Pacificación urgente – La Opinión, Bolivia

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Desde que comenzó la crisis política y social en el país, tras los polémicos comicios generales del 20 de octubre, que derivaron en la renuncia del expresidente Evo Morales y la asunción de Jeanine Áñez como Mandataria transitoria, Cochabamba es uno de los departamentos más afectados.

En el mes que ya lleva el conflicto, en Cochabamba y municipios aledaños se han registrados los enfrentamientos más violentos que han dejado más de una decena de personas fallecidas, centenares de heridos, además de aprehendidos y detenidos.

A todo esto se ha sumado la quema de oficinas policiales, bloqueo de carreteras y constantes movilizaciones que causan zozobra.

Después del 20 de octubre, Cochabamba no es la misma. Cualquier ruido de petardo o vitoreo en las calles provoca miedo y obliga, en muchos casos, a replegarse, a buscar un lugar seguro para protegerse o proteger a los suyos.

Esta situación no puede ni debe continuar, por lo que urge alcanzar la pacificación, caso contrario los días de incertidumbre y zozobra seguirán.

Destacamos la unión de representantes de varias instituciones cochabambinas, lideradas por el arzobispo de Cochabamba, Óscar Aparicio, que la mañana de este martes lograron conformar una comisión para pacificar la región.

“El objetivo es buscar escenarios de diálogo y reconciliación en la ciudad y el departamento después de casi un mes de conflicto por los resultados de las elecciones del pasado 20 de octubre”, señala parte del comunicado emitido por las instituciones que conforman la Comisión de Concertación y Pacificación Cochabambina.

De la Comisión de Concertación y Pacificación Cochabambina participan: el Arzobispado, Iglesias Evangélicas Unidas Cochabamba (IEUC), el Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba, la Alcaldía de Cochabamba, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH), la Defensoría del Pueblo, la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba y las cabezas de sector de instituciones y organizaciones representativas, además de la Federación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba.

Hacemos votos porque esta comisión pueda lograr el acercamiento con los sectores sociales movilizados, para que puedan suspender sus medidas de protesta y busquen otros caminos para lograr sus demandas.

Si bien la tarea que han emprendido no será sencilla, todos debemos contribuir en lograr la pacificación, que tanta falta nos hace.

Paralelamente, destacamos la labor que la Conferencia Episcopal Boliviana, a la cabeza del obispo de El Alto, Eugenio Scarpellini, ha iniciado en La Paz para poner fin a la crisis política y social.

El Gobierno transitorio, por su lado, no debe ni puede estar al margen de este gran reto. Es tiempo de deponer actitudes y priorizar el diálogo antes que el enfrentamiento para salir de esta crisis. Bolivia, en particular Cochabamba, no puede seguir así. Hace falta dejar de lado intereses mezquinos que desgraciadamente abundan, porque si no avanzamos seguiremos perdidos y viviendo en medio de la incertidumbre.

La Opinión

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