal, luego hubo más 100 profesionales del derecho desaparecidos y luego quienes buscan la verdad y la justicia en los procesos de lesa humanidad, Entre todos ellos hay una coherencia», subrayó Mena.

El viceministro llamó a estar «atentos a lo que sucede con la justicia para no permitir que encarcelen» los derechos de los ciudadanos.

«En esta ciudad (Rawson) está el juzgado federal que debe resolver la causa por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. Hace 28 meses que esperamos una respuesta para saber qué es lo que pasó», apuntó Mena.

Además de Pietragalla Corti y Mena también estuvieron el ministro de Cultura, Tristán Bauer; el director de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa, Eduardo Jozami; el legislador porteño Claudio Morresi y la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida, entre otras personalidades vinculadas con los derechos humanos.

Taty Almeida destacó las conmemoraciones por el medio siglo de la Masacre de Trelew, al considerar que «todo es memoria», y celebró que estos actos sean «un motivo de reencuentro».

«Estar acá hoy es parte de la memoria, la verdad y la justicia. Siempre buscando la legalidad y nunca haciendo venganza», señaló la Madre de Plaza de Mayo en declaraciones a Télam.

Antes del señalamiento, habló el ex-preso político Juan Argüello, quien citó a otro detenido por razones de conciencia durante la dictadura, Mario Clavell, al pedir que «la tristeza no sea nunca asociada a nuestro nombre».

Télam

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