Chubut: el laboratorio de guerra del neocolonialismo – Por Marcelo Rosa

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Chubut: el laboratorio de guerra del neocolonialismo

Por Marcelo Rosa*

La provincia de Chubut nos ofrece hoy un escenario contradictorio. Mientras es un ejemplo de resistencia popular desde hace más de 20 años a la avanzada extractivista, también es un laboratorio de guerra para aleccionar a su comunidad y favorecer los negocios del capital trasnacional que busca arrasar con los bienes comunes naturales.

1. Un pueblo con historia de resistencia callejera

La historia de las organizaciones vecinales, sociales y de la comunidad chubutense en defensa de su ambiente tiene como hito fundante la Ley 5001 de 2003 que prohíbe en toda la provincia la actividad minera metalífera a cielo abierto y la utilización de cianuro.

Esta ley fue el resultado de gigantescas movilizaciones ciudadanas que se desarrollaron ante la posibilidad que la multinacional Meridian Gold en 2002 explotase oro y plata en Esquel. Inmediatamente, floreció un proceso asambleario sin estructuras verticales.

La lucha callejera logró que en febrero de 2003 el Concejo Deliberante de Esquel aprobase la realización del plebiscito por el NO a la Mina, el primero en Argentina, con un resultado apabullante: el 81 por ciento dijo «no» a la megaminería. Esto se contagió a los municipios vecinos de Trevelin, Lago Puelo y Epuyén. Poco después consiguieron la sanción de la Ley 5001. La presión de la ciudadanía movilizada, que asumió un rol protagónico, parió un instrumento institucional para poder defenderse.

Tras 18 años, en diciembre de 2021, el entonces gobernador Arcioni celebró la aprobación de su proyecto de ley de zonificación en la Legislatura que habilitaba la megaminería a cielo abierto. La ley tenía nombre: Pan American Silver.

La reacción no tardó en llegar y comenzaron a multiplicarse las movilizaciones multisectoriales en Rawson, Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn, entre otras ciudades. Toda esa lucha popular culminó con que Arcioni dio marcha atrás y envió un proyecto para derogar la ley que habilitaba la explotación minera.

Sin embargo, a medida que se fueron calmando las aguas, se inició una persecución judicial contra sus protagonistas.

2. Lawfare contra los manifestantes y disciplinamiento social

El 26 de agosto del 2022 la Oficina Judicial de Rawson citó a declarar a 24 vecinos de Rawson, Trelew y Puerto Madryn que habían participado de las manifestaciones de 2021. Se trató de un entramado articulado de medios locales, poder político y judicial por el cual las denuncias falsas se retroalimentaron incesantemente. Asimismo, cuando la jueza había aceptado la probation para algunos de los imputados, el Gobernador Ignacio Torres salió a fustigarla por tal decisión. Se configuró, de esta manera, un lawfare ya no contra dirigentes sino contra vecinos.

Así se llegó a la sentencia de fecha 22 de abril de 2025, en la cual se resolvió la responsabilidad penal de seis de los ocho vecinos que enfrentan cargos por hurto y daños y uno de ellos por incendio. Como bien señaló Noelia Silva, comunicadora de Radio Sudaca y de Autoconvocadxs por el Chubutazo, no existieron pruebas para acusar a los imputados en un proceso repleto de irregularidades. Un dato adicional: uno de los absueltos, Lautaro Martínez, se suicidó horas antes de la audiencia final.

Esta causa es un emblema de la selectividad del sistema judicial, puesto que las personas condenadas pertenecen a barrios empobrecidos de zonas marginadas y de escasos recursos que fueron la primera línea de la resistencia para rebatir la represión desatada en aquellas jornadas.

3. El uranio como escenario de fondo

La sentencia se da en un contexto de anuncios de extracción de uranio tanto a nivel provincial como a nivel nacional.
A nivel provincial, el Gobernador Torres presentó el proyecto de Ley 047/2025 que pretende habilitar la explotación de uranio en la meseta central de Chubut. La Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut denunció que el gobierno busca generar un hueco legal para el avance de la megaminería de uranio y también de otros proyectos mineros.

A nivel nacional, es clave recordar un anuncio de Milei en diciembre de 2024 sobre el Plan Nuclear Argentino y el uso de reservas de uranio. Incluso señaló que “contamos con tierras inhóspitas a baja temperatura en toda nuestra Patagonia, lo cual es una ventaja comparativa para montar servidores de Inteligencia Artificial.” Recientemente, en una “entrevista”, Milei habló del uranio en Chubut y, sin sonrojarse, dijo que “vas a tener estadounidenses en fila para sacarlo” y que “ese mercado no se regula, vienen y te lo compran.”

4. El neocolonialismo avanza al ritmo de la deuda externa

Ante una Legislatura vallada, el pasado jueves 24 de abril la legislatura de Chubut ratificó el decreto del gobernador Torres que habilita la práctica del fracking en el área del Cerro Dragón en beneficio de la empresa Pan American Energy (PAE) de Marcos Bulgheroni hasta el año 2070. Como si fuera poco, la trasnacional pagará aún menos regalías, puesto que se beneficiará de una baja del 12% al 9% al acogerse al RIGI.
Todos estos proyectos se inscriben en el marco del acuerdo con el FMI y el otorgamiento de un nuevo préstamo. La deuda es impagable en términos objetivos por lo que resulta llamativo que EEUU habilite nuevos desembolsos sin una garantía. Si bien Argentina es insolvente financieramente, no lo es en términos de sus bienes comunes naturales y tierras raras.

En efecto, en tan sólo unas semanas, el país recibió la visita del Secretario del Tesoro Scott Bessent y la del Jefe del Comando Sur Alvin Holsey que, luego de reunirse con Milei, visitó Ushuaia.

Argentina se perfila como un protectorado estadounidense, es decir, un estado proxy en una región en disputa, cuyos recursos estratégicos son objeto de la codicia de la administración trumpista.

5. La articulación entre la fuerza social y lo que quede en pie de las instituciones

En un contexto de crisis económica y social como la que se atraviesa, lo primero que hacen los gobiernos ajustadores es enfrentar a la ciudadanía entre sí y romper su cohesión. En 2002, en Esquel, el gobierno ofrecía la instalación de la megaminería como una solución para la desocupación y una llave para el progreso. Hoy Milei abiertamente dice que “no sirve de nada tener el uranio enterrado y morirte de hambre.”

Frente a estas maniobras, no hay otra opción que oponer otro discurso que desmonte la operación en torno a que el saqueo de nuestros bienes comunes naturales puede resolver la crisis precisamente porque son las barriadas más humildes quienes primero sufren las consecuencias de la contaminación. No puede pagarse la deuda externa a costa de nuestros suelos, montañas y ríos porque estos modelos de expoliación solo dejan más pobreza y desigualdad.

La defensa de nuestros territorios puede ser una bandera multisectorial, federal y transversal que una todas las luchas y todos los sectores, es decir, que pueda derrotar la actual fragmentación social y política y nos permita construir lo común: el lugar que habitamos debe ser defendido.

La experiencia de las asambleas en Chubut nos enseña que la democracia se ejerce en la calle y que el poder avanza cuando el pueblo se retira de estos espacios y cede su protagonismo en estructuras institucionales hoy vetustas y subordinadas al capital. La presión que se pueda ejercer de abajo hacia arriba y de afuera hacia adentro de los palacios puede cambiar la historia.

Con las reservas de lucha de nuestro pueblo, con lo que quede en pie de la política institucional y partidaria, habrá que imaginar colectivamente un rumbo distinto y deseable.

*Marcelo Rosa. Abogado. Militante social, Argentina.

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