Brasil aprueba la importación de maíz transgénico que jamás fue testeado en el país

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A comienzos del mes de octubre, la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) aprobó la importación y el consumo de dos variedades de maíz transgénico – de la Monsanto y de la Syngenta – que jamás fueron estudiadas en las condiciones brasileñas.

Además del hecho de nunca haber realizado estudios en Brasil, llamó la atención la velocidad con que esas dos variedades fueron liberadas. En apenas dos meses los miembros de la CTNBio liberaron un protocolo de recomendaciones de esas especies, cuando el tiempo promedio para estos procesos acostumbra a ser de 24 meses.

Por si no bastase, provoca desconfianza el hecho de que por lo menos un millón de toneladas de esta variedad de maíz estaría esperando esa autorización para ingresar a Brasil, según anunciaron algunos órganos de prensa.

En entrevista con Brasil de Fato, el ingeniero agrónomo y ex miembro de la CTNBio, Leonardo Melgarejo, analiza estos hechos, los peligros que ello representa al medio ambiente y a la salud de la población, y el papel que la CTNBio viene cumpliendo desde su creación, en 2005.

“Parece que los intereses comerciales prevalecen por sobre todos los otros”, apuntó el especialista. Para él, la facilidad con que los transgénicos son aprobados en Brasil hace con que perdamos “la oportunidad de identificar el problema desde su raíz, antes que se torne grande”.

Acceda a la entrevista con Leonardo Melgarejo:

Brasil de Fato – ¿Cómo evalúa el proceso de aprobación de las dos últimas variedades de transgénicos por la CTNBio?

Leonardo Melgarejo – Es ilegal porque no cumple la legislación. Es peligroso porque deja de verificar transformaciones que pueden expresar esas plantas cuando sean cultivadas en Brasil. Existe un presupuesto básico en la biología de que las expresiones biológicas son resultados de una interpretación que el genoma de la planta hace en relación a las condiciones del ambiente.

Las condiciones del ambiente hacen con que las plantas expresen determinadas características. El genoma da un mapa de potencialidades. Nuestra preocupación con una planta que nunca fue estudiada en Brasil y que nunca existió en la naturaleza, es que manifieste condiciones que pueden ser peligrosas. No sabemos si esa planta, que fue estudiada en el norte de los Estados Unidos, puede manifestar algunas enzimas que sean peligrosas sometidas a las presiones del ambiente brasileño.

Otro punto, es que en Estados Unidos existe un particular cuidado para que un tipo de esas plantas no sean consumidas. Allí, ese maíz producido para etanol es desarrollado con una cláusula de salvaguarda que impide que ingrese en la cadena alimentaria. Sin embargo, en Brasil será importado para entrar en la cadena alimentaria, y los granos que caigan en las plantaciones van a generar polen fértil que fecundará otros granos y van a transferir esas características para las plantaciones en Brasil.

Un agricultor ubicado al margen de una ruta por la cual circulan camiones con esa carga puede, al año próximo, estar cosechando ese tipo de maíz. Y va a comer, va a dar para los puercos, gallinas, y eso es muy peligroso. ¿Cuál es el problema que puede venir? No sabemos, y es exactamente por eso que tenemos que estudiar. Pero sabemos un hecho básico de la biología: el clima afecta las expresiones biológicas.

¿Y el otro maíz?

El otro maíz fue producido en Estados Unidos por la Monsanto para enfrentar la sequía. ¿Cómo es que vamos a impedir que ese maíz sea producido en Brasil? ¿Qué agricultor que no va a querer testar ese maíz en sus condiciones? Y ese maíz fue autorizado para la importación sólo para el consumo, no para plantación. Para ser plantado en Brasil, antes de haber realizado estudios en pequeñas áreas experimentales.

El salto mortal dado en ese mecanismo es que antes de esa aprobación, a Brasil sólo entraba maíz transgénico en pequeño paquetes, lacrados con dos sobres, transportados en camión especial que iba desde el aeropuerto directo para las estaciones de investigaciones, y había todo un equipo de bioseguridad responsable para que ningún grano se perdiese. Se tenía que decir para la CTNBio cuántos gramos se compraban, cuántos iban a ser plantados, donde, tenían que georeferenciar el lugar de la plantación al Ministerio de Agricultura para poder fiscalizar, además de tener que comprobar que había sido quemado el maíz sobrante. Eso con una bolsita de 100 gramos o tres quilos. Ahora es 1 millón de toneladas que entra son pasar por ese mecanismo, y va directo para el consumo sin ser estudiado confirmando que no será plantado en Brasil, cuando sabemos que seso es imposible. Eso sin mencionar que no fueron realizados estudios sobre el impacto en la salud humana y animal.

¿Cómo explica una votación tan rápida como la ocurrida?

Parece que los intereses comerciales fueron más importantes que todos los otros. Imagino la dificultad que ellos tuvieron para leer, juzgar y establecer un protocolo de recomendaciones en 30 días para documentos que son tan intensos y tanta bibliografía que debe ser consultada. Por eso quedé sorprendido con la rapidez con que examinaron y emitieron su parecer favorable. Cerca de dos semanas para evaluar un parecer sobre un proceso de decisión tan complejo.

La CTNBio tiene 27 miembros que evalúan los procesos que llegan toda semana. A cada mes la lista de procesos es un documento con más de 40 páginas. Es imposible que todos los miembros lean todos los procesos, lo que significa que en la mayoría de los casos los miembros votan con base en el resultado realizado por algún miembros que leyó el proceso.

¿Cuántas variedades de transgénicos ya fueron aprobadas por la CTNBio desde su creación, en 2005?

Cerca de 80.

¿Y cuántas fueron recusadas?

Ninguna.

Eso es extraño…

¿Cómo podemos concebir una instancia de evaluación científica que no tiene dudas? Es una instancia de evaluación científica que decide que los argumentos presentados por la empresa interesada en vender el producto son suficientemente sólidos y robustos para no permitir nuevas dudas. Cuando surge un caso como ese, de un tercer interesado pedir la revisión y señalar dudas que exigen nuevos estudios, esa cuestión es frenada mediante una elección aparentemente democrática.

La ciencia siempre avanzó cuando se le dio atención a una minoría. Normalmente la minoría es quien identifica problemas, porque como la sociedad es muy ingenua, se aceptan los productos como si fuesen buenos, y esos productos son utilizados, hasta el momento que se acumulan tantas evidencias de que son malos que obligatoriamente tienen que ser descartados.

Perdemos la oportunidad de identificar el problema desde la raíz, que sean descartados antes que se torne algo grande. Los transgénicos son aprobados con base en los argumentos de las empresas volcados al mercado y aquí serán usados hasta que surjan otros productos para substituir los primeros cuando se muestren inviables. Todas esos mitos [empresariales] de los transgénicos se comprueban falsos. Esa obsolescencia de los productos viene siendo observada tardíamente cuando existen problemas nuevos y más graves, pero los problemas ambientales no están siendo detectados. No estamos acompañando el hecho de que tenemos 35 millones de hectáreas de maíz con esas proteínas tóxicas siendo dejadas en el suelo.

Brasil de Fato

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