Mauro Vieira, canciller brasileño: “La profundización del Mercosur y la integración es fundamental para todos»

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Mauro Vieira: “Un mundo más multipolar siempre será más ventajoso para países en desarrollo”

Por Jorge Fontevecchia

Tras los ataques por parte de bolsonaristas a la Plaza de los Tres Poderes, el canciller brasileño, quien fue embajador de Brasil en Argentina durante seis años, en la “ola rosa” latinoamericana de gobiernos progresistas, adelanta lo que sucederá en la visita de Lula a Argentina, la hoja de ruta de proyectos comunes que impulsen la región al crecimiento, centrado en la inclusión.

—¿Cuál es el análisis que hacen sobre sus países vecinos, la situación en Perú, el arresto sin respetar los fueros de un gobernador en Bolivia, el pedido de juicio político a la Corte Suprema en Argentina, cómo ven la situación política en la región?

—El presidente Lula, como saben, es un gran entusiasta de la relación de Brasil con los países sudamericanos, y con América Latina y el Caribe en general. Es muy entusiasta y me dio instrucciones desde el primer día, luego de invitarme a regresar a esa silla de canciller que ocupé durante el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. Me dijo que hiciera de la región el polo y un eje importante de la política exterior brasileña. No hace falta decir que en los últimos cuatro años no solo se ha abandonado la región, sino que incluso se ha maltratado a los poquísimos contactos. Entonces me encargó reconstruir los puentes y reanudar el diálogo que siempre tuvimos con los países de la región, que es tan importante. Es un entusiasta de eso, y al cuarto día de su gobierno, siguiendo instrucciones suyas, tomé todas las medidas necesarias para que Brasil volviera a la Celac, la comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños. Esto es sumamente importante, porque es en este contexto y en este escenario en que vamos a tratar todos los temas relevantes de nuestra región, y el ambiente perfecto para abordar y discutir problemas y, sobre todo, discutir proyectos, dialogar, tener un diálogo constructivo. Esta es la visión del presidente Lula sobre la región, para Brasil es absolutamente imprescindible tener un excelente contacto y una correcta inserción con la región, construir con los países vecinos, países hermanos, programas y proyectos que conduzcan al desarrollo de nuestra sociedad, nuestra economía, que los países puedan progresar y traer crecimiento, traer ventajas a sus poblaciones.

—¿Qué expectativas mutuas tiene con Estados Unidos en la relación bilateral?

—También Estados Unidos es un socio importante, un socio comercial y un socio con muchas posiciones comunes. Vamos a restablecer un diálogo donde se tenga en cuenta el interés nacional, vamos a tener un diálogo entre países independientes, maduros, que también quieran la integración y el desarrollo de la región. Debo decir, ya es de público conocimiento, el presidente Lula estará en Buenos Aires el próximo lunes para una visita bilateral a Argentina, con el presidente Alberto Fernández. Será su primer viaje al exterior, como siempre hacen los presidentes brasileños. Normalmente, por tradición, visitan primero la Argentina y los países de la región, los integrantes del Mercosur, los países vecinos. El presidente en febrero hará una visita a los Estados Unidos, fue invitado por el presidente Biden, y viajará a Estados Unidos para retomar también este diálogo sobre estas bases que mencioné: países amigos, que tienen una política exterior que promueve el interés nacional y explorar posibilidades muy amplias y muy ricas para inversiones y proyectos comunes. Ese es el gran objetivo. Pero quería resaltar la importancia de la visita que el presidente hará a la Argentina, como su primera visita al exterior desde que asumió el cargo el 1° de enero.

—Cuando Lula era presidente, China no tenía la misma influencia en la región que tiene hoy, el crecimiento y la influencia de China en la región incomoda a Estados Unidos. ¿Cómo se posicionará Brasil entre estas dos potencias?

—De la misma forma, como mencioné nuestra relación con Estados Unidos y China. Por cierto, quería hacer una retrospectiva, este año tenemos otra fecha muy importante que celebrar entre Brasil y Argentina. Argentina fue el primer país en reconocer la independencia de Brasil y en establecer relaciones diplomáticas. Esto sucedió en 1823, poco después de nuestra independencia, en septiembre de 1822, es un hecho muy importante y vamos a celebrar el apogeo el próximo año. Asimismo, celebraremos los doscientos años de nuestras relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y el reconocimiento de la independencia de Brasil. Esto demuestra que Argentina y Estados Unidos son países importantes, con una larga tradición de relaciones con Brasil. Estados Unidos fue, durante un siglo, el primer socio comercial de Brasil desde 1910 hasta 2010 y, a partir de 2010, mostró un crecimiento en la participación de China en el comercio mundial, y la presencia de América Latina en otros continentes se convirtió en China. Pero eso de ninguna manera compromete nuestra relación con los Estados Unidos. Son dos grandes países, dos grandes actores, potencias mundiales con las que tenemos intereses comunes que compartir. Tenemos, por ejemplo, con China un programa espacial que data de la década de 1980, que es muy importante para la construcción de satélites de observación de la Tierra, y en muchas otras áreas. Estos son países que tienen intereses comunes y han estado trabajando juntos durante mucho tiempo.

—Brasil en ese momento, el Imperio Portugués fue el primer país en reconocer las Provincias Unidas de Río de La Plata. Argentina fue el primer país reconocido por Brasil, y Brasil fue el primer país reconocido por Argentina. Este año Brasil se prepara para asumir dos presidencias, la del Mercosur y la del G20, y en 2025 la de los Brics. ¿Qué le facilita a Brasil estas presidencias, luego del alejamiento de la gestión anterior respecto de estos organismos comerciales?

—La primera gran presidencia será en el segundo semestre de este año, la del Mercosur, sucediendo a la actual presidencia, que es de Argentina. El Mercosur es un instrumento fundamental e indispensable en nuestra relación con los países miembros y la región, es absolutamente fundamental e inexorable. El presidente Lula ya ha dicho en numerosas ocasiones que solo seremos fuertes y presentes en el mundo, con un Mercosur fuerte, que nos una no solo en el aspecto comercial, sino también en todas las demás áreas. Tendremos también un gran desafío, que es la presidencia del G20. Es una operación gigantesca. Por supuesto, conozco el G20 desde su creación, pero siempre he participado asesorando a los ministros en las reuniones del ministro de Relaciones Exteriores. Esta vez me di cuenta de cómo crecía el mecanismo, cómo se expandía. Hay cientos de reuniones al año, es una gran responsabilidad, pero es una responsabilidad que puede traer un aspecto muy positivo, que es impulsar con un buen proyecto esta próxima presidencia, que comenzará el próximo que viene. Es la voz de un país que representa a los países de la región, y estamos juntos en este grupo con Argentina también. Creo que podremos llevar una visión específica de nuestra región a estas discusiones del G20. El G20 se creó en un momento de crisis, de necesidad. Creo que su creación es muy válida, su inspiración, que persiste, ha sobrevivido hasta el día de hoy. Y creo que es un foro multilateral más que indispensable en estos tiempos que estamos viviendo.

—El ministro de Economía Fernando Haddad anunció en Davos la intención de Brasil de sumarse a la OCDE. ¿Qué expectativas hay, cuál es la visión de Itamaraty y de la Presidencia y cuáles son los próximos pasos a seguir?

—La OCDE es una organización de mediados de los años 60, y hubo un acercamiento, no del gobierno anterior, fue hace dos gobiernos. Allí fue el comienzo del acercamiento. Debo decir que Brasil ha participado en numerosos foros de la OCDE durante muchos años. En la década de 1990, Brasil ya participó en el Comité de Desarrollo de la OCDE, y en varias comisiones que son muy importantes y permitieron avances en muchas áreas. La OCDE presentó una invitación formal para que Brasil se uniera el año pasado, y este tema se está tratando, se está examinando internamente aquí en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Pedí un análisis para saber las condiciones, cuáles son los requisitos y qué ventajas traerá. Y luego tendremos reuniones internas con los demás órganos del gobierno federal involucrados en la decisión. Luego seguiremos hablando con la OCDE, y estoy seguro de que se tomarán en cuenta las ventajas, y que el interés nacional será la guía para el análisis de esta invitación, y una futura posición del gobierno. Pero todavía estamos en el momento, sobre todo internamente, en el Ministerio de Relaciones Exteriores, de examinar la situación.

—El gobierno de Jair Bolsonaro retiró la embajada brasileña de Venezuela. ¿Se va a restablecer la embajada, hay conversaciones con Venezuela?

—Ya empezaron. También fue otra medida tomada de inmediato. Enviamos a un embajador experimentado de la cancillería brasileña a Caracas. Lleva casi una semana allí, ya mantuvo varios contactos, ya estuvo con la cancillería y el canciller venezolano, y fue a tomar posesión de los edificios brasileños, la residencia del embajador brasileño, y la cancillería. Va a hacer una valoración de la situación, ver cuántos empleados necesitamos. Ya tenemos un representante diplomático a cargo de los asuntos, pero nuestra intención es enviar un embajador dentro de tres meses, tal vez un poco más. Vamos a comenzar de nuevo, no de inmediato, pero tal vez en un mes, tan pronto como tengamos personas, incluido personal allí para trabajar en actividades consulares. Solo para informarles de la importancia de Venezuela en la relación con Brasil, tenemos casi 2 mil kilómetros de fronteras entre Brasil y Venezuela, en una región muy delicada y frágil, que es la Amazonia, la selva amazónica. Tenemos alrededor de 25 mil brasileños viviendo en Venezuela. Con la decisión del gobierno anterior de cerrar la embajada y los cuatro consulados que teníamos allí. Cuando necesitan algún tipo de asistencia consular o legal, tienen que viajar a Colombia con todas las dificultades que eso representa, para sacar un nuevo pasaporte, tener algún tipo de documento. Entonces tenemos que volver para servir a los brasileños y tenemos que volver por el interés nacional, porque Venezuela también es un país que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y es un país importante en nuestra región, un vecino con el que tenemos una frontera tan viva y delicada. Tenemos que volver a hablar y ya hay un encargado de negocios para Brasil en Caracas.

—¿Cuál es el panorama que ve hacia el futuro para la región, con un mundo en recesión, una situación internacional compleja y un dólar fortaleciéndose que siempre produce una depreciación de las monedas de los países emergentes?

—La perspectiva evidente es el deseo de crecimiento, desarrollo y aportes de las poblaciones, que mejoren el nivel de vida, que haya más inclusión. Estoy seguro de que podemos trabajar juntos con muchos mecanismos, bancos regionales, todos los mecanismos regionales en los que podemos trabajar juntos para aumentar el financiamiento de actividades fundamentales en el área económica, para que también haya más inclusión social. Este es un tema que es decisivo en la política del gobierno del presidente Lula, ya ha dicho que tiene que volver a sacar a Brasil del mapa del hambre. Brasil ha vuelto al mapa del hambre en los últimos cuatro años, porque hay un gran desempleo y se han abandonado las políticas sociales. Volverá con las políticas sociales, y dijo más de una vez en público que en sus dos primeros mandatos le preocupaba que todo brasileño tuviera tres comidas al día, que si lograba eso, ya se sentiría feliz. Lo logró, pero dice que ahora tiene que volver a alcanzar esa meta. Además, tiene que tener una meta muy importante, que todos los brasileños tengan acceso a salud y educación de calidad. Estos son los desafíos y creo que esto se aplica a toda nuestra región. Podemos trabajar juntos para lograr estos objetivos, para todos nuestros países, para todas nuestras poblaciones.

—Destacó la importancia de la primera visita de Lula al exterior sea a la Argentina, y que tradicionalmente la primera visita oficial de los presidentes es a la Argentina, pero en el caso específico de Lula y Alberto Fernández existe un antecedente especial. Alberto Fernández fue el único candidato a presidente que fue a visitar a Lula cuando estaba detenido en Curitiba. ¿Cómo podría calificarse la relación de ambos presidentes?

—La relación entre ambos presidentes es muy cercana, de amistad, muy auténtica. Como usted mismo mencionó, el presidente Alberto Fernández, todavía candidato, visitó al presidente Lula en un momento muy difícil para el presidente y para la vida política nacional, cuando estaba detenido en Curitiba. Al día siguiente a la proclamación de la victoria del presidente Lula, o sea, el 1° de noviembre de 2022, el presidente Alberto Fernández vino a San Pablo, estuvo con el presidente Lula. Yo no estaba allí, pero lo vi en la prensa y escuché informes de que fue una reunión de amistad muy buena y muy abierta. Un encuentro en el que se trataron temas de las relaciones bilaterales entre ambos países. Pero el presidente Lula también le dio al presidente Alberto Fernández una visión de él, de la situación de Brasil, de la campaña y todo lo demás. Es una gran relación, una relación amistosa, pero también se deriva de la gran relación de amistad que siempre ha existido entre los dos países. Yo mismo tuve el privilegio de vivir en la embajada durante seis años como embajador de Brasil en Argentina, en donde desarrollé amistades enormes y duraderas, amistades que todavía me mantienen muy conectado con el país. Y espero que siga así para siempre, porque es donde desarrollé, creé amistades muy sólidas y muy cercanas, como contigo, entre otros interlocutores.

—¿Qué oportunidades se abren entre Brasil y Argentina con el nuevo gobierno de Lula, más allá de la relación tradicional que puede haber entre los países y que los presidentes tengan cierto grado de afinidad personal de visión del mundo?

—Esa identidad personal que mencionas, es muy importante que surja. Siempre se ha generado una química personal muy positiva, pero los intereses entre Brasil y Argentina son mayores y son perennes, son intereses de Estado, sea cual sea el gobierno, de un lado o del otro, estoy seguro que es indispensable y necesario tener una buena relación. No nos podemos permitir, de un lado o del otro de la frontera, dejar de hablar por posiciones ideológicas o políticas. Creo que estos son dos países que tienen una relación muy estrecha e íntima, no podemos dejar de buscar cooperación, entendimiento y proyectos comunes. Por eso, creo que las posibilidades entre Brasil y Argentina son enormes, infinitas, ya sea bilateralmente o dentro del contexto tan importante que es el Mercosur, o en otros contextos regionales y multilaterales. Nuestra actuación en todos los organismos multilaterales, que siempre están muy cerca, nos apoyamos y ayudamos unos a otros. Creo que hoy las posibilidades son totales, son enormes.

—Luego de la llegada de Lula, se va a firmar un acuerdo entre Argentina y Brasil. En esta misma serie de entrevistas, luego de usted, está programada la visita del canciller argentino que dará algunas precisiones, pero me gustaría que usted pueda brindar detalles de los acuerdos que se van a firmarse.

—Todavía estamos negociando acuerdos, pero lo más importante es que habrá una declaración presidencial al final de la reunión. Hay propuestas de ambos lados en las más variadas áreas: el área financiera, el área de comercio internacional, el área de energía, el área de salud, el área de ciencia y tecnología, el área de cooperación espacial, cooperación en la Antártida. Hay muchas áreas. Esta visita, hay que decirlo, fue preparada en un corto espacio de tiempo, hace menos de tres semanas, desde que asumió el presidente Lula. La agenda bilateral es muy rica, muy amplia, pero el deseo de realizar esta visita en el menor tiempo posible nos llevó a trabajar intensamente y explorar al máximo una agenda bilateral. La gran importancia de la visita será mostrar la importancia de esta relación, y hacer de esta declaración presidencial una especie de hoja de ruta de las medidas que tomaremos para intensificar la relación bilateral a partir de ahora. Porque es evidente que muchas de las áreas en las que estamos examinando este tipo de cooperación y también proyectos y medidas, requieren estudios, requieren una preparación que en dos semanas y media no fue posible completarlos. Incluso requieren, algunos de ellos, medidas legales posteriores. Pero lo importante es que en nuestro comunicado habrá una hoja de ruta de lo que vamos a hacer a partir de ahora, ya con el anuncio de cosas concretas en esas áreas que comenté.

—Fue embajador en Argentina durante seis años, no es habitual, normalmente los embajadores están entre tres y cuatro años. Es decir, se enamoró de Argentina y la Argentina se enamoró de usted. ¿Qué es diferente, en el mundo, en Argentina y Brasil, después de una década, de aquellos seis años en Argentina?

—Es un poco más de una década, está siendo generoso. Llegué en 2004, prácticamente pasaron dos décadas desde mi llegada. Evidentemente, hay cambios en todos los países, hay una evolución, pero creo que fue una evolución muy positiva en cuanto a la relación bilateral. Creo que todos estamos convencidos de que esta relación es profunda, muy importante, y muy relevante para el futuro de ambos países. Es curioso porque soy diplomático de carrera, he tenido muchos años de carrera, he estado en muchos cargos. Pero debo decir que Argentina es el país donde más amigos hice. En varios países por los que pasé, dejé conocidos. En Argentina dejé una gran cantidad de amigos, como por ejemplo, usted. Admiro mucho a Argentina como país, como sociedad, como cultura, es un privilegio para un brasileño vivir en Argentina y para un diplomático, sobre todo un embajador, es un privilegio mayor. Todavía nos damos cuenta de esa relevancia, y de lo fácil que es ser embajador de Brasil en Argentina y viceversa, porque es una apertura y una posibilidad de producir, de hacer cosas que no existen entre otros dos países. Es muy difícil encontrar un estado de ánimo tan positivo.

—Usted está igual, así que quizás no fueron dos décadas, se fue en el año 2010, son doce años, ¿no?

—Exactamente. Y ahí están tus ojos de buen amigo, las diferencias son visibles, pero el entusiasmo por la profesión, por nuestra relación, es el mismo. Pero es verdad, sí, me fui de Buenos Aires hace doce años. He tenido la suerte de volver un par de veces hace muchos años. La última vez que estuve en Buenos Aires fue en 2016, todavía como ministro en el gobierno de la presidenta Dilma. Después de eso no tuve más oportunidades, estoy muy feliz de estar pronto en Buenos Aires.

—El presidente Lula después de Buenos Aires va para Uruguay, va a ser recibido por el presidente Luis Lacalle Pou, a quien le gustaría hacer un acuerdo de libre comercio con China, poniendo en riesgo al Mercosur. ¿Cuál es su evaluación de cómo podría evolucionar la relación de Uruguay con el resto del Mercosur?

—El presidente va a hacer una visita a Uruguay, una visita un poco más rápida, pero también es un gesto político, una invitación al presidente Luis Lacalle Pou, para hablar justamente sobre el futuro y las perspectivas. No tenemos dudas de que Uruguay también es un miembro convencido de la necesidad del Mercosur, que es un espacio importante. Juntos, los cuatro países tenemos en el Mercosur una plataforma de inserción internacional que ninguno tendría por separado. Y estoy seguro de que esta conversación también será productiva para establecer un itinerario para Uruguay. Todos los países tienen necesidades, hay momentos en que necesitan adoptar algunas medidas, pero todas las medidas están previstas en el Tratado de Montevideo, comenzando por su artículo primero, que establece el arancel externo común y el funcionamiento del mecanismo. A partir de ahí, es cuestión de política hablar, ver qué es necesario para cada uno. Y todos necesitamos, en determinados momentos, algún tipo de adaptación al ritmo de la integración. Pero lo importante es mantener una visión de futuro, la profundización del Mercosur y la integración, que es fundamental para todos.

—Veinte años lleva el intento de acuerdo de la Unión Europea y el Mercosur; en esta misma serie de entrevistas, el presidente Alberto Fernández dijo que no se concreta porque perjudicaría a la industria automotriz, de Brasil y de Argentina. Ahora la Unión Europea muestra mayor interés en concretarlo. ¿Puede ser que a esos acuerdos que se han escrito muchas veces y han quedado estancados les falte considerar los problemas estructurales de América Latina, como la pobreza, la inclusión, el fortalecimiento democrático?

—Este es un acuerdo muy importante, y por eso se ha negociado durante tantos años. Recuerdo cuando fui ministro la otra vez, en 2015 y 2016, cuántas veces viajé con mi colega, el entonces ministro y senador Armando Monteiro, ministro de Industria y Comercio, por  Argentina, Uruguay y Paraguay, para trabajar en la oferta común en el Mercosur. Logramos concretar y consolidar una oferta que en su momento alcanzó el 94% del universo tarifario. No estoy al tanto del contenido de este acuerdo tal como está ahora, porque se anunció el fin de las negociaciones a nivel técnico, tal vez hace dos años, en otro gobierno del que no formé parte, y no tengo conocimiento de la situación. Estamos evaluando internamente con todos los organismos directamente involucrados, como mencioné, el Ministerio de Industria, Comercio y otras áreas de gobierno, el Ministerio de Agricultura y muchos otros ministerios que pueden estar involucrados, como el Banco Central y otros, para evaluar la situación. Desconozco los detalles, espero que sean buenos y positivos. Luego hablamos con nuestros socios del Mercosur, con Argentina, Uruguay y Paraguay y, juntos, examinar con la Unión Europea. Estoy seguro de que este acuerdo no solo es importante para Brasil, es muy importante para la Unión Europea también, hay interés en ambos lados. Tenemos que proteger nuestros intereses, y la Unión Europea hará lo mismo, tenemos que avanzar hacia una negociación que sea exitosa y traiga beneficios para ambas partes.

—La idea de una moneda común del Mercosur para las transacciones comerciales entre los países miembros generó una polémica. En Argentina, el embajador Scioli habló de una moneda común, y Fernando Haddad, ministro de Economía de Brasil, aclaró que sería una moneda de transacción para las operaciones comerciales entre países. ¿Cree que el proyecto es viable? ¿Es posible una moneda común para América como es el euro en Europa?

—El euro tardó unos cuarenta años en implementarse, así que tenemos que ser un poco pacientes. Lo que estamos trabajando intensamente es algo que ya existía, fue firmado en el primer mandato del presidente Lula, con el presidente Kirchner en ese momento, que es un sistema de pago en monedas locales. Y ese es el hecho concreto que tenemos ahora. Estamos trabajando para mejorar este mecanismo. Estamos estudiando soluciones para hacerlo más ágil, para que tenga una mayor cobertura de comercio, porque también la apelación al llamado SML, el sistema de moneda local se hace de forma voluntaria. Los exportadores e importadores pueden utilizarlo o no. Creo que es importante crear atractivo en este sistema. Tiene que ser más atractivo para compradores y vendedores, y ampliar su cobertura. Pagar en moneda local es una tendencia que se ve en el comercio entre varias regiones del mundo. Eso es lo que tenemos que ver, estudiar. Estoy seguro de que este es uno de los puntos que abordarán los dos presidentes en su encuentro de mañana.

—¿Existe preocupación en el gobierno de Brasil por la crisis económica en Argentina?

—Ya he mencionado la importancia de la relación bilateral, tenemos absoluta certeza y confianza en el gobierno del presidente Alberto Fernández, quien maneja la economía con todas las demás áreas, y nuestro interés es profundizar nuestra relación bilateral. Cuanto mayor sea esta relación, creo que mayores beneficios traerá a ambos países. Y estoy seguro de que Argentina tiene una economía vibrante, importante, que tiene todas las perspectivas de crecimiento y de que construyamos un Mercosur más fuerte.

—Con la asunción de Lula en Brasil, Petro en Colombia, Boric en Chile, en Bolivia Arce, AMLO en México y Alberto Fernández en Argentina, ¿encuentra una similitud con la ‘Ola Rosa’ que se dio en la región en la década pasada, un nuevo ciclo de gobiernos progresistas?

—Sí, es una coincidencia. Todos son gobiernos de países grandes e importantes que tienen una convergencia, todos son de una orientación que coincide en muchas áreas, eso ayuda, es muy bueno. No es indispensable, porque nuestras relaciones son importantes y relevantes con todos nuestros vecinos. Tenemos diez vecinos con frontera directa, inmediata en la región. Evidentemente, gobiernos de extracción política similar ayuda, pero no es determinante, porque la relación es más importante, y hay que ir más allá. Tenemos que ir más allá de la simple coincidencia de partidos políticos, con la misma orientación. Son tan importantes que hacen que se produzcan conversaciones, negociaciones y entendimientos, sin importar la ideología o el partido que esté en el gobierno. Son negociaciones, son relaciones de Estado, no son partidistas, están más allá de eso. Y, en nuestro caso específico, es una obligación constitucional. El artículo cuarto de la Constitución brasileña dice, entre otros principios de nuestras relaciones exteriores, que el gobierno debe promover y buscar la integración regional y la integración latinoamericana. Por lo tanto, no podemos limitarnos a partidos políticos y directrices, tenemos que trabajar bajo pena de estar infringiendo la Constitución Federal brasileña de 1988.

—También fue embajador en Estados Unidos, pero ahora, después de la pandemia, y la invasión de Rusia a Ucrania, ¿existe en el mundo el final de lo calificado como neoliberalismo y el consenso de Washington, y que América Latina, en esta mayoría de gobiernos progresistas, está representando el espíritu de época, como diría Hegel?

—Es cierto lo que dijimos recientemente sobre la región, pero incluso el mundo ya no es el mismo que cuando el presidente Lula asumió en 2003. Pero tampoco dejamos de vivir con países que han cambiado de orientación ideológica, como resultado de elecciones que trajeron nuevos líderes al poder, y regresaron nuevamente a las posiciones anteriores. Es un mundo diferente. Creo que un mundo más multipolar siempre será más ventajoso para todos y más ventajoso para los países en desarrollo. Y creo que es una realidad. Ahora vamos a cambiar la situación de las relaciones internacionales, eso también es otro principio brasileño, el de la defensa total del principio constitucional, está en el mismo artículo que el multilateralismo. Por eso tenemos que ser países siempre abiertos al diálogo con cualquier tipo de socio, con cualquier tipo de interlocutor, sea de la orientación que sea, porque las relaciones son siempre relaciones de Estado. La Organización Mundial de la Salud, la ONU, la Organización Panamericana de la Salud, la Organización Mundial del Comercio, la agencia de energía atómica tan importante en Viena, en fin, una multiplicidad de foros internacionales en los que se tratan temas fundamentales para la humanidad. No podemos dejar de hablar de ninguna ideología.

—Un tema internacional es el debilitamiento de la democracia en el mundo. La tapa del diario “El País”, de España, el domingo anterior, trataba sobre la fragilidad de la democracia en distintas partes del mundo, y colocaba el ataque a la Plaza de los Tres Poderes como uno de los ejemplos. Me gustaría tener su visión de lo que pasó en Brasilia en ese momento.

—Es muy simple, lo vio todo el mundo por televisión, en tiempo real. Un grupo de personas que decían ser manifestantes, pero que no eran manifestantes, eran terroristas, vándalos y mercenarios pagados por otros medios que están siendo investigados y que llegaron a sembrar el caos y provocar inestabilidad política. Lo que pasó fue lamentable, porque destruyeron edificios públicos, pero más que eso, destruyeron el patrimonio cultural brasileño y de manera muy simbólica, en la plaza llamada Três Poderes, donde están las sedes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Entraron, vandalizaron estos edificios. Están todos enfrentando a la Justicia, que será muy estricta y no se perdonará, responderá con el rigor de la ley. Las agencias gubernamentales están realizando una gran investigación y la Corte Suprema Federal la está llevando a cabo, esperamos que concluya pronto. Mil doscientas, o más personas fueron arrestadas ese domingo, algunos fueron puestos en libertad después de dar testimonio. Los identificados como responsables o actores más fuertes están detenidos, permanecerán bajo custodia y serán juzgados. De todos modos, fue un ataque, sí, a la democracia, pero el gobierno resistió muy rápido, actuó y recuperó los espacios. Ahora también estamos recuperando la memoria en estos espacios.Ayer estuve visitando a la presidenta del Supremo Tribunal Federal, ministra Rosa Weber, quien me habló del estado de la parte pública, la parte más abierta del Supremo. De todos modos, el 1° de febrero es la reapertura del año judicial, todo se rehará, todo se repondrá. La investigación seguirá hasta el final para sancionar a todos los responsables.

—Tienen una oportunidad en Brasil, a partir de este triste episodio, de unidad nacional. Muchos gobernadores de la alianza que integró la candidatura del presidente Bolsonaro apoyaron a Lula en este trance. ¿Hay una oportunidad en esta desgracia para que Brasil supere la polarización?

—Este acto de vandalismo, terrorismo, y antidemocrático sobre todo, realmente produjo un apoyo generalizado al presidente. Al día siguiente, los veintisiete gobernadores, sin importar la distancia y algunos a muchas horas de Brasilia, vinieron a comprometer su apoyo, de la misma manera que hubo un gran apoyo internacional al presidente Lula. Creo que también hubo encuestas de opinión pública que mostraban que una gran parte de la población se oponía y repudiaba estos actos de violencia, terrorismo y vandalismo. Lo que demuestra que este tipo de actitudes también sirven para concientizar a mucha gente de la necesidad de mantener la democracia y defenderla, incluso entre los que no votaron por el presidente Lula. Fue elegido para ser el presidente de todos los brasileños y no solo de los que votaron por él. Ya lo ha repetido sin cesar, ni siquiera era necesario, porque es obvio.

—En Brasilia, a Praça dos Três Poderes, el Poder Judicial, Legislativo y Ejecutivo tiene un cuarto edificio muy importante, que es el de la Cancillería, Itamaraty. Como si fuera un cuarto poder, como cuando hablamos de periodismo. Además Brasil tiene la particularidad de que el orden más importante que concede, como en Argentina es el Libertador General San Martín, en el caso de Brasil, es un excanciller, el Barón de Río Branco que obtuvo, creo que el 10% del territorio de Brasil en negociaciones internacionales, con organismos internacionales. ¿Qué siente al volver a conducir Itamaraty, la cuarta mayor institución pública de Brasil, en un mundo y su país tan diferente de aquel que fue?

—Antes que nada, tengo que decir que es un gran honor. Me sentí muy honrado y sorprendido cuando el presidente Lula me llamó, porque no siempre tenemos dos oportunidades para hacer lo mismo. Fui canciller de la presidenta Dilma. Su gestión, su mandato y mi gestión aquí se interrumpieron bruscamente, y no logré llevar a cabo varias cosas que estaban programadas. Estoy muy feliz de que ahora, con el gobierno del presidente Lula, con este cuatrienio que comienza, tenga la oportunidad de regresar y cumplir algunas de las misiones que me había propuesto, pero que no pude concluir. Muchas concluí, pero otras no. Y, sobre todo, las nuevas misiones de un nuevo Brasil, un Brasil diferente. En esa ocasión me hice cargo hace ocho años, exactamente, y ahora Brasil y el mundo han pasado por cambios, por diferencias. Estoy seguro de que habrá que adaptar muchas cosas y muchas posiciones. Pero para mí personalmente, siendo diplomático de carrera, nunca trabajé en otra cosa que no fuera el Ministerio de Relaciones Exteriores, al que ingresé a los 20 años. Entonces es una estadía larga, un período largo, como pueden ver, y es un gran honor, sin duda. Y creo que especialmente con la gran tradición del Barón de Río Branco, que fue un hombre que hizo una contribución indescriptible a Brasil, a la formación del Estado brasileño. Un noble que tenía el título de barón de la nobleza, hijo de otro noble que ocupó cargos importantes durante el Imperio, incluido el de primer ministro. Ahora un noble que sirvió durante diez años como canciller de Brasil en la república, y que también muestra cómo es la sociedad brasileña, que es una sociedad muy diversa, muy rica, con aportes de diferentes países, de diferentes razas, un bagaje geográfico y cultural muy diverso y muy interesante, muy rico. Creo que esa es la gran ventaja. Es la gran cosa, la gran característica de Brasil y la gran contribución que Brasil puede hacer al mundo, que es parte de esta sociedad tan diversa que queremos. Y el gobierno del presidente Lula quiere que sea cada vez más inclusivo y con más progreso. Eso es lo que puedo decir, y eso es lo que siento al momento de regresar a esta silla.

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.

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