Tierras raras, nuevo sueño tecnológico e industrial en Brasil

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Tierras raras, nuevo sueño tecnológico e industrial en Brasil

Mario Osava – IPS 

Ese será el foco del proyecto denominado MagBras, como se decidió llamar al Demostrador Industrial del ciclo completo de producción brasileña de imanes permanentes de tierras raras, lanzado oficialmente el 14 de julio en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais.

El objetivo es unir la industria a la universidad y centros de investigación para que Brasil no siga principalmente como gran exportador de materias primas, sin valor agregado, como pasa con el café, el hierro, el petróleo y la soja.

La tecnología de procesamiento de las tierras raras se desarrolló hace algunas décadas en muchos países, que abandonaron la actividad ante la producción a bajos costos de China, recordó André Pimenta, quien conduce el proyecto como coordinador del Instituto de Tierras Raras de la Fiemg.

Después de China, Brasil es el segundo país con más existencias estimadas de esas tierras raras, por las que ya comenzó una batalla geoestratégica y geopolítica. Imagen: IcogMejores yacimientos

Además de contar con los grandes yacimientos en arcilla iónica, con ventajas sobre las rocosas de otros países, la escala de producción y las escasas o inexistentes exigencias ambientales contribuyeron al avance chino hacia el casi monopolio, apuntó.

Brasil cuenta con áreas similares de arcilla iónica, un factor que con el avance de las tecnologías favorece a que el país pueda alzarse a un productor alternativo, con posibilidades de competir, aunque sea “difícil o mismo imposible” superar a China, reconoció el químico Pimenta en entrevista telefónica a IPS, desde Belo Horizonte.

El MagBras cuenta con un laboratorio en instalaciones originalmente diseñadas para una fábrica con capacidad para producir 100 toneladas anuales de imanes, la única existente en el hemisferio sur, que servirá para investigaciones e incluso la producción en esa escala limitada.

“La incertidumbre no justifica quedar de brazos cruzados. La demanda crecerá y el movimiento por reducir la dependencia empezó antes, durante la pandemia que dejó muchos sin los respiradores y equipos médicos indispensables, porque no había de donde importar. Es un camino sin vuelta, señaló Pimenta.

Nery, del Ibram, alerta para el riesgo de fijarse en un solo recurso en desmedro del conjunto de minerales críticos, que además de las tierras raras incluye el litio, el cobalto y el níquel, entre otros. Son productos sujetos a la escasez.

Ya hubo el entusiasmo por el litio, ante el aumento de la demanda para las baterías de teléfonos celulares y vehículos eléctricos, algunos anos antes pasó lo mismo con el niobio, recuerda. “Las tecnologías cambian y alteran las prioridades”, advirtió. Por eso es necesario definir una política de fomento de los 22 minerales críticos y estratégicos, con prioridades definidas y flexibles.

Conjunto de factores

Además, proyectos de agregación de valor exigen una mirada amplia en los distintos factores que afectan toda la cadena. Una infraestructura adecuada, con buenas carreteras, disponibilidad de energía y una demanda suficiente para los productos elegidos son indispensables al éxito, ejemplificó.

“¿Tenemos demanda firme para imanes permanentes? Los productos que los incorporan, como baterías, motores de autos eléctricos y turbinas eólicas hoy son importados”, destacó Nery.

A su juicio, “el gobierno debe promover condiciones para generar una demanda interna, en un esfuerzo general, ya que la participación industrial en la economía brasileña se redujo mucho en las últimas décadas”.

Centros de investigación ya desarrollaron soluciones para la refinación de las tierras raras, el proceso más costoso, pero hacerlo en escala industrial exigirá muchas inversiones y tiempo, según Nery, un ingeniero de minas.

En la minería cualquier proyecto demora por lo menos cinco años en investigaciones geológicas, trámites para la autorización ambiental y preparación para la operación.“Las tecnologías cambian y alteran las prioridades”, acotó.

Brasil, que en el pasado buscó tierras raras en monacita, desfavorable por contener material radioactivo, ahora concentra su extracción en arcilla iónica, más ventajosa. “Sus depósitos son superficiales, lo que facilita la investigación y limita los impactos ambientales”, apuntó.

Una experiencia concreta en ese tipo de suelo es de la empresa Serra Verde, de dos fondos de inversión estadounidenses y uno británico, con una planta en Minaçu, en el estado de Goiás, en el centro-oeste de Brasil.

Inició sus operaciones en 2024 y este año ya exportó a China 7,5 millones de dólares, según Nery. Produce el concentrado de óxidos, un primer paso en el procesamiento, que enriquece y eleva el índice de tierras raras contenido en la arcilla, que en el suelo es de solo 0,12 %, según Serra Verde.

Un dato positivo es que su concentrado contiene los elementos más demandados porque sirven para hacer los imanes permanentes: los livianos neodimio y praseodimio, además de los pesados disprosio y terbio. Los pesados son más raros, son menos presentes en los yacimientos rocosos o de monacita.

Pero Serra Verde sufre las dificultades de los comienzos. Su meta de producir 5000 toneladas del concentrado por año y duplicar esa cantidad en 2030 parece lejana. En el primer semestre de 2025 solo exportó 480 toneladas, trascendió, ya que la empresa no divulga sus datos.

En el mismo estado de Goiás, el actual epicentro brasileño de las tierras raras, otro proyecto, el Módulo Carina, de la empresa canadiense Aclara Resources, espera extraer principalmente disprosio y terbio, a partir de 2026, con inversiones de 600 millones de dólares.

“La fase crítica del procesamiento y la que más agrega valor es la separación de los elementos de las tierras raras, con costos elevados por numerosos y sucesivos tratamientos, no tanto por la tecnología”, señaló Fernando Landgraf, ingeniero y profesor de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo.

Un kilogramo de óxido de neodimio, presente en esas tierras raras pesadas, vale por lo menos 10 veces más que los cinco dólares de un kilogramo del concentrado, comparó a IPS telefónicamente desde São Paulo.

La planta de la empresa minera Serra Verde, en Minaçu, municipio del estado de Goiás, donde se empezaron a extraer tierras raras que, en un primer procesamiento, se hizo más concentrado y se exportó a China. Contienen cuatro de los 17 elementos de las tierras raras con que se produce imanes permanentes, componentes clave de motores eléctricos, turbinas eólicas y equipos militares y espaciales. Imagen: Serra VerdeLa incertidumbre amenaza

En su evaluación, “el mayor riesgo del negocio es la incertidumbre sobre el futuro”, especialmente ahora que las tierras raras se convirtieron en objetivo y arma de la geopolítica.

La demanda de tierras raras crecerá mucho, pero un gran aumento de la producción en Estados Unidos puede generar exceso de oferta. Se trata de un mercado limitado, lejos de los volúmenes de otros minerales, como el de hierro.

“La incertidumbre no justifica quedar de brazos cruzados. La demanda crecerá y el movimiento por reducir la dependencia empezó antes, durante la pandemia que dejó muchos sin los respiradores y equipos médicos indispensables, porque no había de donde importar. Es un camino sin vuelta”, sentenció Pimenta.

El geólogo Nilson Botelho, profesor de la Universidad de Brasilia, considera segura la estimación de las existencias en Brasil. Su minería en Goiás es exitosa por contar con tierras raras pesadas, las “más críticas” y que se incluyen entre “los cuatro o cinco elementos de más valor”.

Pero hay muchos yacimientos en otras partes de Brasil. Además de la formación geológica de su muy extenso territorio de más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados, el clima tropical templado, lluvias que se infiltran en el suelo y el altiplano favorecen la presencia de tierras raras, explicó a IPS desde Brasilia.

Otro geólogo, Silas Gonçalves, se contrapone a la idea de que la minería en arcilla iónica presenta menos impactos ambientales.

La minería allí altera el paisaje y el suelo, provoca deforestación y daños difusos, como modificaciones y contaminación de la capa freática, son impactos distintos, no menores, argumentó a IPS desde Goiânia, la capital de Goiás, donde tiene su empresa de estudios geológicos y ambientales, llamada Gemma.

IPS 


 

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