Entrevista exclusiva de Pedro Brieger a Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas

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Entrevista exclusiva de Pedro Brieger (director de NODAL) a Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas

Ralph Gonsalves es el primer ministro de un pequeño país del Caribe con poco más de 100 mil habitantes. Como muchos otros países de las Antillas fue colonia francesa y británica, y parte de la disputa entre las dos grandes potencias coloniales por controlar el Caribe. En 1979 logró su independencia y desde el año 2001 su primer ministro es Ralph Gonsalves, que va por su cuarto mandato consecutivo al frente del país y es un reconocido intelectual autor de varios libros sobre el Caribe y su relación con África. A su vez, es uno de los principales promotores de las reparaciones por la esclavitud que la CARICOM (Comunidad de naciones del Caribe) exige al Reino Unido. En su país se realizó la primera conferencia regional sobre el tema en 2013 y en dicho año lo presentó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Lo encontramos en la cumbre de mandatarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se realizó en Quito el 27 de enero y Gonsalves accedió gentilmente a conversar con NODAL, sabiendo que nuestro portal le dedica una amplia cobertura a todo lo que sucede en el Caribe en general y en su país en particular.Pedro Brieger:

¿Por qué la CELAC es tan importante para San Vicente y las Granadinas?

Ralph Gonsalves: Desde la Segunda Guerra Mundial en el hemisferio occidental Estados Unidos mantuvo su hegemonía a través de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la OEA mostró en todo el período que en los momentos críticos es una organización subordinada a los deseos de Estados Unidos.

Con el advenimiento de los gobiernos democráticos en América Latina y la sensación de independencia y soberanía que creció tras el colapso de la Unión Soviética se pensó en un organismo regional desde nuestra perspectiva y para ver el mundo con nuestros propios ojos.

Claro que en América Latina y el Caribe Estados Unidos tiene sus «sustitutos» que muchas veces llevan adelante posturas que son razonables -porque no siempre lo que dice Estados Unidos no es razonable-, pero en momentos críticos siempre se mueve para mantener su hegemonía, y sus propios intereses. Nosotros necesitamos un organismo que podamos decir que es nuestro. En este sentido la CELAC recién está comenzando a encontrar su lugar, por eso por ahora es un lugar de encuentro para conversar, para intercambiar ideas, lo que es importante si luego se traduce en actos concretos que valgan la pena. La CELAC todavía no tiene una estructura y los recursos necesarios, pero esperamos que crezca y se convierta en un actor central en el siglo XXI retomando las ideas de José Martí y Simón Bolívar; aunque claro, vivimos en un mundo muy diferente de aquel de Martí y Bolívar, por lo tanto hay que ser mucho más creativo para unir las diferentes piezas. Desde ya que hay que tomar en cuenta intereses y posturas diferentes. Por ejemplo, nosotros en el CARICOM estamos muy interesados en que la CELAC tome en cuenta los intereses de las pequeñas islas, en el cambio climático, en la condonación de nuestras deudas, y que las personas de ascendencia africanos tengan un lugar mucho más importante siendo que varios países latinoamericanos todavía ni siquiera han abordado el tema.

Nosotros no tenemos los mismos problemas o desafíos que pueden tener en Colombia con las guerrillas o los resabios de combatientes guerrilleros como en El Salvador o en Honduras.

Para los pequeños países en desarrollo del CARICOM los factores exógenos, sean éstos por cuestión del clima o cuestiones de la economía política global son parte de la vida y el desarrollo de las pequeñas islas.

Pero lo que ayuda hoy en la CELAC es que hay un conjunto de gobiernos progresistas que ofrecen ayuda sobre bases bilaterales como Venezuela, Cuba, Ecuador -o la Argentina con el gobierno de Cristina Fernández- que trabajan en conjunto con San Vicente y las Granadinas en una serie de cosas. En este sentido la CELAC ha dados pasos para fortalecer los vínculos bilaterales.

PB: ¿Existe una conexión real entre América Latina y el Caribe? Hablamos diferentes idiomas, venimos de colonizaciones diferentes… ¿Qué tenemos en común?

RG: Compartimos el hecho de ser periféricos en relación al capitalismo globalizado monopólico y sufrimos por igual -aunque con diferentes niveles- de lo que sucede en la economía global.  Al mismo tiempo, tenemos países importantes en América Latina que trabajan con nosotros, que pueden ser nuestros interlocutores, como Brasil, México y Argentina, que están en el G20 y pueden hacer presentaciones en nuestro nombre ante organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el FMI para ayudar a cambiar sus políticas hacia algunos países “marginales”

PB: ¿Qué puede hacer América Latina para acercarse a ustedes y acercarlos, tomando en cuenta que mucha gente ni siquiera conoce los nombres de muchos de los pequeños países del Caribe?

RG: Le voy a dar algunos ejemplos concretos que son palpables como la ayuda de Cuba, o Venezuela, que ha contribuido mucho con Petrocaribe. Ecuador nos envió quince soldados de una brigada de ingenieros para ayudarnos a construir cuatro puentes que fueron destruidos durante las tormentas de diciembre 2013. Piense también en el caso de los maestros que quieren perfeccionar el inglés. Por lo general los mandan a Estados Unidos siendo que nosotros lo podemos hacer igual o mejor y ciertamente mucho más barato. Hoy tenemos quince maestros y siete diplomáticos ecuatorianos perfeccionando su inglés en nuestro país que además se integran en la comunidad. Otros ya están en camino. También tenemos miembros de nuestra cancillería trabajando en la cancillería argentina.

Esto quiere decir que se pueden realizar cosas concretas.

Las cumbres como esta sirven para que los líderes de los diferentes países se conozcan y sensibilicen respecto de los problemas de los otros. Cuando los líderes se conocen personalmente ayuda mucho. Nos pasó con el nuevo gobierno de México en una de las cumbres porque se sabía de los problemas que teníamos por los desastres naturales. Nos dijeron que querían ayudar y nos ayudaron con un proyecto a través de las Naciones Unidas.

Si tenemos un concepto claro de lo que queremos, de nuestras posibilidades y limitaciones, se pueden encontrar espacios y hacer muchas cosas. Estamos dando los primeros pasos ya que la CELAC es un organismo jóven y por ahora estamos conociéndonos, hablando. Es un proceso. Y es importante que la CELAC ya es reconocida a nivel internacional, y por la Unión Europea. De hecho ahora existe un vínculo directo entre la Unión Europa y los países latinoamericanos y caribeños a través de la CELAC. Antes la relación de la Unión Europea con nosotros era una relación «geográfica», pero ahora está institucionalizada a través de algo que se llama CELAC. Y esto es importante.

PB: ¿Porqué el tema de las reparaciones que demandan a los británicos por la trata de esclavos es tan importante para ustedes? Usted lo planteó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y también aquí en la reunión de la CELAC

RG: Es verdad, lo he planteado en la Asamblea General y lo volví a plantear en la Cumbre de la CELAC.

Las reparaciones por el genocidio nativo y la esclavitud son importantes porque en nuestro caso el colonialismo británico se aprovechó de la esclavitud, tomó nuestras tierras, las vendió. Este no es un tema individual para que alguien consiga algo de dinero; necesitamos reparaciones por el legado que dejó el genocidio de los nativos y la esclavitud porque hay una herencia de subdesarrollo. Ellos deben ayudarnos a reparar este subdesarrollo al que contribuyeron de manera decisiva las potencias europeas. Ha llegado el momento de tratarlo. Incluso el arzobispo de Canterbury Rowan Williams dijo en 2007 -en el 200 aniversario de la abolición del tráfico de esclavos- «toda nuestra riqueza de la que disfrutamos se construyó sobre las espaldas de los esclavos y su miseria y los descendientes de esclavos. Pero nosotros nos enriquecimos. Debemos hacer algo para trabajar juntos y reparar la herencia que dejamos de subdesarrollo”.

PB: Claro, la Iglesia fue propietaria de esclavos en las plantaciones del Caribe incluso mucho tiempo después de la abolición de la esclavitud en el imperio británico…

RG: El tema es importante principalmente para las futuras generaciones. No tengo dudas que en algún momento los europeos van a tener que enfrentar el problema. Cuando las causas son justas, aunque uno no vea los resultados en vida dejará algo para los que vengan después.

Hace tres años en una Cumbre de la CELAC en Cuba muchos países no le prestaban atención al tema y ahora está en la declaración de esta Cumbre. Ahora lo están comprendiendo aunque para muchos en un primer momento el tema representa un especie de shock. Hay que tomar en cuenta que muchos países latinoamericanos tienen una parte importante de su población que es afrodescendiente y descendientes de los pueblos originarios. Y claro, temen por las implicancias que pueda tener el hecho de plantear el problema. Justamente, este debate los puede ayudar también a ellos a lidiar con el problema. Algunos de nuestros hermanos y hermanas en América Latina no quieren escuchar del tema a pesar de que casi todos los países tienen una importante población de afrodescendientes; pero cuando uno va a las Naciones Unidas u otros organismos internacionales es muy difícil que vea un diplomático negro. Eso no significa que los líderes sean racistas, más bien todo lo contrario, son buena gente. Pero todavía hay muchas limitaciones para ciertos grupos étnicos y debemos corregir esto. Y aunque muchos no sean racistas, han puesto muchos límites para que ciertos grupos étnicos puedan evolucionar. Debemos discutirlo abiertamente y no sólo en Brasil, en toda América Latina. Dilma y Lula seguramente coinciden conmigo. Porque son gente honesta. Vale la pena recordar que Brasil es el país que tiene más población de origen africano después de Nigeria: más que Sudáfrica, más que Etiopía….

Fíjese que en los Estados Unidos se trata abiertamente el tema de los afrodescendientes, de los pueblos originarios y también de los hispanos y hay una agenda al respecto.

En mi país cerca del 95-98 por ciento de la población es afrodescendiente y sin embargo me han elegido a mí -que tengo raíces portuguesas- por cuarta vez consecutiva porque hemos resuelto el problema étnico.

La gente me mira a mí y se dice “cómo lo pudo resolver este hombre con ascendencia europea”. Es un tema de contexto en el cual uno creció y se socializó. En una época en mi país cada grupo étnico o racial tenía su propio patrón de integración sociocultural y hoy tenemos una sociedad mucho más homogénea y que incluye a todos los grupos étnicos. En ese sentido San Vicente y las Granadinas es un ejemplo en la región.


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