Balance de la gestión económica en Bolivia

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Balance de la gestión económica en Bolivia

María Luisa Auza

El gobierno de Luis Arce Catacora en Bolivia, aperturado en noviembre de 2020, inició bajo condiciones difíciles por las que tuvo que remontar la fuerte crisis política en la que nos sumió el golpe de Estado de 2019 y recuperar la economía, tarea por demás complicada en un contexto internacional en el que la depresión de la economía mundial está agudizada por los efectos de la pandemia del Covid-19 que no acaba de irse.

Súmese el resurgimiento de las luchas intercapitalistas que cuestionan el modelo de hegemonía norteamericana predominante en las últimas décadas y anuncian el surgimiento del multilateralismo propugnado por las fuertes economías que emergen, particularmente en Asia. A esto hay que adicionar la guerra entre Rusia y Ucrania que, de alguna manera, refleja las pugnas globales señaladas.

Los indicadores que ilustran el estado de situación inicial en noviembre de 2020 nos muestran un país en crisis: el Producto Interno Bruto (PIB) decreció en -8,7%, hubo un incremento de la pobreza extrema en 13,6%, la tasa de desempleo urbano creció a 8,7% con un aumento de 202% respecto al 2019; el salario medio real decreció en -1%, el índice de actividad económica (IGAE) cayó en -11%, al igual que las exportaciones e importaciones con -27% y -31%, respectivamente.

En cuanto a la pandemia del Covid-19, la Tasa de Letalidad el 2020 fue de 6,2%, indicador que se encuentra entre los más altos de la Región. Más allá de estos datos, que muestran el crítico estado en el que nos encontrábamos los bolivianos, la violencia y desamparo en los Derechos Humanos y las fuertes limitaciones en el ejercicio políticos caracterizaron la coyuntura de fines de 2020.

A partir de la asunción del nuevo gobierno, a la cabeza de Arce Catacora y el Movimiento Al Socialismo (MAS), se implementaron medidas para la reconstrucción del país. Se priorizó la atención en salud como un prerrequisito para encarar la reconstrucción económica; al respecto hay que destacar la estrategia basada en dos acciones prioritarias:

1) La aplicación de pruebas de diagnóstico rápido del Covid-19, la inmunización masiva con la aplicación de la vacuna, todo en base a actividades coordinadas con los gobiernos subnacionales; y 2) La dotación de equipos, medicamentos e insumos a los centros hospitalarios. Como resultado, se tiene que habiendo pasado cinco olas sucesivas de Covid-19 Bolivia bajó la Tasa de Letalidad a 0,1% y la mortalidad por Covid-19 de 76 a 2,4 personas fallecidas por cada 100 mil habitantes desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 hasta septiembre de 2022, según datos del Ministerio de Salud y Deportes.

En lo económico, se observa un crecimiento del PIB, que pasó de -8,7% en 2020 a 6,1% el año 2021, y de acuerdo al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas se espera que este 2022 acabe con 5,1%. El Banco Mundial (BM) estima que tendremos 4,1% de crecimiento. Cualquiera sea el resultado, las proyecciones son auspiciosas en el contexto regional y global, ya que las estimaciones que publicita el BM señalan que América Latina y el Caribe estará por el 2,5% el presente año.

Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) al primer semestre de 2022 muestran un crecimiento de 4,13%, liderado fundamentalmente por el sector de Minerales Metálicos y No Metálicos, que recuperó su dinamismo con un crecimiento de 53,02% en los primeros seis meses de 2020-2021 y de 2,32% entre 2022-2021. Este sector, tradicionalmente vinculado a las exportaciones, representa algo más del 9% del PIB. Los ingresos provenientes de su comercialización benefician fundamentalmente a la minería mediana y a la cooperativa. Con el tiempo, el Estado, a través de la Comibol, continúa siendo un actor pequeño en este universo productivo.

Recordemos que el Modelo Económico Social Comunitario y Productivo (Mescp), planteado en el proceso histórico que se implementa desde 2006, propone generar el desarrollo económico y social a partir de fuerzas productivas internas sobre la base de la construcción de una economía estatal fuerte, que controla los sectores generadores de ingresos (productores de materia prima predominantemente), lo que permite al Estado la apropiación de excedentes para destinarlos al desarrollo de sectores generadores de empleo y a su redistribución orientada a la población históricamente marginada.

Sin embargo, a partir de los datos, observamos que, en el caso de la minería, los ingresos impositivos y regalías generan un aporte modesto, puesto que las condiciones normativas de su explotación en el país continúan respondiendo básicamente al modelo implementado antes de 2006.

Otro de los sectores que muestra mayor desempeño en este periodo (primer semestre) es el Transporte y Almacenamiento, que incrementó en 35,43% en el periodo 2021 y en 10,45% en 2022, esto se explica por el aumento del flujo de pasajeros y de carga, indicador asociado a la recuperación de la dinámica comercial y al flujo de mercadería, fundamentalmente orientada al comercio exterior.

La construcción es uno de los sectores a los que más impactó la cuasi paralización de la economía en 2020, llegando a reducirse en -50,95%. La recuperación de la dinámica en 2021 se refleja en el 35% de crecimiento en los primeros seis meses de ese año y 6,07% en 2022.

Indicadores de recuperación asociados a la actividad es la superficie registrada para permisos de construcción, que pasó de 586 mil metros cuadrados a junio de 2020 a mil 135 en 2021 y mil 060 en similares periodos de 2022; mientras que la producción nacional de cemento el primer semestre de 2022 llegó a mil 828 mil toneladas métricas, 11% mayor a similar periodo de 2021. La dinámica de la construcción tiene como una de sus variables de impulso a la inversión pública.

Respecto a hidrocarburos, la recuperación del sector en la gestión 2021 muestra un crecimiento de 17,19% al primer semestre, si bien en los primeros meses de 2022 se observa una reducción de su aporte al PIB, resultado de una menor producción, la generación de ingresos por concepto de exportación se ha incrementado por la valorización del precio internacional de los hidrocarburos que se tiene en la coyuntura de conflicto internacional. Es importante multiplicar la inversión en exploración, de manera que se reponga el potencial hidrocarburífero y se optimice la gestión de la producción.

El crecimiento de sectores como electricidad, gas y agua, que crecieron en 9,92% y 7,03% en los primeros seis meses de los años 2021 y 2022 respectivamente, muestran la recuperación de la economía boliviana, un mayor consumo por parte de las industrias, comercios y familias refleja la recuperación de la demanda interna.

Otros servicios registraron una variación de 3,66% hasta el segundo trimestre de 2021 y 8,65% en similar periodo de 2022. La actividad que mayor dinamismo ha mostrado es el servicio de Restaurantes y Hoteles, asociado a un mayor consumo interno y la reactivación de actividades como el turismo.

La industria manufacturera ha tenido un desempeño importante en la recuperación de la economía, con 8,96% de crecimiento en 2021 y 2,78% en 2022 en primer semestre; la producción de alimentos y bebidas son las que lideran el sector. Los factores que inciden en el crecimiento de la industria están relacionados con el incremento de la productividad y la dinámica de comportamiento de los consumidores.

Las consecuencias del paro organizado y promovido por grupos radicales de derecha en Santa Cruz, durante 36 días, entre octubre y noviembre recientes, afectarán en los resultados de la recuperación económica; los resultados y la capacidad de reacción de los actores productivos se verán al concluir el año.

Es evidente que adicionalmente a los objetivos políticos de desestabilización democrática, perseguían una afectación al desempeño positivo observado en el primer semestre de 2022, recayendo fundamentalmente a los pequeños productores y comerciantes. Esto es parte de la estrategia de concentración del capital en pequeños grupos que buscan monopolizar diversas actividades económicas; no otra cosa significa las autorizaciones especiales de continuidad de operaciones que emitió el Comité Interinstitucional de Santa Cruz durante el periodo de paro.

En el gráfico 1 se observa las variaciones porcentuales en el comportamiento de los sectores económicos en el país para los periodos 2020, 2021 y 2022.

Un indicador importante, base de la reactivación, particularmente en la dinamización de la demanda interna, es la estabilidad de precios. La inflación acumulada a junio de 2022 es de 1,79%; sin embargo, como resultado de los conflictos políticos de Santa Cruz, el INE señala que a noviembre la misma ha escalado a 3,17%, esto en razón de la afectación que se tuvo en las cadenas logísticas de abastecimiento de productos que provocó el paro. A pesar de este incremento la inflación se muestra controlada y es la más baja de la Región.

El comportamiento de la inflación es clave para la estabilidad económica y particularmente para la protección de los ingresos de los sectores asalariados, ya que su suba deteriora el salario real. En el gráfico 2 se observa el Salario Medio Nominal del Sector Privado en el primer semestre de cada gestión, y vemos cómo se ha incrementado en 4% en 2021 y en 2n5% en 2022. La remuneración media en el sector privado es aproximadamente 3,3 veces el salario mínimo nacional vigente en 2022, que llega a los dos mil 250 Bs.

Los resultados económicos son parte de la lucha política que se ha tornado polarizada en el país; el proyecto popular busca fortalecer la economía, sobre todo la de los sectores de populares, es consciente de las limitaciones y necesidades que deben ser analizadas y consideradas por el gobierno de Arce, en la perspectiva de buscar soluciones creativas en aras de profundizar los cambios en la estructura económica orientados hacia el Vivir Bien que define la Constitución Política del Estado (CPE).

Por lo pronto, la amenaza de una mayor incidencia de la crisis sistémica que atraviesa el mundo al interior de nuestro país es latente; la disputa entre el proyecto popular y el proyecto neoliberal están vigentes, el conflicto de Santa Cruz es una muestra de la decisión de los grupos oligárquicos relacionados a esta movilización que buscan el control político para imponer su proyecto económico, aún con el ejercicio de la violencia.

Es imperativa una acción unitaria de las organizaciones sociales con el Gobierno para preservar los avances que se tienen e identificar políticas concretas que permitan fortalecer la economía popular.

LA ÉPOCA

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