Sobre Tianxia (天下). “Todo lo que hay bajo el cielo”. La globalización con características chinas, de Juan Facundo Muciaccia
Gustavo Ng.
Abordar las múltiples dimensiones, intrincadas, conectadas, de un universo dinámico de formas, de la China que gravita con su presencia en Argentina y en América Latina es, ante todo, un trabajo de formular preguntas fértiles, de una extensión y profundidad que pueden resultar insospechadas,. Es decir, puede ser un intento de identificar las claves con las que puede encararse la búsqueda de información y de explicaciones sobre este tema.
Este es el trabajo descomunal que se ha planteado Juan Facundo Muciaccia en parte de su tesis de maestría: “La República Popular China y Sudamérica. La geopolítica del poder. Reflexión pospandemia”.
Nos referimos a claves como la que opera en un terreno evidente y a la que se recurre desde el análisis económico que, aún simplista, no deja, en este caso, de ser contundente, como la pregunta por la asimetría. ¿Cómo pueden tratarse como iguales economías nacionales de dimensiones extremadamente desproporcionadas, como las de China respecto de la mayoría de los países latinoamericanos?
Las asimetrías en la balanza comercial entre China y nuestro país, y las posibilidades de que sean superadas a través de la maduración del posicionamiento de Argentina frente a China es un tema planteado en esta obra y es un desafío a todos los economistas, empresarios e investigadores de las relaciones binacionales.
En la última década se han ido multiplicando en Argentina, especialmente en universidades, espacios dedicados a investigar los diferentes aspectos de la realidad china: su lenguaje, su cultura, su sociedad, su historia, y especialmente su economía y su situación geopolítica. Esta proliferación de grupos de estudio, think tanks y otros formatos, han impulsado una importante producción (y se han correspondido con esta) de análisis e información por parte de investigadores, tanto experimentados como surgidos en los últimos años. El trabajo de Muciaccia asumió la responsabilidad de consultar la bibliografía generada en los últimos años. Al cumplir con el requisito básico metodológico de dar cuenta de esta producción, Tianxia (天下). “Todo lo que hay bajo el cielo”. La globalización con características chinas, representa también un compendio de la producción sinológica Argentina.
Las obras han sido estudiadas con imparcialidad, sagacidad y la comprensión necesaria para aprovechar su aporte intensivamente. El autor trata con respeto todos los trabajos que consulta, sin convertir ninguno en una biblia ni en un objeto de denotación. En cambio, con habilidad encuentra cuáles son los mejores valores de cada uno de los trabajos de investigación que refiere. Asimismo, la selección ha sido cuidada, evidenciando un conocimiento importante en este campo.
Muciaccia ha labrado con cuidado el orden de la exposición del tema de China y su relación con Argentina y con América Latina. Ha buscado y logrado planteos claros y sistemáticos de las premisas para encarar un tema tan amplio. En el forjado de esta obra, el autor fue descubriendo y materializando el hecho de que, allí donde la traducción no es posible, se hace indispensable la explicación exhaustiva de los términos. En cada pasaje en que es necesario hacerlo, la obra despliega generosamente la explicación de los conceptos que determinan el sentido común desde las bases de su estructura —allí donde es imposible sospechar la ambigüedad de un concepto porque se ha naturalizado—. En algunos casos, el autor debe recurrir a términos chinos y explicarlos para poder hacerlos comprensibles, y despejar cualquier confusión surgida de lo que se pierde en la traducción.
Al tratar de ofrecer conceptos estructurales, dice, por ejemplo: “Esto implica un cambio de paradigma en cuanto al planteamiento de perspectiva”. En esta proposición se demuestra la comprensión de la imposibilidad de traducir, que lleva al autor al entendimiento de que la diferencia puede ir más allá de los términos, hasta abarcar el sistema que le da sentido. Tal sistema puede llegar a la dimensión de un paradigma. Por ejemplo, Muciaccia hace notar que los conceptos que trata de asimilar gravitan, para la conceptualización occidental, dentro de una “teoría económica” mientras que, en el contexto de China, el marco es una “dinámica económica”.
Se trata de dos paradigmas diferentes, que el autor pone en diálogo para poder desarrollar hipótesis, pero de los que entiende agudamente que no son asimilables entre sí. De la misma manera, debe llegar a comprender y explicar que las “dialécticas” de Occidente y de China son mecanismos irrevocablemente diferentes. Se trata de diferencias muy profundas, de las que el lenguaje aún está lejos de dar cuenta, falta que el autor subsana con un determinado esfuerzo didáctico.
Decíamos que la decisión metodológica de Muciaccia no fue abordar el tema desde los paradigmas occidentales de un modo etnocéntrico y presentar términos chinos equivalentes, sino de presentar el diálogo entre los dos mundos. Así, toma, por ejemplo, modelos de relaciones internacionales de autores chinos, como la teoría de la relacionalidad de Qin
Yanqing, lo que le permite entrar en el campo del pensamiento chino sobre las posibilidades de superar el neoliberalismo capitalista (posibilidades que, por otra parte, están en franco camino de materialización). De la misma manera, el trabajo explica el Sueño Chino desde el contexto de la idiosincrasia y de la historia local del gigante de Asia.
En el intento audaz de comprender términos teóricos de China en su valor intrínseco que le da su contexto, el trabajo consigue llegar a definiciones tan audaces como fecundas. “En China —dice—, entre el Sueño Chino y el Siglo de Humillación, hay una interacción dialéctica que ha estado presente en décadas de producción intelectual sobre modernidad y decadencia, sobre cómo posicionarse mediante la cultura china y el vínculo con Occidente y sus modelos culturales, políticos y económicos”. De la misma forma, consigue llegar a la conclusión de que “lo que busca el Sueño Chino es el retorno a la normalidad histórica”. Es la comprensión de la complejidad y riqueza que tienen los conceptos teóricos, ideas y términos chinos que, al traducirse, pierden casi por completo la carga histórica que concentran y la síntesis de significado de la que están premiados, lo que le permite al autor de este trabajo identificar nociones y pensamientos clave. Así, descubre y comparte abiertamente con el lector, que “nos encontramos ante una ideología compleja, evolutiva y flexible”. Esto le permite presentar debates entre posiciones muy diferentes dentro de China, por ejemplo, desde una “nueva izquierda” al liberalismo, y advierte que es indispensable que los sinólogos puedan advertir este tipo de disquisiciones (y entrar en esta) para no caer en simplificaciones, como hablar de un “modelo chino”, que ocluye (más que revela) aspectos de la realidad de aquel país.
En el plano de la política exterior china, este trabajo identifica aspectos neurálgicos, tales como la doctrina del desarrollo pacífico. Nuevamente, esta idea debe ser desarmada y estudiada en detenimiento y en sus términos, para ser comprendida desde una mentalidad occidental.
Procediendo de esa forma es cómo esta obra ofrece información de manera que resulta significativa, al contrario de otras obras, cuyo registro de datos es librado a interpretaciones erróneas si no se conoce su contexto.
La política exterior es analizada como un producto de la relación entre China y el escenario mundial. Al leer el trabajo, el lector puede tener la sensación de que, finalmente, llega a entender una cantidad de acontecimientos que ha visto desfilar en los medios de comunicación, desconfiando de su veracidad y de su valoración. La anticipación de escenarios futuros que presenta esta obra demuestra la calidad con la que ha intentado discernir el pasado y el presente.
Tianxia (天下), “Todo lo que hay bajo el cielo”. La globalización con características chinas se detiene en las relaciones económicas entre Argentina y China para poder explayarse y, así, dar cuenta de una realidad que aparece plagada de complejidades en el presente, tanto como se sabe inevitable en el futuro. El autor se dirige sin mediaciones a los nódulos de la relación. Así, identifica claramente la conveniencia de establecer distintas relaciones con China, así como no elude comprender las diferentes dimensiones que tienen los riesgos y desafíos de esa relación, considerando todas sus derivaciones.
Este abordaje teórico responde a un posicionamiento del autor, que en los hechos no se aparta en ningún pasaje de la obra del interés nacional de Argentina. El análisis de las relaciones binacionales es esmerado hasta llegar a comprender, por ejemplo, que “las modalidades de acceso a los recursos naturales se diferencian según los sectores”. Asimismo, alcanza conceptos que echan luz y resultan sumamente fecundos para el trabajo de otros autores, como el de “relaciones diferenciadas sur-sur”. Igual que en el tratamiento de los términos traducidos, en los datos de la relación económica entre Argentina y China, este trabajo evita las generalizaciones, que podrían facilitar una comprensión errada. La manera de dar una imagen del panorama de las relaciones entre Argentina y China es la de no dejar ningún aspecto afuera, estrategia que termina ofreciendo una base importante para que futuros trabajos puedan desarrollar nuevas teorías o ajustar las actuales.
ÍNDICE Tianxia (1)