Análisis del panorama internacional

619

1. ¿Se repetirá la historia y los bancos centrales provocarán otra recesión?

Por Juan Torres López*

El pasado mes de julio, una economista de una agencia federal independiente creada por el Congreso de Estados Unidos, Haelim  Anderson, y otro vinculado a la Reserva Federal, Jin-Woo Chang, publicaron una investigación en la que demuestran que la Reserva Federal «calculó mal los tiempos» cuando subió los tipos de interés en 1920, en una situación macroeconómica «similar a la actual». Como resultado de ese error fue la propia Reserva Federal quien produjo la depresión (aquí).

En septiembre del año pasado, otro economista de la Reserva Federal, Jeremy Rudd, publicó otra investigación en la que demostraba que el presupuesto fundamental de la actuación de los bancos centrales se basa en presupuestos equivocados y que sostenerlo «podría conducir a graves errores de política» (aquí).

Se refiere Rudd a la idea de que las expectativas de los sujetos son las que determinan las tasas futuras de inflación real, una creencia que lleva a que los bancos centrales traten de actuar con mucha determinación, subiendo los tipos de interés, para ganar credibilidad y mostrar que están dispuesto a cualquier cosa para combatir la inflación, de modo que se corten de raíz las expectativas alcistas.

Dice este economista de la Reserva Federal que «la economía está repleta de ideas que ‘todo el mundo sabe’ que son ciertas, pero que en realidad son puras tonterías» y que la suposición de los bancos centrales sobre las expectativas es una de esas proposiciones que no «tienen ningún tipo de fundamento empírico» y es «seriamente deficiente en términos teóricos».

Son solo dos ejemplos de los muchos que se podrían poner para demostrar que los bancos centrales vienen utilizando una arquitectura teórica defectuosa para combatir la inflación. Algo que no ha sido muy relevante cuando los precios se han mantenido estables en las últimas décadas como consecuencia de la globalización o de la pérdida de poder negociador de sindicatos y trabajadores, pero que ha resultado fatal en cuanto la inflación ha vuelto a aparecer.

La prueba de lo que digo es evidente. Los bancos centrales disponen de todos los medios posibles y de total independencia para actuar con el principal objetivo (o el único, en el caso del Banco Central Europeo) de combatir la inflación. Sin embargo, fueron absolutamente incapaces de prever la que comenzó en 2021, a pesar de que muchos economistas advertimos previamente de que iba a desencadenarse.

Cuando la inflación ya había estallado de manera indisimulable, los bancos centrales se equivocaron de nuevo al asegurar que se trataba de un problema momentáneo.

Jerome Powell (Reserva Federal) afirmó en junio de 2021: «La inflación es transitoria», «está relacionada con factores temporales», «espero que baje en los próximos meses» .

Christine Lagarde (BCE) dijo en diciembre de 2021: «La inflación actual es coyuntural (…) Tengo la firme convicción de que la inflación caerá en 2022» .

Ahora, esos mismos gobernadores de los bancos centrales reconocen que la inflación actual se debe a factores de oferta, como la crisis energética, los bloqueos en los suministros o incluso el cambio climático. No lo pueden negar porque es evidente y está ante los ojos de cualquiera. Pero hacen caso omiso de esa evidencia y se dedican a subir los tipos de interés como si la inflación fuese de demanda. Y lo hacen, además, con contumacia.

El gobernador del Bundesbank decía el pasado día 2 de noviembre que «la inflación es obstinada y, si queremos vencerla, la política monetaria tiene que ser más obstinada todavía».

¿Se imaginan los lectores a un médico que tratara a un paciente con gripe y se empeñara en no utilizar más que el bisturí diciendo «la gripe es obstinada y si queremos vencerla hay que utilizar el bisturí con más obstinación todavía»?

Pues eso es más o menos lo que están haciendo los bancos centrales, cortar por lo sano sin miramiento alguno.

Lo hacen solamente para generar credibilidad porque, como he dicho, creen que la inflación se combate abortando las expectativas alcistas.

Las consecuencias de esa búsqueda de credibilidad las conocemos bien. Las expuso con toda claridad Michael Mussa, miembro del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Ronald Reagan y luego economista jefe del Fondo Monetario Internacional, la última vez que la Reserva Federal hizo lo que están haciendo ahora todos los bancos centrales, en 1979: «Para establecer su credibilidad, la Reserva Federal tuvo que demostrar su voluntad de derramar sangre, mucha sangre, sangre ajena».

Los bancos centrales no vieron venir el peligro, actúan con modelos teóricos equivocados, han calculado mal los tiempos y se empeñan en utilizar un remedio para estabilizar los precios que es peor que la enfermedad. Su único resultado será, otra vez, la recesión, acabar con docenas de miles de empresas, crear paro y eso último, hacer que corra la sangre.

*Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Dedicado al análisis y divulgación de la realidad económica, en los últimos años ha publicado alrededor de un millar de artículos de opinión y numerosos libros que se han convertido en éxitos editoriales. Los dos últimos, ‘Economía para no dejarse engañar por los economistas’ y ‘La Renta Básica. ¿Qué es, cuántos tipos hay, cómo se financia y qué efectos tiene?’.

2. La nueva ley de chips y ciencia de EE. UU. y sus impactos en la industria de semiconductores de China

Zhū Jīng (朱晶)

Estados Unidos adoptó la costumbre de usar la legislación como una herramienta en su apuesta por el liderazgo tecnológico de vanguardia. Hoy en día, 75% de la fabricación mundial de chips está concentrada en la región de Asia-Pacífico, mientras que la capacidad interna de EE. UU. pasó del 38% en 1990 al 12%.

En un intento por seguir obstaculizando la industria de semiconductores de China, desvincularla de la cadena mundial de suministro y promover una reestructuración y la “des-sinización”, el 9 de agosto el presidente Biden firmó la Ley de Chips y Ciencia de 2022. El nivel de financiación a la industria de semiconductores de EE. UU. es considerada una de las mayores intervenciones del gobierno en la política industrial en décadas, y brindará apoyo estratégico a largo plazo en la competencia geopolítica de ese país con China.

Contenido de la Ley de chips y ciencia de 2022

  • La ley provee unos US$ 280.000 millones en nuevo financiamiento para impulsar la investigación y fabricación nacional de semiconductores en Estados Unidos, con el objetivo primario de contener a China. Las compañías que reciban subsidios por esta ley no podrán desarrollar, por diez años, chips más avanzados que los de 28 nanómetros en China y Rusia. La financiación será asignada a lo largo de un periodo de cinco años.
  • La Ley de chips y ciencia de 2022 es un documento de planificación bien diseñado a los fines de ayudar a la industria de semiconductores estadounidense a completar un sistema de apoyo ecológico, desde capacidades avanzadas de fabricación hasta un desarrollo tecnológico de vanguardia, formación de técnicos, aplicaciones tecnológicas y alianzas de cooperación.

Principales características y tendencias de la nueva legislación

La ley brinda protección legal para la ciencia y tecnología de vanguardia. El lenguaje de la ley sobre el diseño y la fabricación de semiconductores refleja la hegemonía estadounidense, con el propósito de contener la industria de semiconductores de China, subsidiando su industria nacional de chips y reduciendo injustamente la capacidad de las compañías chinas para competir en el mercado mundial.

  • Sin embargo, esta legislación será difícil de implementar en la práctica, en particular por la histórica falta de inversión de capital en la industria y la infraestructura de EE. UU.
  • Apoyando la “estrategia de contención” de la nueva Guerra Fría librada por EEUU, esta legislación ampliará el financiamiento para la industria nacional de semiconductores, aumentará los controles a las exportaciones a China, especialmente en el área de tecnologías avanzadas de semiconductores, e intensificará las auditorías sobre los datos de las compañías chinas bajo el disfraz de la protección de la privacidad y las revisiones de seguridad, para suprimir y marginalizar a las empresas chinas.

Impactos en la industria de semiconductores de China

  • Los países occidentales liderados por Estados Unidos se han alineado para apoyar a este país en sus intentos de controlar los recursos, las tecnologías y las cadenas de suministro de semiconductores en Taiwán y en países como Japón, Corea y Europa. Su objetivo es reducir el acceso de China a los recursos internacionales y las técnicas de innovación desvinculandola forzosamente de la cadena mundial de suministro de semiconductores.
  • Esas tácticas han comenzado a impactar negativamente el crecimiento de China en el sector de la alta tecnología, haciendo que las fluctuaciones del mercado sean más inciertas y desafíen la supervivencia de las empresas nacionales. Las dificultades para crear alternativas nacionales de calidad son cada vez mayores.

Respuesta a los desafíos

  • Se está poniendo más énfasis en la necesidad de inversiones sustentables y planificación económico-científica. La reconstrucción de la cadena industrial mundial de semiconductores se acelera en medio de la competencia entre los principales países. Muchos países han seguido el ejemplo de China en promover el desarrollo de la industria nacional de alta tecnología.
  • China debe fortalecer su determinación estratégica para explorar nuevos mecanismos nacionales en respuesta a los riesgos y desafíos emergentes de la reestructuración de la cadena de valor mundial de la industria de semiconductores.
  • Además, China debe mejorar su autonomía en tecnologías clave (especialmente en campos que son un verdadero “cuello de botella”), acelerar el desarrollo de la producción nacional de todas las industrias (pero específicamente la de semiconductores), alentar a las empresas para que exploren nuevas oportunidades usando diferentes fuentes y medidas de localización, dar rienda suelta a las capacidad de innovación de nuevas tecnologías desarrollada en el país e implementar nuevas políticas y mecanismos de financiamiento para guiar el buen desarrollo de la industria de alta tecnología de China.

*Economista senior de la Consultora de Ingeniería Internacional de Beijing y secretario general adjunto de la Asociación de Industrias de Semiconductores de Beijing.

Más notas sobre el tema