Dos presidentes para Honduras – Por Esteban De Gori

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Esteban De Gori (*)

No se sabe quién resultó vencedor. Solo se han escrutado el 57% de las mesas electorales. Hasta ahora el opositor Salvador Nasralla obtiene un 45,17% y el actual presidente Juan Orlando Hernández 40,21%. Nada agregaría una gran dosis de desconfianza y mayor desgaste a todo el sistema político que un escrutinio suspendido y dos candidatos que se autoproclaman como ganadores.

Después del golpe a Manuel Zelaya en 2009 y de la habilitación del actual presidente como candidato presidencial a la reelección –cosa que es imposible en términos constitucionales- toda la arquitectura institucional ha quedado dinamitada o puesta en cuestión. El 2009 no ha sido metabolizado ni administrado con el consenso de todos los actores políticos. La ruptura del bipartidismo de varias décadas entre Partido Nacional y Partido Liberal ha traído mayores arbitrariedades, errores y crisis. De la fragmentación no se vuelve.

La continuidad de gobiernos del Partido Nacional (Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández respectivamente) desde 2010 no logró dotar al sistema democrático de un conjunto de reglas de juego acordadas ni de una mayor legitimidad y seguridad. Los hechos de corrupción (principalmente, en el Instituto Hondureño de Seguridad Social) contribuyeron a erosionar aún más un orden político ya conmocionado por los sucesos de 2009 y por otros que revistan cierta novedad, como la caída de apoyos que sufre progresivamente el Partido Liberal y los reclamos ciudadanos en torno a la lucha contra la corrupción y frente a la decisión del Tribunal Constitucional de permitir que el actual presidente se presente para su reelección.

Si tomamos los datos oficiales hasta ahora publicados y los comparamos con los resultados obtenidos en la elección de 2013, tanto el Partido Libre de Manuel Zelaya y Xiomara Castro y el Partido Anticorrupción –en ese momento candidato Salvador Nasralla- mantienen su caudal de votos y suman algunos puntos más. El Partido Nacional –siguiendo con esta comparación- aumentaría unos cuatro puntos y el Partido Nacional perdería siete puntos.

Si el jueves – día que David Matamoros Batson, Presidente del Tribunal Supremo Electoral, prevé la finalización del escrutinio- se mantienen estas tendencias podemos indicar que la estrategia electoral de Manuel Zelaya, Xiomara Castro y Salvador Nasralla fue acertada. Inclusive, podríamos decir, que la elección de éste último como candidato a presidente por la Alianza Opositora fue la mejor opción y que los y las adherentes de Libre mantuvieron su apuesta electoral. Mientras que si el Partido Nacional logra revertir la elección confirmaría su crecimiento y mantenimiento como gran jugador en el escenario político y en el control territorial.

A esta situación de dos presidentes autoproclamados resta por saber la composición del parlamento y de las alcaldías. Hasta el jueves todo está suspendido, menos la crisis que esta incertidumbre puede desatar.

(*) Doctor en Ciencias Sociales e Investigador Asistente del CONICET y del Instituto Gino Germani.

CELAG

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