COP20 culmina con acuerdos mínimos tras dos semanas de negociaciones

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Declaración de Lima «urge» e «invita» a los países desarrollados a contribuir al financiamiento de la adaptación al calentamiento climático. ONGs dicen que es débil y tibia ante la necesidad urgente de reducir entre un 40% y 70% de las emisiones al 2050 para evitar efectos irreversibles.

Tras dos semanas de negociaciones y 25 horas de tiempo suplementario, la madrugada del domingo el borrador de la que luego fue bautizada como «Llamada de Lima a la Acción Climática»  logró fumata blanca.

Se cumplió  en Lima la maldición de las COP: siempre duran más de lo previsto y siempre llegan a un punto en el que el colapso parece insalvable.

«Siempre hay un momento de tensión, de complicación, de pesimismo y luego al final se impone la responsabilidad política», tranquilizaba a La República Miguel Arias Cañete, Comisario Europeo para la Acción Climática. La Cumbre se encontraba entonces en ese momento fatídico en el que las plenarias de madrugada  tenían como platea decenas de delegados dormidos.

El sábado, la situación era ya insostenible. Los operarios comenzaban a desmantelar la COP, la comida escaseaba y el pasto del Pentagonito era el improvisado colchón de esta pequeña torre de babel.

La pelea puertas adentro era la de siempre: los países desarrollados se oponían a asumir compromisos financieros frente a países en desarrollo afectados ya por el cambio climático. Por otro lado, grupos de negociación como el de los Pequeños Estados Insulares, con la isla de Tuvalu como emblema, pedían a la COP20 no ignorar a los pobres del mundo eliminando por completo las pérdidas y daños del borrador.

«No dejemos que esta COP sea recordada como la que le volvió la cara a los pobres del mundo», decía el representante de este país insular, el primero condenado a desaparecer por la subida del nivel del mar.

Con el acuerdo entrampado de nuevo, el presidente de la COP, el ministro del Ambiente Manuel Pulgar, anunció reuniones con cada grupo de negociación para recoger  aportes y elaborar otro documento. 

La muñeca política de Pulgar quedó demostrada por este  trabajo entre bambalinas. Él, junto a la secretaria general de la COP, la costarricense Christiana Figueres, han sido portavoces, moderadores, jueces y  artífices de acuerdos en esta pequeña ciudad global. Las delegaciones consultadas resaltaron la labor del ministro. Incluso, la organización Climate Action Network encargada de los antipremios diarios de la COP salvó a Pulgar Vidal del  «Fósil» dado al gobierno de  Perú por su incoherencia al aprobar paquetes legislativos que vulneran la institucionalidad ambiental mientras es anfitrión de la Cumbre del Clima.

DEMASIADO FLEXIBLE 

Tras estas reuniones a cámara rápida, a las 23.00 del sábado el nuevo borrador era presentado en la plenaria y a la 1 am del domingo aprobado.

Pulgar Vidal golpeaba el famoso martillo de madera que pone fin a todas las COP en medio de una ovación. 14 mil personas que integraron las delegaciones de todo el planeta salían con sus maletines al aeropuerto. La ola de la COP nos dejaba mientras que el 61% de los limeños según una encuesta no sabía ni siquiera qué había pasado.

Y había pasado mucho. Más de 190 países se habían puesto de acuerdo, algo que no se ve con mucha frecuencia.

Pero el precio de lograr un consenso fue flexibilizar el texto con la prioridad de lograr un mínimo común denominador hacia la COP21. El resultado, según ONG como WWF y Oxfam, fue un acuerdo débil que pondrá muy difíciles las cosas en las negociaciones de París.

Dos eran la metas que tenía nuestra COP: lograr un borrador de acuerdo climático global que pueda ser ratificado en París en 2015 y sustituya al actual protocolo de Kyoto,  y fijar la estructura de los compromisos de reducción de emisiones que todos los países deben presentar a la ONU hasta octubre de 2015.

En el primer objetivo, se avanzó en un documento que terminó superando el centenar de páginas y que será depurado en las citas previas a París. Y el contenido de las contribuciones fue fijado en las 4 páginas del «Llamado de Lima a la Acción Climática» pero con un lenguaje laxo que convierte en voluntarias la recomendaciones de la COP20.

Una de las llaves que permitieron desbloquear las negociaciones fue el punto 4 del acuerdo, que «urge» a los países desarrollados «a prever y movilizar soporte financiero para acciones ambiciosas de mitigación y adaptación» para los países ya afectados por el cambio climático. En ese sentido, el texto «invita» a los países a incluir este financiamiento junto a los compromisos de reducción de emisiones. 

En la conferencia de prensa tras el acuerdo, el presidente de la Cumbre de Lima,  Manuel Pulgar Vidal, calificó el texto como una «buena decisión». «En Lima hemos construido líneas de acción climática para París», dijo en un ejercicio de realismo que describe la Cumbre de Lima como un paso en los esfuerzos globales contra el cambio climático.

Pero de Lima se esperaba mucho. Las ONG lamentan que el «momentum» inspirado por la multitudinaria marcha del clima de Nueva York en septiembre y las conclusiones del informe elaborado por más de 800 científicos que constatan que el cambio climático se volverá irreversible si no se reducen las emisiones entre un 40% y un 70% no se haya aprovechado para asumir compromisos reales.

No obstante, la COP20 sí marcó hitos. Uno de los más importantes, según señala Ernesto Raez, ex asesor del Ministerio de Medioambiente, fue la participación por primera vez de los pueblos indígenas en una Cumbre Climática.

«A partir de hoy será impensable una COP sin presencia indígena, uno de los grupos que más hace por no destruir el planeta pero que son de los más afectados por el cambio climático», dijo Raez.

Otro hito fue la reunión sobre derechos humanos y cambio climático, hasta ahora uno de los aspectos menos atendidos de la Convención.

Pero ninguno de estos logros contribuyen a la reducción de las emisiones para evitar quela temperatura global supere el umbral de los 2 grados celsius, De hacerlo, nuestros hijos y nietos serán espectadores o afectados de las consecuencias irreversibles del cambio climático.

ENFOQUE

El costo del consenso fue muy alto

Enrique Maurtua
Climate Action Network

La COP20 de Lima debía avanzar acuerdos substanciales con miras a la COP21 de París de finales de 2015.

El costo del consenso fue muy alto. Los países del mundo cedieron ante todas las presiones. La decisión de Lima debía marcar el terreno para convertir en soluciones concretas las contribuciones nacionales que cada país aportará al nuevo acuerdo global.

La gran ausencia son los Daños y Pérdidas. Los países del Bloque Africano, AOSIS y Menos Adelantados exigieron enfáticamente la incorporación del tema.

Sin embargo, su inclusión se limita a una cita del texto.  Es decir, ningún avance.  Específicamente, el acuerdo dice que para facilitar el entendimiento transparencia y claridad  las contribuciones “podrían incluir, si es apropiado, entre otros” información cuantificable, periodos de tiempo, alcance, cobertura, planificación, etc. Es decir, todo queda a merced de la voluntad de los gobiernos de turno. Si queremos solucionar el cambio climático, es necesario que todas las contribuciones tengan puntos comparables y en su conjunto contribuyan de manera efectiva a reducir las emisiones.

CLAVES 

El Fondo Verde del Clima logró sumar promesas de aportaciones que se elevaron durante la COP20  a 10.200 millones de dólares.

Sin embargo, el compromiso planetario adquirido en la cumbre del clima de Durban fue de 100 mil millones de dólares anuales.

La República

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