Argentina | Brics: las puertas del futuro pese a las amenazas del diablo – Por Hernando Kleimans

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Brics: las puertas del futuro pese a las amenazas del diablo

Por Hernando Kleimas

“Es indudable que nuestro continente, en especial Sudamérica, es la zona del mundo donde todavía, en razón de su falta de población y de su falta de explotación extractiva, está la mayor reserva de materia prima y alimentos del mundo. Esto nos indicaría que el porvenir es nuestro y que en la futura lucha nosotros marchamos con una extraordinaria ventaja. Pero precisamente en estas circunstancias radica nuestro mayor peligro, porque nosotros estamos amenazados a que un día los países superpoblados y superindustrializados, que tienen un extraordinario poder jueguen ese poder para despojarnos de los elementos de que nosotros disponemos.” (J.D.Perón, discurso en la Escuela Superior de Guerra, 11.11.1953)

La Unión Europea reclamó a la Argentina que no se una a los BRICS durante el conflicto en Ucrania, según cita la agencia Bloomberg un vocero del bloque multipolar. “La UE le explicó a la Argentina que su ingreso a los BRICS ahora, durante el conflicto, enviará una incorrecta señal” aunque, según el mismo vocero, nuestro país no será parte de la organización en el futuro inmediato.

Sin embargo, la Argentina, junto con Irán, Indonesia, Turquía, Arabia Saudita y Egipto, entre otros, ya han completado toda la documentación formal para adherirse al más evidente ejemplo de transformación de las estructuras del obsoleto mundo unipolar y confirmación del nuevo sistema multipolar.

En relación con esta presentación argentina, nuestro país podrá unirse al Nuevo Banco de Desarrollo BRICS (NBD) en pocos días más, según lo adelantado por la titular de la entidad, Dilma Rousseff. La expresidenta brasileña le comunicó a Sergio Massa, ministro de Economía de la Argentina y precandidato presidencial, que el consejo de directores de la organización resolvió oficialmente realizar la votación sobre el ingreso de la Argentina en su próxima reunión, a mediados de agosto, en Sudáfrica.

Hace diez años, también en Sudáfrica, en la cumbre celebrada de Durban, se resolvió la creación del NBD. Un año después, en la brasileña Fortaleza, otra cumbre suscribió el tratado de formación del banco. En julio de 2015, en Moscú, en la asamblea inaugural, el consejo de directores dio comienzo al trabajo real sobre financiación de proyectos de infraestructura y de desarrollo sustentable tanto para los países miembros del Grupo como para los países emergentes.

La incidencia de ese viejo orden en la economía mundial experimenta una clara tendencia en retroceso. Si tomamos el PIB mundial, que en 2022 ascendió a 101,56 billones de dólares, el 45% les correspondió a los países del G7, en tanto que el 25,3% fue aportado por los cinco países BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El restante 29,7% ha sido del resto de los países emergentes, cuya inclinación hacia los BRICS es cada vez más intensa.

La agencia Bloomberg, citando datos del FMI, señala que los países BRICS en su composición actual asegurarán para 2028 el 33,6% del crecimiento económico mundial. El G7, en tanto y según los mismos datos, para el mismo año aportará el 27,8%.

Esta fuerte presencia de un Grupo representante de tres continentes (el 40% de la población mundial y la tercera parte del territorio planetario) tiene definitiva influencia sobre principales organizaciones como la ONU o el G20, potencia su incidencia en otras hasta ahora exclusivas del poder unipolar, como el FMI, la OMC o el BM, y nutre con su concepción de soberanía, solidaridad y cooperación a otras como la OCSh, la ASEAN, la Liga Árabe o la Unión Africana.

Ninguno de sus integrantes se ha plegado a la absurda campaña de sanciones desplegada por el bloque euroatlántico.

La fuerza de atracción del Grupo se expande y ya son más de 20 los estados que han presentado sus solicitudes oficiales de ingreso. Hay otro tanto que por ahora han anunciado esa misma intensión. Uno de los “sherpas” hindúes admitió que la ampliación puede abarcar a más de 50 países. Según el negociador de Nueva Delhi, los países se alinean con los BRICS porque “existe un movimiento desde el mundo con centro en el dólar hacia el mundo donde usted tiene una mayor elección.
Continuaremos trabajando sobre la idea de una interacción más profunda en el comercio con divisas nacionales”.

Es impresionante constatar cómo el propio desarrollo de la realidad internacional ha impulsado la consolidación del Grupo. Hasta hace poco tiempo atrás, esta era una asociación de países significativos para la economía mundial pero demasiado diferentes como para que incidieran en forma conjunta en la realidad internacional. Además de las disimilitudes y asincronías económicas, los cinco países son miembros de distintos bloques internacionales. Por eso, sus logros más significativos eran sobre una base bilateral.

Los grandes países emergentes están interesados en fortalecer su cooperación con las potencias centrales pero ella debe ser más equilibrada y sin impedir la realización de sus propios objetivos. Por eso estos grandes países emergentes perciben los BRICS como una alternativa al orden unipolar y un medio más confortable y con carencia de una dura estructura interna. Ello permite una favorable integración de un gran número de países al laxo sistema de administración de la organización. Sus miembros en la práctica no están sujetos al cumplimiento de inflexibles obligaciones.

Entre los más de 20 países que expresaron su intención de adhesión al Grupo figuran México, Venezuela y Uruguay entre los latinoamericanos, los africanos Argelia, Túnez, Sudán y Senegal, Türkyie, Siria y Arabia Saudita entre los de Medio Oriente y por Asia Indonesia, Tailandia, Afganistán y Paquistán. De la ex Unión Soviética presentaron su solicitud Belarús y Kazajstán.

Los BRICS adquieren un papel cada vez más pesante como uno de los formatos innovadores de la interacción entre estados. Durante las reuniones preparatorias de la cumbre sudafricana comenzó a activar una organización paralela, los “Amigos BRICS”, conformada por los países que han expresado su intensión de adherirse y que, pese a que todavía no se ha conformado una mecánica de admisión, están interactuando con los diversos comités nacionales e interregionales del Grupo.

La consensuada actividad BRICS permite evitar la exacerbación de la competencia interna en la lucha por los mercados, promueve la interacción y las asociaciones económicas y comerciales. Esta es la razón objetiva por la que los actuales países BRICS están interesados en que la inevitable expansión sea la base del crecimiento de su influencia en el tratamiento de las tareas globales. Los actuales organismos de regulación económica global, en particular el FMI, el BM y la OMC están lejos de resolver los procesos de regulación económica mundial y el equilibrio financiero internacional.

Los países emergentes, históricamente, fueron limitados por estas organizaciones en la adopción de muchas decisiones inherentes a su propio desarrollo. El papel de los BRICS debe ubicarse en el contexto de un nuevo organismo de regulación global. Es un desafío al actual orden unipolar y en esto estriba, por lo visto, su principal cometido en la actualidad.

Los BRICS no conforman una alianza político-militar y no podrá convertirse en algo así. Sus miembros lo determinaron de entrada. En consecuencia, los BRICS en mayor grado es un club y plataforma para la cooperación, donde sus participantes no tienen obligaciones jurídicas entre sí. Es una estructura operativa propia, independiente de los grandes centros monopólicos. En un principio, sus integrantes se plantearon como potencias independientes o influyentes en sus respectivas regiones, donde cada una de ellas presenta un fuerte flanco. China es el poderío industrial, Brasil la agroindustria, la India la biotecnología y farmacéutica, Rusia, el gigante energético, Sudáfrica, recursos mineros como los diamantes o el oro.

Entre las variantes alternativas que los BRICS han empleado para la integración de nuevos países se destaca la práctica del formato “outreach”, que permitió elevar la participación de estos países a niveles de competitividad y calidad similares a los establecidos en el Grupo. Esta práctica permitió hallar importantes puntos de contacto con los nuevos “centros de fuerza” que se forman en el mundo actual. Es notable el papel clave que en estos procesos juegan los países BRICS, verdaderos líderes regionales.

En esta misma tesitura de importantes jugadores regionales, también con fuertes tendencias económicas, se posicionan Irán, Egipto , la Argentina, Arabia Saudita, Venezuela, entre otros. La cumbre sudafricana dará vía libre a una formación intermedia, los “BRICS+”, que integrarán aquellos estados en proceso de admisión, lo que les permitirá incorporarse a los proyectos que ya están en ejecución por los miembros plenos, o presentar sus propios proyectos. En este contexto, la gestión del NBD será fundamental para soportar la realización de estos planes.

En marzo de 2017 el canciller chino Van I (recientemente regresado al cargo) propuso rever los contornos del Grupo e incluir en la asociación a las grandes economías en desarrollo. Así surgió el concepto “BRICS +” que admite una cooperación y respaldo más amplios al diálogo con otros países y organizaciones. Esto permitió que el Grupo se tornara una plataforma más influyente para la cooperación Sur-Sur, colocándolo como un punto de intercepción entre el G20 y el resto de los países emergentes.
La iniciativa “BRICS+” se despliega en dos escenarios básicos: la unión directa al grupo (BRICS más determinados estados) o la integración de uniones con otras asociaciones (BRICS más asociaciones regionales).

La cumbre BRICS sudafricana considerará varios escenarios de ingreso, ya que hasta ahora no se ha definido cómo será el proceso de admisión. Por ahora los más apropiados son dos: la aceptación por esta vez de todas las solicitudes, o la incorporación por separado de países que ya tienen el respaldo de dos de los cinco actuales miembros. De acuerdo con algunas fuentes, en la cumbre que ocurrirá en Johannesburgo, en la sureña provincia de Gauteng entre el 22 y el 24 de agosto, serán admitidos sólo cinco países: Argentina, Irán, Egipto, Indonesia y los EAU. Los BRICS comenzarán a consolidar su papel de representante del Sur Global.

Entre los criterios principales de admisión figura el potencial económico del candidato, una importante base de recursos naturales, su posicionamiento independiente y autosuficiente en el plano internacional, su lugar en los procesos regionales, el grado de influencia en su espacio civilizador, la predisposición para coordinar la interacción con los países BRICS en cuestiones internacionales y, por último la obligación de cooperar en la reforma del sistema de administración global.

En cuanto a la admisión de la Argentina, se toma en cuenta además su capacidad para fortalecer las vinculaciones del Grupo con el resto de los países latinoamericanos, dada la comunidad de razas, lenguaje e idiosincrasias. De acuerdo con ese criterio, además de un determinado poder económico (pese a las crisis e inestabilidades), se toman en cuenta los recursos humanos, el potencial industrial y la moderna infraestructura.

El resultado primero de la cumbre sudafricana será la consolidación de los BRICS no sólo como una poderosa estructura geoeconómica, sino como una plataforma geopolítica que se coloca a la vanguardia del nuevo “reparto del mundo”, basado en la diversidad y la solidaridad. El distanciamiento geográfico, la diferencia de sistemas políticos y jurídicos, la ausencia de una afinidad ideológica estrecha y, por fin las existentes diversidades culturales al fin de cuentas han jugado un papel preponderante en el sólido crecimiento de la integración y la interacción económica y en la persistente conformación de las bases del nuevo orden mundial multipolar.

En virtud de su propia conformación, los BRICS responden óptimamente a los requerimientos de este nuevo orden mundial en formación. La cooperación abierta y equitativa entre los estados miembros se diferencia esencialmente de los obsoletos patrones y los opacos esquemas de la cooperación asimétrica que impulsa el bloque unipolar. En oposición a ella, el Grupo promueve la concepción del desarrollo sustentable, adoptada en 1992 en Río de Janeiro, por la conferencia internacional de la ONU de medio ambiente y desarrollo. Ella presupone la formación de patrones de producción y consumo nuevos por principio, la redistribución de la riqueza, la implementación de modelos de desarrollo de relaciones económicas y sociales predeterminadas por especiales valores de orientación y por objetivos a largo plazo.

Las prioridades estratégicas y las perspectivas de la formación BRICS apuntan a una alianza geocivilizadora de nuevo tipo. No se trata de una alianza comercial o financiera, sino de una unión sobre la pase del principio de asociación de civilizaciones.
En los 17 años de su funcionamiento, los BRICS formaron una eficiente estructura institucional de varios niveles, que ha permitido resolver operativamente tareas de cualquier escala y en todas las esferas de la cooperación: cumbres anuales, conferencias ministeriales, foros parlamentarios, seminarios de representantes de la seguridad nacional, cámaras comerciales, institutos de investigación y entidades de liderazgos juveniles. Además de la creación y funcionamiento del NBD es auspiciosa la formación del Pool de Reservas de Divisas Condicionales.

Cuando en 2001 el lord Jim O’Neill, economista jefe de Goldman Sachs formuló la idea de los BRICS, su objetivo era identificar al grupo compuesto por las economías con un mayor ritmo de crecimiento (Brasil, Rusia, India y China) en la que sus clientes podían invertir con buenas perspectivas de beneficio a futuro. Como estrategia de marketing fue muy inteligente. Hoy el concepto se enriquece con la inclusión de los futuros miembros y el funcionamiento del “Club Amigos BRICS” y la formación de los “BRICS+”.

La participación de nuevos países en los BRICS o en los “BRICS+” puede viabilizarse en forma más utilitaria y pragmática a través de su participación en el NBD. De esta forma, aun sin ser miembros BRICS pueden operar en el círculo de interacciones financieras y económicas con el Grupo. Mientras que el formato “BRICS+” está abierto para países en el contexto de la cooperación Sur-Sur, el NBD acepta la membresía de países con un estatus diferente: desde fundadores con derecho a voto hasta países que no son prestatarios. Así se han asociado al NBD Bangladesh, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Uruguay. Entre otros solicitantes, Honduras también presentó su pedido de admisión al NBD. Estas incorporaciones “libres” al Banco de cualquier forma respaldan la realización de uno de los principales objetivos BRICS: la reforma de la gobernanza económica y financiera mundial.

En la reciente conferencia de cancilleres BRICS celebrada en Sudáfrica, se declaró que los países miembros incentivarán la utilización de divisas nacionales en el mercado internacional. “Los ministros -dice la declaración- subrayaron la importancia de incentivar el uso de divisas locales en el comercio internacional y en las operaciones financieras entre los países BRICS, así como con sus socios comerciales”.

Aunque la existencia de una divisa única BRICS contribuirá a la mayor consolidación del Grupo y acelerará la desdolarización de la economía mundial, sus posibilidades de creación son todavía nebulosas. Para esto hace falta una serie de serias transformaciones en la economía y la renuncia de todos los participantes a sus divisas nacionales. Antes que nada es preciso armar mecanismos para desplazar al dólar en las cuentas internacionales, fortalecer las propias reservas de divisas y elevar la resistencia a los shocks económico-financieros exógenos. Por ahora hay que conformar plataformas para coordinar las acciones y defender los intereses de cada miembros. Lo más apropiado es concentrarse en la ampliación de los cálculos mutuos en divisas nacionales. Esto mismo asestará un duro golpe a la hegemonía del dólar.

La idea del Grupo es crear un sistema de relaciones financieras nuevas por principio, fundadas en un convenio internacional. Esto nunca existió en el mundo. La única divisa supranacional fundada en un acuerdo es el euro. Pero en este caso y tratándose de un sistema abierto, en lo inmediato habrá que disponer de un grupo internacional de expertos que elabore el modelo de una divisa a la que pueda unirse cualquier país, determinando jurídicamente el mecanismo de su utilización en los cálculos internacionales.
Entre los “sherpas” que representan a los cinco miembros del BRICS se estima que este grupo puede ser creado en el marco del NBD, que detenta ya el manejo del Pool de Reservas de Divisas de los países del Grupo. Para tal fin, se propone la realización de una conferencia internacional para el próximo año, cuando Rusia presida “pro tempore” los BRICS, destinada a la instalación de la nueva divisa supranacional como unidad de cambio abierta a la integración del nuevo mundo multipolar.

En condiciones de los grandes cambios tectónicos que ocurren actualmente en la sociedad mundial, la ampliación BRICS y la creación de “BRICS+” es un paso evolutivo reclamado y madurado hace tiempo en el contexto de la confrontación entre un polo en retirada y otro en franco crecimiento. Es una necesidad predeterminada por los positivos pronósticos para las economías de los países emergentes dispuesto a seguir un curso independiente y defender sus propios intereses.

Pero antes que nada, atiende al surgimiento de nuevos centros de toma de decisiones económicas globales y a la pérdida en este sentido del monopolio hegemónico por parte del bloque euroatlántico.

El posicionamiento independiente y soberano de nuestro país con respecto a su alianza con esta nueva disponibilidad de los BRICS, su adhesión al Grupo es lo que marcará, no obstante sus avatares políticos internos, los caminos para superar crisis y recuperar el camino de crecimiento en todos los sentidos.

Y ese es el punto crítico que marcará la inflexión de nuestra realidad.

Télam

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