Guyana, Barbados y Trinidad y Tobago establecerán una red regional de ferry

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Guyana, Barbados y Trinidad y Tobago establecerán una red regional de ferry

El presidente de Guyana, Irfaan Ali, anunció que su país, Barbados y Trinidad y Tobago acordaron conjuntamente el establecimiento de una compañía de ferry como parte del incremento de viajes interregionales, refieren fuentes oficiales.

De acuerdo con el mandatario, el establecimiento del servicio entre estas naciones brirá enormes oportunidades para el movimiento financiero y comercial tan necesario a la hora de transportar alimentos y productos básicos.

Las autoridades han reconocido que la carencia de viajes asequibles continúa como uno de los principales obstáculos para el comercio y el movimiento de mano de obra calificada dentro del Caribe y prevén la iniciativa contemple mejores precios que los pasajes aéreos si se utilizan buques más lentos.

Desde 2022, dichos Estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) trabajan por concretar una red regional de ferry y han estrechado lazos con los Emiratos Árabes Unidos para obtener financiación que posibilite iniciar este tipo de transportación

En ese momento se encomendó al Banco de Desarrollo del Caribe elaborar una propuesta para un servicio de ferry rápido con un enfoque inicial en el modelo de asociación público-privada que incluiría mejorar los muelles, según un estudio realizado para la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas.

En 2024, el gasto en IA aumentará a poco más de 20 000 millones de dólares; es decir, el 0,5 % del gasto total mundial en IA, como afirma John David Lovelock, pronosticador jefe de la firma de investigación en tecnologías de la información (IT) de Gartner. En comparación, los compradores de tecnologías de la información gastarán cinco veces más en seguridad, añade. Sin embargo, Goldman Sachs estima que la inversión en IA aumentará en la última parte de esta década hasta situarse por encima del 2,5% del PIB en 2032.

Incluso si sucede esto, es posible que no se traduzca en un aumento generalizado de la productividad. La gran revolución de internet a finales de la década de 1990 produjo un auge, una burbuja y una caída del mercado de valores, pero apenas supuso un crecimiento de la productividad del trabajo en los años 2000. Como comentó en su momento el recientemente fallecido Robert Slow, sobre el impacto de la tecnología en la productividad: “La era informática está presente en todas partes, salvo en las estadísticas de la productividad”. El crecimiento de la productividad se ha desacelerado a nivel mundial a lo largo de las dos primeras décadas de este siglo.

La esperanza de los más optimistas es que la Inteligencia Artificial (IA) y los LLM [lenguajes de modelo de gran tamaño] den el pistoletazo de salida de una “década de los 20 rugiente”, similar a la vivida en Estados Unidos tras la finalización de la epidemia de gripe española de 1918-1920 y la posterior recesión de 1920-1921. Pero hoy en día no estamos en la misma situación. En 1921 contaban con una potencia manufacturera en rápido ascenso, superando a una Europa devastada por la guerra y una Gran Bretaña en declive. En estos momentos, la economía estadounidense padece un declive relativo, la manufactura se está estancando y EE UU se enfrenta a la amenaza del ascenso de China, lo que le obliga a llevar a cabo guerras por procuración para preservar su hegemonía.

Lo más probable es que 2024 sea un año más de lo que se viene llamando la Larga Depresión que comenzó con la Gran Recesión de 2008-2009, similar a la depresión de finales del siglo XIX (1873-1895) en la mayoría de las principales economías de entonces. A menos que la productividad media aumente rápidamente, el crecimiento de la inversión empresarial general seguirá átono, aun cuando la IA aumente la productividad en algunos sectores. Para lograr un cambio radical en la rentabilidad global del capital se requeriría una limpieza importante (recesión) para eliminar a las empresas débiles (zombis) y aumentar el desempleo en los sectores de bajo valor. Hasta el presente, semejante política de liquidación o de destrucción creativa no ha ganado apoyos en los círculos convencionales o en los políticos oficiales. Es mejor continuar saliendo al paso.

En resumen, 2024 parece presentarse como un año de desaceleración del crecimiento económico para la mayoría de los países y, probablemente, con una caída más aguda en Europa, América Latina y Asía. La crisis de la deuda se acentuará en los países del llamado Sur Global que no cuentan con fuentes energéticas ni minerales para vender. Por lo tanto, incluso si Estados Unidos evita una caída total este año, la mayoría de la gente en el mundo no lo percibirá como un aterrizaje suave.

Prensa Latina

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